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Abogado, periodista y político. Fue el segundo presidente de la Generalitat de Catalunya. De muy joven se vio atraído por la política. Las biografías se suelen dejar atrás el perfil del biografiado. Pero aquí tratamos de seguir sus huellas a través de los últimos 76 años
Lluís Companys fue fusilado la madrugada del 15 de octubre de 1940, por ser el president de Catalunya y van a cumplirse 76 años. Fue el único presidente europeo elegido democráticamente fusilado por el fascismo. Franco quiso dar un escarmiento para la Catalunya derrotada, para los supervivientes de la República, para los vascos, para los disidentes de todo tipo. Hizo o quiso hacer un monumento a la Unidad sacrosanta de la Patria. No habría piedad para nadie, y menos para el máximo representante de un país, no reconocido como tal.Y crey´que el fusilamiento de companys cambiaría el rumbo de Catalunya hacia la unidad de la Patria.
Hace un tiempo que hizo público un manuscrito de Carme Ballester, segunda esposa de Companys, en el que relata la detención de su marido en Francia por la policía alemana que controlaba Francia, a pesar de que el cerebro de la operación fue el policía franquista Pedro Urraca Rendueles, “agregado policial” en la Embajada de España en París quien lo condujo hasta la frontera de Irún.
Desde el 29 de agosto hasta el 3 de octubre de 1940, Companys fue torturado en la Dirección General de Seguridad, en la madrileña Puerta del Sol. Después fue trasladado al Castillo de Montjuïc, en Barcelona, convertido en prisión, para ser sometido a un consejo de guerra sumarísimo. Las órdenes de Franco eran claras: condenarlo a muerte y fusilarlo lo antes posible sin mencionarlo a la prensa.
El 14 de octubre de 1940 se celebró el consejo de guerra contra Lluis Companys, nada más un simulacro, una pantomima legalista, como el resto de los 110.000 consejos que el franquismo puso en marcha en Catalunya. Pocas horas después, el caso quedaba visto para sentencia: pena capital. Esa misma tarde, Franco, sin ver el sumario ni el acta del consejo de guerra, dio el Enterado. La condena se debía cumplir al día siguiente, al alba.
En su testamento hológrafo, Companys escribió: "A todos los que me han ofendido perdono; a todos los que haya podido ofender pido perdón. Si he de morir, moriré serenamente (...). Per Catalunya.. y todo lo que representa de Paz, Justicia y Amor".
Desde que, al morir Francesc Macía, Luis Companys accedió a la presidencia de la Generalitat en 1933, luchó día a día por mantener el rumbo de la nave de su país y de su pueblo hacia el destino que sus antecesores y la historia le habían trazado. No fue fácil en aquellos días tan cargados de amenazas violentas que se cumplían.
La evolución del político hacia el catalanismo y su entrega a su verdadero país eran ya evidentes a finales de 1933, cuando fue elegido president de la Generalitat: "Companys evolucionó en clave nacionalista. Sencillamente, el sujeto de soberanía pasaba a ser el pueblo de Catalunya. Por supuesto, la condición republicana no se anulaba. Sólo palidecía ante la fuerza arrasadora de su catalanismo", en palabras de Duarte
Companys había sido el líder de la minoría catalana en las Cortes españolas en 1931. En aquella época, la influencia de su segunda esposa Carme, militante de Estat Català, lo acabó de atraer hacia posiciones cada vez más catalanistas. Esta tendencia creció todavía más después de ser elegido president del Parlament, en 1932, y de sustituir a Francesc Macià en la Presidencia de la Generalitat el día de Navidad de 1933.
En 1934, cuando Europa estaba polarizada por el combate entre el fascismo y el antifascismo, en España, la entrada de la derechista CEDA de Gil Robles en el Gobierno Lerroux, el 3 de octubre, fue declarada casus belli por la izquierda. Tras convocarse una huelga general en todo el país, Companys proclamó el Estat català el 6 de octubre. La proclama fracasó y Companys fue encarcelado junto a su Gobierno. Es el episodio más polémico de su biografía.
La única solución para Companys era dialogar con los anarquistas y atraerles hacia un camino de convivencia que funcionó tras un pacto de difícil colaboración que no haberlo logrado pudo haber terminado con el triunfo de los generales que se apiñaban para terminar el Alzamientom en dos días
Al anochecer del 16 de julio 1936, en vísperas del Alzamiento franquista, a propuesta de Lluís Companys, una delegación de la CNT-FAI, formada por Durruti, Francisco Ascaso, Juan García Oliver y Diego Abad de Santillan mantienen una entrevista. Todos creen que ante la fuerza del general Goded es inevitable que el president Companys les entregue armas. Antes se las había negado. Es el gran dilema del president: si lo hace, queda en manos de las masas sindicalistas. Si no lo hace se rinde ante Franco pasando por el general Goded. Y por fin Companys elige una postura intermedia: rehúsa la entrega masiva de las armas de la Generalitat, pero propone un coloquio que desemboque en una alianza entre el Sindicalismo y la Generalitat. Abad de Santillan le apoya y luego le facilitará los datos, las claves para solucionar cualquier impasse y le dice que “la FAI no se comerá los niños crudos“. Companys tiene que contemporizar y parece congraciarse consigo mismo en cuanto ve una luz, un camino.
Como president de la Generalitat, se vio desbordado por el caos que generó en Catalunya la sublevación militar. El golpe en Catalunya del general Goded fracasó, pero desató las acciones de grupos incontrolados, especialmente de la FAI. Companys intentó controlar a los anarquistas a la vez que facilitaba la huida de miles de catalanes que se encontraban amenazados de muerte por la izquierda. Hay casos que requieren análisis, porque Companys logró evitar el enfrentamiento con las fuerzas sindícales según lo pactado, legalmente, por medio del comisario de orden Público, nombrado por él, Frederic Escofet, no a tiros y cuando un cenetista Juan Yague, asalta las armerías de los barcos surtos en el puerto, es Vicente Guarnier, del servicio de comisaría, el encargado de recuperarlas. No a tiros Y por fin son personajes del alto sindicalismo como Durruti y García Oliver, los encargados de hacer la paz. La alianza con los sindicalistas, funciona, dadas las circunstancias. Según el historiador Hilari Raguer, Companys logró frenar los crímenes de los incontrolados, en un ambiente explosivo.
El propio general sublevado Queipo de Llano reconocía en una de sus arengas diarias por Radio Sevilla que "Companys ha dejado salir de Barcelona a más de 5.500 hombres de derechas, lo cual quizás pueda aminorar la grave responsabilidad que pesa sobre él. ¡Dios se lo tenga en cuenta!". Cuatro años después, el tribunal militar no tuvo en cuenta ni éste ni ningún testimonio en su favor. La sentencia estaba dictada de antemano. Era un juicio a la Catalunya derrotada. El libro ‘Vida y sacrificio de Companys', escrito en 1943 por el abogado y político conservador Ángel Ossorio y Gallardo, escrito sólo tres años después de que el president fuera fusilado. Su autor había sido el defensor de Companys cuando fue encarcelado tras los hechos del 6 de octubre de 1934. El libro se publicó por primera vez en Buenos Aires y fue reeditado hace unos años El director de la editorial “Memorial Democratic“, Miquel Caminal, dice que el libro tiene plena vigencia por su sensibilidad ética, su lucidez política y su compromiso democrático, así como por su comprensión de la compleja relación entre España y Catalunya.
El perfil joven de Companys no es fácil de trazar porque el personaje era complejo, auque no retorcido. Por supuesto ha sdo desfigrado desde ángulos muy diversos, siempre con una dirección única:hacer una caricatura para todos los catalanes y con el tiempo los adjetvos lanzados al are, se converten en historias como para contar
Lluís Companys i Jover había nacido en El Tarròs (Lleida) en 1882 en el seno de una familia acomodada de propietarios agrícolas. En la facultad de Derecho conoció al abogado Francesc Layret, que fue quien le transmitió el discurso político republicano, reformista y autonomista. Dedicó sus primeros años en política a su republicanismo catalán y español.
Abogado, periodista y político, durante los años de la Segunda República fue el segundo presidente de la Generalitat de Catalunya. De muy joven se trasladó a vivir a Barcelona, donde estudió derecho y pronto se vio atraído por la política. Las biografías se suelen dejar atrás el perfil del biografiado. Y en este caso DIASPORAweb ha trabajado demasiado como para dejar algo debajo de la alfombra. Así que pasamos hacia atrás las hojas del tiempo los 76 años desde su muerte y casi un siglo desde su vida activa. Este es un perfil informal pero riguroso.
No fue simplemente de familia “acomodada” de la plana de Urgel y de las más pudientes de Lleida, “familia labradora con raíces nobiliaries“. Fue el segundo hermano de ocho. Al morir la madre dejó a sus hijos un título nobiliario. No hubo una guerra familiar por él. Ninguno quiso aceptarlo, empezando por el “hereu” -Josep- y los otros que prefirieron ser Varones, con “v” que Barones. Acabó el bachillerato muy joven y se trasladó a Barcelona.
La historia franquista desfiguró a Companys, después, y también la Gestapo, pero eso era lo normal. Para ellos era un “trinxeraire”, un viva la pepa, golfillo, un gilipollas, hoy un “pijo”, político ignorante y perturbador, enemigo furibundo de todos los políticos españoles, o como constaba en los archivos de la Gestapo un “Rotspanier”, amigo de Moscú, terrorista.
Su imagen es la de un hombre generoso, no solo para los suyos, sino para sus enemigos, como lo demostró en la guerra civil. Un depósito de sabiduría histórica y gran zurzidor de voluntades y conflictos difíciles o imposibles. Un hombre y político carismático. Para las mujeres un joven atractivo (pues las balas del odio no le dejaron ser viejo), cuya sonrisa acogedora era espejo del alma. También en cierto modo era un dandy de sus tiempos, inconfundible por su pañuelo blanco de seda que desbordaba con descuido bien cuidado del bolsillo de su chaqueta. El pañuelo era el antídoto de la adulación y quizás la nota más insincera de su figura, porque él sabía usar su distintivo, no natural.
Su cuna aristocraticazo no le impidió dejar de ser un “pages”, un hombre de campo, sentimental, propenso a la compasión, socarrón, gracioso, observador pero no calculador y poco artificioso, ni un disimulado ni un desleal. No usó puñal, ni armas, y en una guerra envenenada, polucionada, no empleó artimañas. Su palabra le salía siempre de un gran corazón.
Aunque la tentación literaria bilingüe debieron haberse impuesto y sus patéticas elucubraciones como él decía ponían a llorar a las mujeres, en la carrera de derecho, no debió ser un erudito, sino más bien estudiante travieso, cuyas tendencias literarias asustaban al Rectorado, que al final le tuvo que otorgarle el pergamino con el título de Licenciado en Derecho.
Abogado, sí. Jurisconsulto, nunca. Pero, sobre todo, defensor de la justicia hasta la muerte.
Su tío Sebastián, le nombró su pasante pero a Lluis le exasperaban la rigidez y las arideces del gran bufete. Traspasó el puesto a su hermano Camilo (quien se suicidó en Paris en los días del fusilamiento de Lluis) y se especializó no en los grandes negocios sino en los desheredados y, en especial, los perseguidos políticos o en pugna con los sindicatos, los que no querían enrolarse para ir a luchar en el ejército español que colonizaba Marruecos y gente así.
La guerra colonial de España en Marruecos fue un punto de partida del que derivaron consecuencias nefastas para todos y en los que ya Companys, se enfrentó al colonialismo y a Franco. Y el general( luego generalísmo) supo que tenía un enemigo impertérrito que había que elimilar
Esa guerra colonial quedó inmortalizada en la obra “Marruecos, sangría y robo”. Y en 1917 “La Lucha” encarnó su oposición total a la aventura militarista de España en África. Sus campañas tremendas tenían siempre el sello de la verdad, de lo verdaderamente eficaz: revelaciones de enriquecimientos ilícitos de algunos sectores del ejército, corrupción, y crueldad sin fronteras.” Todo mientras los soldados españoles no voluntarios, morían en el “protectorado” de Marruecos entre balas y fiebres palúdicas. Lo que publicaba no era sensacionalista sino tomado del sector militar que estaban “contra” y estuvieron con él en los capítulos cercanos a la guerra civil. Franco y Millán Astray se comían las uñas o más bien se las afilaban.. Desde entonces.
Ya metido en la política, desde el año 1900 fundó en la universidad la Asociación Escolar Republicana y fue militante de la Unión Republicana. Companys estuvo influido por ideas republicanas, catalanistas y sociales, en el marco sociopolítico de la crisis de la Restauración borbónica y optó por la participación activa en la vida política del país.
La enfermedad de su hijo Lluís le impidió dejar Francia y huir en compañía del Lehendakari Jose Antonio Aguirre
Después de una breve militancia en el Bloque Republicano Autonomista colaborando como redactor de los cuatro números de La Barricada, órgano de difusión del partido, constituyó conjuntamente con Francesc Layret, Marcellí Domingo y Josep Maestros el Partido Republicano Catalán, en abril del 1917. Y colaboró también en la publicación La Lucha, órgano del nuevo partido en representación del cual fue elegido regidor del Ayuntamiento de Barcelona.
Pero ya antes, algunos altos mandos de la derecha se sintieron ofendidos por algunos sueltos de “La Veu de Catalunya” y caricaturas de “Cu-Cut”. Y acudieron al sistema ibérico de desaprobación: el golpe de fuerza… Lo habían hecho ya en Cuba. Y así grupos de “señoritos”, asaltaban las redacciones, agredían al personal, hacían pintadas monstruo en la que defendía la sacrosanta patria y estallaban en incontenible furia contra el catalanismo y su repugnante separatismo. Los sucesos envolvieron a España entera. A raíz del repetido incendio por activistas paramilitares de las redacciones de las revistas catalanistas Cu-Cut y La Veu de Catalunya y tras la consolidación de la Ley de Jurisdicciones, Companys y sus amigos crearon la Solidaridad Catalana.
Posteriormente fue presidente de la juventud de la efímera Unió Federal Nacionalista Republicana, prueba de esta intensa actividad juvenil es que fue detenido quince veces, siendo calificado tras la Semana Trágica de Barcelona de 1909 como «individuo peligroso» en los informes policiales. En 1917 fue uno de los fundadores del Partit Republicà Català y concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, como representante del ala izquierdista-obrerista.
A partir de 1919, cuando se iniciaron las grandes movilizaciones obreras presididas por la CNT, apareció el anarquismo duro y se incrementó la represión gubernamental, actuó como abogado de los trabajadores, que le salpicaron con persecuciones y deportaciones. En noviembre de 1920 fue detenido junto a Salvador Seguí, «El Noi del Sucre», Martí Barrera, Josep Viadiu entre otros sindicalistas y deportado al Castell de la Mola en Mahón (Islas Baleares), tras lo cual fue asesinado Layret cuando se disponía a asumir su defensa.
A pesar de su deportación, en las elecciones legislativas de diciembre de 1920 Companys fue elegido diputado por Sabadell en el lugar que debía ocupar el asesinado Layret, logrando la inmunidad parlamentaria, lo que le libró de la cárcel. Companys rompió lanzas en defensa de los arrendatarios y seguía los mismos pasos de su amigo Layret por los campesinos arrendatarios, en contra de los propietarios. Hoy hubiera roto lanzas por los desahuciados.
En 1921, junto a otros republicanos, fue configurando la idea que ya había tenido Layret de constituir una organización sindical de campesinos, que quedó formalmente creada en 1922 con el nombre de Unió de Rabassaires i Altres Cultivadors del Camp de Catalunya. Companys redactó los estatutos del nuevo sindicato y fundó y dirigió su periódico "La Terra" aunque funcionaba también como abogado y así siguió durante los años de la dictadura de Primo de Rivera. Su trabajo por una intervención positiva del Gobierno en los conflictos de obreros, lo cual lo situó en el punto de mira de Severiano Martínez Anido (eterno brazo derecho de las policías pre y franquistas).
Durante la dictadura de Primo de Rivera, se concentró en la actividad de abogado asesor de la Unión de Rabassaires, y, desde el 1928, formó parte de los comités de los partidos catalanes que dirigieron la oposición política. Entre 1928 y 1929, se implicó en la conspiración para derrocar la dictadura del libreconservador y expresidente del Gobierno español, Sánchez Guerra, un rotundo fracaso que le causó un nuevo encarcelamiento. En octubre del 1930 fue de nuevo encerrado por denunciar el maltrato a Macià, exiliado por la dictadura.
Nuevamente detenido, no pudo asistir a la Conferencia de Izquierdas celebrada en marzo de 1931 de la cual nació Esquerra Republicana de Cataluña, pero fue elegido miembro de la ejecutiva del partido en representación del Partit Republicà Català. Gracias a sus vínculos con el mundo del trabajo y el sindicalismo, Companys aportó un mayor prestigio a Esquerra en la opinión pública de izquierdas, ya que hasta entonces se la consideraba un partido progresista pequeño burgués y Companys redactó los estatutos y estuvo al frente de "La Terra".
L’Esquerra Republicana de Catalunya, alcanzó un éxito electoral inesperado en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931.
Elegido el 12 de abril de 1931 regidor del Ayuntamiento de Barcelona por Esquerra Republicana de Cataluña. Entró al Ayuntamiento el 14 de abril acompañado de Amadeu Aragay, Lluhí y Vallescà y otros, depuso el alcalde accidental Antoni Martínez Domingo, tomó posesión y desde el balcón proclamó la República española en Cataluña. Nombrado, provisionalmente, gobernador civil de Barcelona
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En junio del 1931 fue elegido diputado a Cortes por la provincia de Barcelona; intervino activamente en las discusiones del proyecto de constitución de la República Española; votó a favor del voto femenino, el octubre del 1931 y fue nombrado vicepresidente de la Asamblea de la Generalitat y Presidente provisional, en sustitución de Jaume Carnero. En noviembre del 1932 era elegido diputado en el Parlamento de Cataluña, y primer Presidente del Parlamento. En las elecciones legislativas del noviembre del 1933 fue elegido Diputado por la ciudad de Barcelona.
Con la muerte repentina de Francesc Macià y Llussà, el 25 de diciembre, tan sólo un mes después, fue propuesto para sucederlo como presidente de la Generalitat de Cataluña. En votación extraordinaria del Parlamento, fue elegido el 1 de enero de 1934 por 56 votos a favor y 6 en blanco, con la abstención de la Liga Regionalista. Companys formó su primer gobierno el 3 de enero de 1934.
En esas elecciones fue elegido concejal del Ayuntamiento de Barcelona por Esquerra Republicana de Catalunya. A mediodía del 14 de abril accedió, con Amadeu Aragay, Lluhí i Vallesà y otros al balcón del Ayuntamiento y proclamó la República en Cataluña, sustituyendo al alcalde accidental Antonio Martínez Domingo.
A lo largo de la etapa republicana, fue diputado a Cortes de la República, en el Parlamento de Catalunya –que también presidió-, gobernador civil de Barcelona (nombrado el 16 Abril 1931) cargo que ocupó hasta el mes de mayo en que fue sustituido por Carles Esplà.
El 19 de diciembre de 1932, fue elegido primer presidente del Parlamento de Cataluña. Su mayor orgullo ser sucesor de Macía
El 28 de junio de 1931, con motivo de las Elecciones generales españolas de 1931, fue elegido diputado por Barcelona y ejerció la jefatura en las Cortes españolas del grupo parlamentario de Esquerra, interesándose por la aprobación del Estatuto de autonomía de Cataluña, conocido como Estatuto de Nuria, con el mayor nivel posible de autogobierno, la agilización de los traspasos de competencias y la legislación agraria. Desde noviembre de 1931 hasta enero de 1934 dirigió La Humanitat, el órgano oficial de ERC.
El 20 de noviembre de 1932, con motivo de las elecciones al Parlamento de Cataluña de 1932, fue elegido diputado del Parlamento de Cataluña por Sabadell. Y luego President.
A principios de enero de 1934 sucedió, como presidente de la Generalitat de Catalunya impulsó la Ley de contratos de cultivo, que a lo largo del año 1934 fue un motivo de crispación social y política con los propietarios de tierras catalanes, lo cual lo enfrenta con los grandes propietarios y con el Gobierno español.
El 6 de octubre de 1934 presidió una sublevación contra la legalidad republicana a raíz de la entrada al gobierno de la República de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) y proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal Española desde el balcón del Palau de la Generalitat:
«¡Catalanes! Las fuerzas monárquicas y fascistas que de un tiempo acá pretendían traicionar la República, han conseguido su objetivo y han asaltado el Poder. La hora es grave y gloriosa. El espíritu del presidente Macià, restaurador de la Generalitat, nos acompaña. Cada cual a su lugar y Cataluña y la República al corazón de todos. Viva Cataluña! Viva la República! Viva la libertad!»
Tras proclamar el Estado Catalán de la República Federal Española, tuvo que vérselas con joven general Francisco Franco, que dirigía la represión en Asturias y Cataluña
Al fracasar el movimiento obrerista y la huelga general total en Madrid, Barcelona, Asturias, Sevilla, Salamanca, Bibao, Valencia, San Sebastián, Segovia, la solidaridad de Companys con los mineros asturianos le costó cara. Fue de nuevo detenido, juzgado y condenado a treinta años de cárcel.
Tras la entrada en el gobierno de la República de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) y se ordenaba el acuartelamiento de las tropas. La fiebre política era alta y seguía subiendo. El 5 de octubre 1934 … el periódico “ABC” publicó la noticia de las conversaciones de José María Valiente con el rey Alfonso XIII, que aunque se desmintieron cayeron como una bomba. “Rey habemus ..”, era el comentario jocoso, pero Primo de Rivera y la Falange ofrecían su organización (y sus pistoleros azules) al gobierno CEDA, lo mismo hacía Fal Conde con sus boinas rojas.
El movimiento insurreccional obrero contra un gobierno al que faltaba dar un paso para cruzar la línea hacia una dictadura gilroblista. Su líder Gil Robles había profetizado la amenaza: provocar una crisis de gobierno y llamar por teléfono a los militares, siempre dispuestos a su deporte preferido: el golpe de estado. El ministro de la gobernación, Hidalgo, remplazó al jefe del Estado Mayor, general Masquelet, por el desconocido para muchos, siniestro para unos pocos, general Francisco Franco. Inmediatamente destituyó a todos los generales republicanos por adictos o leales.
Franco entró en funciones el día 5 y se convirtió en un verdadero ministro, asegurándose de que la marina estuviera a su lado. Se rumoreó que el crucero Libertad se dirigía, cargado de tropas hacia algún puerto de Asturias, lo cual resultó cierto y desembarcó en Gijón a su contingente de tropas entrenadas. Asturias hirvió, pero en el bando de la CEDA, bajo Franco, etc… estaban también los legionarios y las fuerzas regulares marroquíes, comandadas por el luego sangriento general Yague.
La proclamación de la República catalana fue un plebiscito de todas las comarcas de Catalunya.
Ante este panorama, después de conferenciar durante todo el día con los dirigentes del Comité de Alianza Obrera, “el movimiento del proletariado lucha contra el golpe de estado cedista. Todas las comarcas catalanas apoyaban la huelga. La proclamación de la república catalana, provocó el entusiasmo y despertó su espíritu combativo.
No había tiempo que perder. ¡Viva la huelga de Asturias! ¡Viva la República Catalana!. Firmado: Comité de Alianza Obrera de Cataluña. La resolución de la alianza había sido consecuencia de una propuesta de Companys al Consejo de la Generalidad. Todos los consejeros votaron el “Sí”.Tal decisión ha sido discutida, a favor y en contra, pero era el fin de la propia autonomía de Cataluña la que el silencio hubiera aprobado.
SIGUE II. CAPITULO: LOS AÑOS DE LA GUERRA CIVIL. PERSECUCIONES. FUSILAMIENTO