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A pesar de la reprobación internacional cuasi unánime y el boicot de la oposición que denuncia una "parodia de elecciones", el poder de Burundi organizó este lunes elecciones legislativas y comunales bajo alta tensión, congratulándose por una movilización "masiva" de electores que, sin embargo, apenas fue visible en la capital.
"Para nosotros, no hay elecciones hoy", resumía en la jornada Pacifique Nininahazwe, uno de los líderes de la sociedad civil en la contestación a un tercer mandato por el que quiere bregar el presidente Pierre Nkurunziza en otras elecciones previstas para el 15 de julio.
Los colegios electorales para esta consulta habían abierto este lunes en un clima muy tenso en la capital, tras dos meses de protestas contra Nkurunziza.
A las 07H00 GMT, tres horas después de que abrieran los colegios electorales, estalló una granada cerca de un colegio de Musaga, un barrio de Buyumbura que ha sido el epicentro de las protestas.
La granada fue lanzada contra los policías que patrullaban en la avenida principal del barrio pero no causó heridos.
- Boicot de la oposición -
"Los manifestantes cerraron las rutas para bloquearnos, pero fuimos a buscar a algunos policías para que nos acompañaran", contó Annick Niyonkuru, un civil que votaba en un centro de Musaga.
La gran incógnita de la jornada era el nivel de participación en las elecciones, que la oposición decidió boicotear considerando que no existían condiciones para que el voto fuera libre.
Al cierre de los circuitos, la Comisión electoral afirmó no estar en condiciones de dar cifras al respecto. Los resultados se conocerán dentro de tres o cuatro días.
Unos 3, 8 millones de burundeses estaban llamados a las urnas para estos comicios, boicoteados también por la sociedad civil.
En los centros de votación de los barrios de Buyumbura tradicionalmente contrarios al presidente, la participación era de entre 5 y 10% hacia las 14H00 locales (12H00 GMT), mientras que en los distritos más afines a Nkurunziza, era de cerca del 40%.
Las autoridades rechazaron aplazar de nuevo las elecciones pese a los llamamientos de la comunidad internacional, la Unión Africana y países de la región, que estiman que el clima actual no permite llevar a cabo elecciones creíbles.
Varios centros de votación fueron atacados durante la noche, tanto en la capital como en la provincia, pero los asaltantes no lograron destruir el material electoral, anunció la policía el lunes.
Los burundeses estaban llamados a elegir 100 diputados, a los que se sumarán tres miembros de la etnia minoritaria twa (1% de la población), así como, si fuera necesario, un número variable de diputados cooptados en las listas en liza para lograr los equilibrios entre hutus y tutsis previstos en la Constitución.
- 'Poca credibilidad' -
El parlamento tiene que tener 60% de diputados hutu (cerca del 85% de la población), 40% de diputados tutsi (cerca del 15%) y 30% de mujeres.
Esos equilibrios fueron establecidos en el Acuerdo de Arusha que llevó al fin de la guerra civil que, entre 1993 y 2006, enfrentó al ejército, controlado por la élite tutsi, con los rebeldes hutu.
Los mecanismos de reparto del poder de ese acuerdo aportaron diez años de paz a Burundi, cuya historia poscolonial estuvo marcada por violencias y matanzas.
Sin embargo, la decisión del presidente de aspirar a un tercer mandato desató una grave crisis política y manifestaciones populares de rechazo, con resultados de unas 70 personas muertas y que más de 120.000 se refugiaran en países vecinos.
La comunidad internacional consideró imposible en ese contexto celebrar unas elecciones creíbles en un país donde en las últimas semanas se han reprimido manifestaciones, a veces con disparos, y donde la prensa está completamente silenciada.
Los principales responsables de la intimidación son los Imbonerakure, las juventudes del partido en el poder, calificados de "milicia" por Naciones Unidas.
La ONU, la Unión Europea (UE), la Unión Africana (UA) y la Comunidad Africana Oriental (CAO), entre otras organizaciones, habían llamado a suspender los comicios, denunciando sus condiciones nada creíbles.