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La opción es la misma. Liberarse es ni más ni menos pensar por si mismo. Permitirse resolver nuestras cuestiones internas. En eso estamos..
Nada ha cambiado. La controversia es la misma. La misma que hace 40 años. Nos asumimos como nación, como parte de un continente con autonomía de decisión, o seguimos dejando que otros decidan nuestro destino.
Destino que han venido forjando nuestros militares, con políticas sectarias y elitistas.
Y continuadas por gobiernos seudopopulares, mentirosos, y continuadores de la entrega de nuestra voluntad.
Justicialismo, radicalismo, fueron, cada uno en su origen, partidos populares y nacionales. Con marcado protagonismo en temas fundamentales de nuestra esencia nacional. El radicalismo instauró el concepto de democracia, el justicialismo la justicia social.
Hoy ya no existen como tales. Sus dirigencias no lograron superar el mandato multinacional. Así, perdieron su esencia social y política. Sus ideologías sencillamente se evaporaron. En el marco de las dinámicas dialécticas, al fin terminaron convirtiéndose en lo contrario de las mismas causas que los originaron como movimientos, como corrientes de pensamiento.
En este mes, votemos por la liberación
Y la situación política, social y económica no ha cambiado. El bienestar de nuestra sociedad, o el buen negocio de unos pocos.
Buen negocio de los productores sojeros, de empresarios con facturaciones abismales, y al tiempo sectores marginados de la educación, de la salud, de la vida misma. El mismo partido político que organizó a los trabajadores, luego los entregó a las consignas liberales. El mismo partido que forjó la cultura de la igualdad de derechos, luego saqueó los ahorros.
No existe hoy por hoy revolución socialista en Argentina, imagino que porque Argentina no es socialista. Pero tenemos una Argentina muchísimo menos vulnerable a catástrofes económicas multinacionales, las cuales de hecho están ocurriendo en este momento. Tenemos una Argentina con variables internas distintas a las habituales. No tenemos el crecimiento del desempleo que sí vemos incluso en EEUU, y tenemos tal vez un punto de inflexión respecto del modelo económico que debiéramos tener.
Y es éste y no otro el tema que define el título de mi artículo. Dependencia es continuar produciendo recursos primarios, soja. Liberación es desarrollar la industria. Liberación es dar trabajo a los argentinos. Liberación es solidaridad. Es la jubilación en manos estatales, porque el estado somos todos, y todos y no unos pocos debemos resolver nuestros temas vitales.
Nos asumimos como nación, como parte de un continente con autonomía de decisión, o seguimos dejando que otros decidan nuestro destino
Liberación es también resolver nuestra historia, los terribles dolores de nuestra historia reciente, provocados por las voluntades del proyecto de dependencia.
En este mes, votemos por la liberación.