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En enero del año 2015 se produjeron en Francia unos atentados que paralizaron durante un tiempo a toda Europa. El día 7, Chérif y Said Kouachi, dos hermanos terroristas islamistas radicales entraron armados con fusiles de asalto en la sede de la revista satírica Charlie Hebdo y comenzaron a disparar a todos los periodistas que allí se encontraban. En total mataron a doce e hirieron a once, y en los dos días siguientes se produjo un asesinato a un policía y un asalto un supermercado judío en el que murieron cuatro personas.
La revista satírica llevaba en el punto de mira del islamismo radical desde 2006, cuando se decidió a publicar las caricaturas de Mahoma que antes había publicado el diario danés Jyllands Posten , que generaron gran polémica. Desde Charlie Hebdo sostenían que era parte de la libertad de expresión, mientras les acusaban de islamófobos desde algunos sectores. En 2011 sufrieron el primer aviso, cuando un incendio provocado quemó la redacción entera del periódico.
Los periodistas y dibujantes comenzaron a sufrir amenazas de muerte de todo tipo, y algunos estaban habitualmente escoltados por la policía, hasta que llegó el fatídico 7 de enero. Ahora, el juicio sobre estos atentados va a llegar a su fin, es decir, a su sentencia, que, por su tamaño, características e implicaciones, el juicio marcará un antes y un después en un país que ha sufrido una gran cantidad de atentados contra libertad. Este miércoles 16 de diciembre será el día en el que todo termine.
Este juicio será recordado en la historia por muchos motivos. En primer lugar, por el tamaño del mismo y el número de personas involucradas: en total, cinco jueces han analizado 171 tomos de procedimiento contra los 14 acusados, durante los 49 días de audiencias. Además, han declarado 144 testigos y 14 expertos llamados por los dos fiscales antiterroristas, añadiendo los 94 abogados que representan a las 200 partes que forman la acusación particular.
Por si fuera poco, el acontecimiento ha sido filmado y guardado en los Archivos Nacionales, convirtiéndose en el primer juicio en materia de terrorismo que será grabado y guardado. Según indica el decreto que permite la grabación, los atentados "superaron ampliamente las fronteras" y "marcaron profundamente la historia del terrorismo nacional e internacional".
Uno de los aspectos que se juzgado de fondo es la libertad de expresión. Porque más allá de manifestaciones en las calles y declaraciones políticas, se exige a la justicia hacer respetar este derecho fundamental, por encima de religiones y creencias. Por ello, los principales líderes europeos siguen de cerca la evolución del acto y observarán con detalle la sentencia del miércoles.
Además, otro tema de fondo en este juicio es de la laicidad del estado, en el centro del debate actual en la sociedad francesa. El propio abogado de Charlie Hebdo, Richard Malka, durante su discurso final en el juicio, señaló que "son dos procesos en uno: el de los acusados y el de las ideas que se han querido asesinar".
Tanto Chérif Kouachi y Said Kouachi, autores de la matanza en la redacción de la revista, como Amedy Coulibaly, asesino del policía y asaltante del supermercado judío, están muertos. Sin embargo, en el juicio hay 14 personas acusadas de colaborar con ellos en materia de apoyo logístico, económico o material, así como de pertenecer a una banda terrorista. Se trata de 13 hombres y una mujer, Hayat Boumeddiene, la esposa de Coulibaly, pero tan solo se han sentado en el banquillo 11 personas. Boumeddiene Mehdi y Mohammed Belhoucine lograron huir del país antes de ser detectados por la policía, y se encuentran actualmente en paradero desconocido, aunque las últimas informaciones apuntan a que han fallecido.
En cuanto a las penas que se solicitan para los 11, son diferentes en función del grado de implicación, pero varían desde los 10 años de cárcel a la cadena perpetua. "No son acusados por sustitución, fueron los que permitieron que los crímenes fueran posibles", afirmó Patrick Klugman, que representa a las víctimas del supermercado judío asaltado.
Las 17 personas que fallecieron durante los tres días de ataques dejaron un vacío muy importante en sus familiares. Así lo demuestra Elsa Wolinski, hija de Georges Wolinski, uno de los grandes dibujantes y humoristas asesinados, que declaró en el juicio: "Papá se ha ido. Wolinski queda. Mi hermana, abogada, mi madre, con cáncer, y yo, que he engordado un poco, vivimos en una atmósfera muy tensa. Me siento cansada desde que comienza el día. Todo, la actualidad, la prensa, me recuerdan aquel día trágico. Mi madre vive su enfermedad y su dolor con una protección policial especial. Nos apoyamos, en familia".
Chloé Verlhac es la viuda de otro de los dibujantes asesinados, conocido como Tignous, y exigió justicia por el sufrimiento provocado: "Es muy importante que quienes asesinaron o ayudaron a asesinar, en nombre de la justicia de su dios, sean juzgados por la justicia de los hombres. Durante mucho tiempo, fui víctima de mi dolor, íntimo, personal. Ahora creo comprender el alcance histórico de este juicio: será el momento de recordar la matriz y grandes principios donde se funda nuestra nación, nuestra vida en común, comenzando por la laicidad".
La amenaza terrorista sigue instalada en Francia cinco años después de estos atentados, y a pesar de la derrota del Estado Islámico en Siria, el ministro del interior francés señaló antes de la celebración del juicio, en septiembre, que "el riesgo terrorista de origen suní sigue siendo la principal amenaza" en Francia, donde "la amenaza terrorista continúa a un nivel extremadamente elevado".