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Curro vitae La primera vez que fichás, la primera vez que añorás esas tardes sentado al fondo del aula, la primera vez que la palabra “jefe” te produce escozor. ¿Qué vas a ser cuando seas grande? El NO lamenta aguarte la fiesta: ya sos grande. Feliz 1º de Mayo para los nuevos trabajadores
Terminar el colegio. Trabajar. Es la secuencia que se espera de la mayoría de los “jóvenes”. Ya lo dijo John Lennon en Working class heroe (héroe de la clase trabajadora): “Después de haberte torturado y asustado durante veintipico de años, esperan que elijas una carrera. Cuando no funciona, estás muy lleno de miedo”. Llegó el momento en el que el famoso “¿Qué vas a hacer cuando seas grande?” empieza a corporizar. El primer laburo: un trance que, de alguna manera, deja huella. ¿Existen nuevas formas de empezar a trabajar? La respuesta, casi obvia, es que sí.
Las nuevas generaciones son herederas de lo que dejó la década del ‘90, junto con el crecimiento económico de los últimos años: flexibilización mediante, la situación de cualquier trabajador no es mucho mejor, al tiempo que la brecha social no disminuyó. “La situación para los jóvenes es muy parecida desde hace años. Aquellos con edad para determinados trabajos no cuentan con la experiencia exigida, y los que tienen la experiencia ya no tienen edad. Esto, sumado a un contexto de crisis económica, resulta desalentador para nuestra generación”, aportan Mariana y Laura Lacabe, creadoras de una consultora de modas online. Después de visitar el terreno, el NO entendió que los nuevos primeros trabajos más o menos potables suelen estar reservados para gente de un determinado nivel socioeconómico. Si alguna vez la seño te dijo que a los 25 ya tenías que saber inglés y computación y vos no le diste bola, por ahí ahora te estés agarrando la cabeza: haber aprendido algo de inglés y contar con Internet en casa pueden darte ventajas para descubrir las novedades. Pero tampoco tanto. Mientras, a las clases un poco más bajas que las medias les toca siempre el mismo número: reponen en súper, hacen caja en un Mac, recogen basura, playean en estaciones de GNC, y así.
Algunos de los nuevos primeros trabajos se vinculan con la posibilidad de los países desarrollados de encontrar mano de obra más barata, aunque algo calificada, por estos suelos; otros, con la cintura de los pibes para armar su negocito lejos de cualquier patrón, más al estilo pyme.
El primer trabajo: la primera vez que fichás, la primera vez que añorás esas tardes sentado al fondo, tirándole bollos de papel al de la otra punta del aula, la primera vez que te preguntás seriamente por qué no se habrán cumplido los vaticinios de Marx (el día que triunfe la dictadura del proletariado), la primera vez que la palabra “jefe” te produce escozor, y tantas otras cosas más. Porque por más que ni te des cuenta, esa primera vez implica un duelo interno. La cuestión es ver cómo estas siete nuevas especies lo atraviesan. Después no digas que no te avisamos: si de nuevos primeros trabajos se trata, cuando el mercado laboral expulsa los métodos habituales, las opciones son agudizar el ingenio.