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Aborígenes canarios, antes de la conquista castellana se aplica el nombre de guanche genéricamente a los diversos pueblos de origen bereber que habitaban las Islas Canarias antes de la conquista castellana, que ocurrió entre 1402 y 1496
Bencomo fue el bancey de Taoro durante la conquista catellana estaba conformado por las tierras de la zona hoy conocida como valle de La Orotava. Bencomo lideró las fuerzas aborígenes que se opusieron a la invasión y pasó a la historia con el sobrenombre de Rey Grande. Murió en 1495, a la edad de 70 años, durante el transcurso de la batalla que tuvo lugar en La Laguna, frente a las tropas del Adelantado Alonso Fernández de Lugo.
Aborígenes canarios, antes de la conquista castellana
Aborígenes canarios se aplica genéricamente a los diversos pueblos de origen bereber que habitaban las Islas Canarias antes de la conquista castellana, que ocurrió entre 1402 y 1496. Se los califica como "aborígenes", siendo también conocidos como antiguos canarios y de manera mayoritaria como guanches, pese a que el término originalmente se refería sólo a los aborígenes de etnia bereber de la isla de Tenerife. Otros nombre de uso minoritario son indígenas canarios o ínsuloamazighes1
Términos específicos para los aborígenes canarios de cada isla
El Hierro - Bimbaches.
La Palma - Benahoaritas o auaritas.
La Gomera - Gomeritas o Gomeros.
Tenerife - Guanches.
Gran Canaria - Canarios.
Fuerteventura y Lanzarote - Majos.
Origen de la antigua población de Canarias
Según las teorías más aceptadas, los primeros aborígenes canarios debieron llegar del norte de África entre el siglo V a.C. y el comienzo de la era cristiana. Hallazgos arqueológicos recientes hacen creer que el primer poblamiento pudo haber tenido lugar mucho antes, en el siglo X a.C.
Se desconocen por el momento las circunstancias en que esta llegada se produjo, aunque se ha teorizado acerca de si la arribada pudo estar motivada por la expansión de otras civilizaciones, como la fenicia - púnica o la latina, en la zona del actual Magreb, pudiendo tratarse de tribus norteafricanas rebeldes a la ocupación romana o bien poblaciones trasladadas a las islas para comerciar con ellas. Tampoco se puede descartar por lo pronto que estas poblaciones llegasen a las Canarias con sus propios medios, si bien pudiese resultar contradictorio con el aislamiento insular y el desconocimiento de la navegación que al parecer encontraron los europeos en el momento de la Conquista. En cualquier caso, durante casi dos mil años, los llamados aborígenes canarios poblaron las islas y trataron de adaptarse a sus particularidades medioambientales, creando con ello formas culturales y adaptativas propias, así como asociando su universo religioso, social, político y económico a la realidad geográfica y natural de las islas. Esta evolución propia, que terminaría definiendo siete culturas insulares bien diferenciadas entre sí (una por isla), continuaría hasta que se produjo la conquista de Canarias, iniciada en Lanzarote en 1402 y finalizada en Tenerife en 1496, por iniciativa de la Corona de Castilla.
En la actualidad parece totalmente aceptada la hipótesis del origen bereber de los primeros pobladores de Canarias. Esta teoría se ha visto afianzada por evidencias en la cultura material, que entronca a los aborígenes canarios con las culturas nativas norteafricanas, así como por su universo mágico-religioso, emparentado con la religiosidad de los antiguos amazigh. Desde un punto de vista genético, un 55% de los linajes maternos aborígenes tienen sus homólogos más cercanos en el Magreb. Sin embargo, éstos no incluyen al haplogrupo U6b1, por lo que el origen concreto de los primeros pobladores sigue presentando ciertas dudas.4 Otra evidencia del origen bereber de los aborígenes canarios son los restos de escritura, catalogada como líbico - bereber (como en Garafía o el Julán), idénticas a otras encontradas en Libia o Argelia. También las palabras recogidas por los conquistadores, la toponimia o el sistema de numeración muestran un claro parentesco con las lenguas bereberes con el idioma de los aborígenes canarios (ver Piedra Zanata, una de las piezas más importantes de la protohistoria canaria y norteafricana). Por ejemplo la siguiente lista reproduce los numerales registrados en Gran Canaria con su correspondencia fonética original (indicado por *-), así como su comparación en la raíz proto-bereber. Nótese que los números tienen género (m. y f.), formándose el femenino con la fórmula final -yat/-at.
Para el guanche propiamente dicho (lengua de Tenerife) se conocen algunos numerales más: 11 benirmarago, 12 linirmarago, 13 amieratmarago, 14 acodatmarago, 15 simusatmarago. Las formas en -t son formas femeninas, que son las formas corrientes usadas para contar (las masculinas se usarían como determinantes de nombres masculinos).
Por sus características físicas, se ha catalogado a los aborígenes canarios en dos subgrupos raciales: los cromañoides, de cara más ancha y robusta y menor estatura, y los mediterranoides, de rostro más fino y recto y mayor talla corporal
La colonización de las islas por norteafricanos se produjo probablemente en diversas migraciones, a las que contribuyó la desertización del Sáhara y el empuje de los establecimientos fenicios y romanos en el norte de África. Importaron animales domésticos (cabras, ovejas, cerdos y perros), que cambiaron por completo la frágil ecología de las islas, e introdujeron el trigo, los guisantes y la cebada.
Se sabe que la llegada de los aborígenes al archipiélago provocó la extinción de algunos grandes reptiles y mamíferos insulares, como por ejemplo, el lagarto gigante Lacerta goliath y la Lacerta maxima (que podían llegar a alcanzar hasta un metro o más) la Canariomys bravoi (rata gigante de Tenerife) y la Canariomys tamarani (rata gigante de Gran Canaria)
Topónimos aborígenes con representación de un poblado aborigen
Muchos de los topónimos aborígenes son interpretables a partir del bereber continental. Usualmente en bereber los nombres y adjetivos masculinos empienzan por a- (a veces i- o u-), mientras que los nombres femeninos empiezan en t- [cita requerida]
El Hierro: Eceró o Heró (*Ezarūh, 'muralla rocosa'15 )
La Palma: Benahoare (*Wen-ahūwwār, 'lugar del ancestro (Ahuwwara)'16 )
La Gomera: Ghomara (*Qumār, 'notable, jefe'17 ) véase Gomara
Tenerife: Achinech, Achineche o Chineche (*Ašenšen, 'resonancia, retumbo'18 )
Gran Canaria: Tamarán o Canaria (*Tamāran, 'grande, valerosa'19 o *Kanar, 'frente de combate'20 )
Lanzarote: Tyterogaka o Titeroygatra (*Titerôqqak, 'una enteramente amarilla'21 )
Fuerteventura: Maxorata o Erbania (*Mahār-at, 'los hijos del país'22 o *Erbban, 'frontera pétrea'23 )
La llamada "quesera de Zonzamas", conjunto de acanaladuras elaboradas por los majos.
Escultura del Guerrero Addur amas (Doramas) en Arucas.
Organización y cultura material
Estructura social
La sociedad aborigen canaria era patriarcal y matrilineal, y estaba dividida en estratos definidos por la riqueza, en cabezas de ganado especialmente. Cada isla se dividía en territorios cuyo rey era el guanarteme (Gran Canaria) o mencey (Tenerife). El sistema de clase era también diferente en cada una de las islas, y sólo se ha identificado claramente para los casos de Gran Canaria y Tenerife, donde se puede resumir con las categorías de nobles (habiendo varias categorías dentro de ésta) y pueblo. La pureza de sangre entre los nobles de alto rango era absoluta, y para llegar a ser mencey se tenía que demostrar dicha pureza. Para el caso concreto de Tenerife, según Juan Núñez de la Peña, se distinguían tres grupos sociales:
Achimencey > *ašimenzey, 'sucesor del mencey' - noble, hidalgo24
Cichiciquitzo > *šicizikkico, 'calidad opulenta' - servidor soldado25
Achicaxna > *ašikkasnay, 'trasquilado, calidad humilde' - villano26
Nótese que los términos con los que se identifican a las distintas categorías son similares a los existentes en la Europa de la Baja Edad Media. Esto se debe a que los cronistas extrapolaron la terminología propia de la organización social de la Europa medieval al caso insular.
Posiblemente el Guanarteme o Mencey poseía la propiedad de la mayor parte del ganado. También se plantea la posibilidad de que el mencey también poseyera la propiedad de las canteras de extracción de materia prima para la producción lítica
También existen evidencias de las actividades agrícolas y ganaderas de los primeros habitantes de las islas
La justicia se impartía en la plaza pública ('tagoror' en Tenerife, 'sabor' en Gran Canaria) por un grupo de notables, y según los primeros visitantes de las islas era extremadamente dura
Se han encontrado pruebas de infanticidio femenino y poliandria en varias islas. Este hecho se ha interpretado como una adaptación cultural a la escasez de recursos en forma de control poblacional. Su estructura cultural era muy similar a la de otros pueblos antiguos que quedaron aislados durante siglos, tales como los Maoríes de Nueva Zelanda o los Aborígenes australianos en Australia.
Según la clásica catalogación histórica, que toma como referencia el desarrollo tecnológico de los pueblos, los aborígenes canarios han sido definidos como pueblos neolíticos ("piedra nueva", o pulimentada). Sin embargo, este horizonte cultural está determinado por las circunstancias del medio natural que los primeros pobladores de Canarias encuentran a su llegada a las islas, ya que entre otros, estas carecen de metales debido su origen volcánico. A pesar de ello, los pueblos aborígenes se caracterizan por tener un desarrollo cultural avanzado, correspondiente a un horizonte cultural protohistórico. Se trata pueblos con rasgos culturales propios del ámbito bereber norteafricano, probablemente influenciados por las culturas fenicio - púnica e incluso latina, dado el contacto de estas civilizaciones con los nativos del norte de África en los tiempos de la expansión fenicia y romana
Hay además constancia de la existencia de grabados rupestres en los que aparecen signos alfabetiformes que se han identificado como rasgos de escritura líbico-bereber, así como otra forma de escritura de difícil catalogación a la que se ha llamado "líbico-canaria". En cualquier caso, estas evidencias arqueológicas nos presentan a unos pueblos que conocían la escritura, por lo que a pesar del desarrollo tecnológico pobre, determinado por la escasez de materias primas, tuvieron un desarrollo cultural avanzado, seguramente importado desde el norte de África.
Al contrario que en la mayoría de las culturas antiguas que surgieron en el entorno de islas oceánicas aisladas, como el Pacífico sur, en Canarias no se han encontrado evidencias arqueológicas o documentales de la existencia de embarcaciones marineras o conocimientos de navegación. Las crónicas de los primeros europeos llegados a Canarias recogen el hecho de que los guanches habían perdido por completo los conocimientos sobre navegación, de modo que las distintas islas permanecieron aisladas unas de otras durante siglos, desarrollando modos culturales diferentes.
No obstante, una fuente del ingeniero militar Leonardo Torriani nos dice que en ocasiones los nativos grancanarios confeccionaban barcos para pescar o cometer pillaje en otras islas:
hacían barcos de árbol de drago, que cavaban entero, y después le ponían lastre de piedra, y navegaban con remos y con vela de palma alrededor de las costas de la isla; y también tenían por costumbre pasar a Tenerife y a Fuerteventura y robar [Torriani (1590) 1978: ].
El Hábitat de los guanches
Los aborígenes canarios vivían principalmente en cuevas naturales o en tubos volcánicos, aunque también existían refugios de piedra, cabañas y poblados en superficie, existiendo diferencias notables en el tipo de hábitat dependiendo de la isla. Así, por ejemplo, en Lanzarote las viviendas, que constituían poblados, eran generalmente construidas en piedra seca y techadas con falsa bóveda, siguiendo un esquema constructivo similar al de las "casas hondas", documentadas en la zona del Atlas Medio. Mientras, en Gran Canaria encontramos tanto poblados de casas construidas en superficie, como se observa en el parque arqueológico de la Cueva Pintada en Gáldar, así como viviendas en cuevas, bien naturales o bien labradas en la piedra, como el caso de Ansite o Guayadeque. En las restantes islas el hábitat más habitual era la cueva natural
Economía y subsistencia aborígenes
La economía aborigen se basó fundamentalmente en la ganadería, con la excepción de Gran Canaria, en donde el desarrollo de la agricultura fue más importante. Debido a la práctica inexistencia de mamíferos oriundos de Canarias, el ganado con que contaban los primeros isleños fue traído desde sus zonas de origen, en el norte de África, y adaptado a las características ambientales del Archipiélago. Este consistía fundamentelmente de cabras y un tipo de oveja de piel lisa y sin lana, similar al tipo de oveja que durante milenios pobló el norte de África y cuyos descendientes habitan aún hoy en la zona del Sahel. La cabra y la oveja jugaron un papel fundamental en la subsistencia, usándose tanto su carne como su leche y mantequilla, así como las pieles para la elaboración de la indumentaria (vestidos tipo "tamarco" y otros), los huesos para una importante industria ósea (elaboración de punzones, agujas, elementos decorativos, etc) y la cornamenta (fabricación de tipos de arados manuales). También, aunque en menor medida, estaba presente el cerdo en las diferentes islas, al igual que el perro por extraño que parezca.
La agricultura era fundamentalmente cerealista, cultivándose especies de trigo y cebada, así como guisantes y otras legumbres. Uno de los usos principales de los cereales era la elaboración del tradicional gofio.
La subsistencia en las islas se completaba con la recolección de especies vegetales silvestres; la caza de animales, fundamentalmente aves y reptiles de gran tamaño; la pesca, mediante métodos rudimentarios para capturar los peces de las zonas intermareales, charcos y zonas de poca profundidad, así como el marisqueo, siendo habitual la concentración de grandes cantidades de restos de moluscos en diferentes yacimientos de Canarias.
Impacto sobre el medio ambiente de las islas
Durante mucho tiempo se ha creído que los aborígenes canarios influyeron poco en el medio ambiente canario, no obstante los yacimientos arqueológicos demuestran que afectaron negativamente a éste, de forma tanto directa como indirecta
En Tenerife se han encontrado evidencias (restos de polen) de que en el pasado existían al menos dos especies de árboles que actualmente no aparecen en sus bosques: un roble (Quercus Sp) y un carpe (probablemente Carpinus betulus). Estas especies parecen haber empezado a declinar en la época en la que se asentaron los primeros pobladores en la isla, así que es posible que su desaparición se debiera a la tala selectiva, las quemas, el pastoreo y el desarrollo agrícola llevado a cabo por éstos Esto puede explicar el nombre científico de la especie Quercus canariensis, descrita por Willdenow en 1809, basándose en material recogido por Augusto Broussonet años antes. En la etiqueta del pliego se leía que el material era originario de Tenerife. Como en Canarias no se había vuelto a encontrar dicho taxón, la idea más extendida es que se confundió el lugar de recogida de las muestras.
En la isla de Fuerteventura existen evidencias de masas arbóreas desaparecidas en la actualidad, formadas por especies hoy extintas en dicha isla, como el viñátigo (Persea indica) o el madroño (Arbutus canariensis), además de otras que sólo sobreviven de forma residual, como el laurel (Laurus azorica) o el paloblanco (Picconia excelsa). Estas especies, que necesitan niveles altos de humedad, son identificadas en los restos del carbón de los fuegos encendidos por los aborígenes entre los siglos IV y VII, desaparecen en etapas anteriores, cuando el carbón se identifica con especies arbustivas más adaptadas a la aridez. Esto parece indicar que la desaparición de estos bosques se debió a la intensa deforestación por parte de los aborígenes para proveerse de leña y crear pastos. La depredación de las semillas de dichos árboles por parte del ratón doméstico, introducido por los aborígenes, también podría haber ayudado a erradicar estas masas forestales.También en Las Cañadas del Teide (Tenerife) se puede ver cómo el carbón de los yacimientos arqueológicos muestra un cambio de vegetación, pasando de estar dominada por bosques de pino canario (Pinus canariensis) y cedro canario (Junipiterus cedrus) a estar formadas por especies arbustivas como la retama de cumbre (Spartocytisus supranubius) o el escobón (Chamaecytisus proliferus). Esto probablemente se deba igualmente a la tala. También en yacimientos de la vertiente Norte de la isla de El Hierro existen pruebas de un aprovechamiento muy intenso del pino canario, hoy en día desaparecido de la zona.30 En algunos yacimientos en la Gomera también se ha documentado la presencia de pinos canarios, hoy día relegados únicamente a algunos riscos inaccesibles de la isla. Esto puede ser un indicio de que en el pasado el pinar estuviera más extendido en la isla, y que la tala sea la responsable de su casi extinción en ella.
Las pruebas de que algunas zonas sufrieron una erosión del suelo debido al sobrepastoreo o a su uso agrícola se ha constatado también en lugares como el asentamiento de Cendro, en Gran Canaria o en diversas zonas de Lanzarote.
Los aborígenes también influyeron sobre la fauna mediante la depredación. Se sabe que consumían diversas especies animales hoy extintas: la pardela de malpaís (Puffinus olsoni), la codorniz canaria (Coturnix gomerae), el lagarto gigante (Gallotia goliath), la rata gigante de Tenerife (Canariomys bravoi).30 En el caso de la pardela del Jable (Puffinus holeae) no existen evidencias arqueológicas de que fuera consumida por los primeros habitantes de las islas, pero las dataciones de los restos más recientes son similares a la fecha de llegada estimada de los aborígenes a las islas, de modo que es probable que se extinguieran a su llegada como consecuencia de su consumo.31 También existen evidencias de la presencia de aves marinas del género Pterodroma en Canarias, gracias a unos restos descubiertos en El Hierro. Aparentemente son restos muy recientes. Es posible que la depredación por parte de los aborígenes y los animales que introdujeron fueran los causantes de su desaparición. De la misma manera existen restos de pigargos (Haliaeetus sp.) en dos yacimientos de Fuerteventura y uno del Hierro. Estas aves, que suelen alimentarse de aves y peces, son habituales en ecosistemas insulares donde no existen mamíferos, alimentándose de presas del tamaño aproximado de la gaviota patiamarilla (Larus cachinnans). Los datos provenientes de otros archipiélagos insinúan que su desaparición suele estar relacionada con la llegada del ser humano a dichas islas. Se cree que en canarias su desaparición fue muy reciente, ya que incluso existen citas de antiguos ornitólogos que se podrían relacionar con este género.
También otros animales fueron explotados pero sin llegar a extinguirse, como el lagarto gigante de Gran Canaria (Gallotia stehlini), el lagarto gigante del Hierro (Gallotia simonyi) y la foca monje (Monachus monachus), que aunque desapareció de la isla de Fuerteventura debido a la caza aún persistía en el islote de Lobos a la llegada de los conquistadores.30 También el lagarto gigante de La Palma (gallotia auaritae), una especie posiblemente extinguida pero considerada en peligro crítico, fue consumido frecuentemente como demuestran sus restos calcinados y cortados en algunos yacimientos como el de Cueva Chica.
Otra especie animal, el ratón de malpaís (Malpaisomys insularis), propia de las islas de Fuerteventura y Lanzarote, se extinguió durante este periodo, casi con total seguridad a causa de la introducción por parte de los aborígenes del ratón doméstico (Mus musculus ).
También existen evidencias de que las actividades agrícolas y ganaderas de los primeros habitantes de las islas permitieron el asentamiento de algunas especies vegetales introducidas. Estas llegaron al archipiélago en forma de semillas mezcladas con las de los cultivos o en los excrementos del ganado doméstico. Son plantas que se asientan en tierras roturadas donde la cubierta vegetal original ha sido destruida. Se han identificado en el yacimiento de Belmaco (La Palma): cenizos (Chenopodium murale), bledos (Amaranthus sp.), malvas (Malva sp.), pamplinas (Fumaria sp), hierbamora (Solanum nigrum) y cagalerones (Patellifolia procumbens). También han aparecido evidencias similares en otros yacimientos de las islas.