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Hace tiempo que en Argentina, se vive una tristeza y preocupación generalizadas, debido a la inseguridad y a los asesinatos de tantos jóvenes y ciudadanos en si
En Plaza de Mayo se realizó una marcha, por los asesinatos de víctimas inocentes, durante la tarde, Buenos Aires, Capital Federal.
La marcha fue liderada por los padres de Diego Rodríguez, el joven modelo, asesinado el lunes en un intento de robo en Liniers. Se hicieron duras críticas al Gobierno y un reclamo de medidas urgentes para frenar el delito.
Más de 7 mil personas, entre familiares, amigos de víctimas y autoconvocados, se reunieron en la tarde-noche de ayer en torno a la pirámide de la Plaza de Mayo para reclamar contra la inseguridad . Los nombres propios impresos sobre las pancartas que llevaban, como los de Oscar, Gustavo o Hernán, resumían al mínimo decenas de historias de vidas que acabaron con muertes violentas.
Historias trágicas de las miles y miles que podemos agregar, de familias desvastadas, por estos crímenes, a gente inocente, de cualquier género y condición.
A cada nombre lo acompañaba un reclamo particular: que la muerte del ser querido no sea tragada por la avalancha de casos, que los dirigentes hagan cumplir las leyes vigentes, que se aplique la mano dura o, directamente, la ley del Talión.O bien que sólo, lo que pide el sentido común es que no deben salir de la cárcel o del correccional de menores aquellos adolescentes que por ser menores de edad, no se sabe cómo se les computan las penas.
Pasadas las seis de la tarde se podía atravesar a buen paso la Plaza de Mayo. Faltaba poco menos de una hora para que arrancara la marcha –convocada por un grupo de madres allegadas al adolescente Matías Berardi y encabezada por los padres y familiares del modelo Diego Rodríguez.
La convocatoria sumó una gran cantidad de gente, incluso antes de las 19, la hora marcada por los organizadores. Hubo cientos de personas que no sufrieron casos cercanos, igual participaron de la convocatoria . Y aparecieron decenas de amigos y familiares de víctimas, que se desgarraban de dolor, con sólo recordar la fatalidad de la pérdida de seres queridos e inocentes.Como el caso del policía Sergio Rodríguez (asesinado en marzo de 2010), el estudiante Nicolás Arroyo (lo mataron el 3 de septiembre de este año en Castelar) o de Federico Peraud, baleado delante de su mujer e hijos, luego de que lo hicieran descender de su auto en la ruta 9.
Así, cuando las campanas de la Catedral dieron las siete de la tarde, la mitad de Plaza de Mayo, estaba repleta.Luego, los presentes cantaron el Himno Nacional.
Los padres de Matías Berardi no pudieron asistir. Pero sí se acercaron su tía y algunos allegados al chico, sobre todo adolescentes que tenían amigos en común con él. Todos se acercaron a la Capital para estar en la marcha.
Mientras caía la noche, las luces de las cámaras rodearon particularmente a los padres y las hermanas de Diego Rodríguez, el modelo asesinado el lunes por la noche en Liniers. Acompañados por pancartas con fotos de la víctima en distintas campañas publicitarias de marcas de ropa (incluso de ropa interior), la familia recibió emocionada las demostraciones afectivas y abrazos de parientes de otros jóvenes asesinados en los últimos años.
“Yo lo que ahora quiero es que no haya más gente que se sienta tan mal como nosotros. La verdad es que lo que más nos gustaría es no tener que venir acá a pedir justicia, nos hubiera gustado poder venir a la plaza a pasear .-Así habló el Señor Julio Rodríguez, papá de una de las víctimas.
La marcha había comenzado prácticamente sin palabras. Algunos redoblantes y muchas palmas marcaban el ritmo, mientras los familiares de víctimas levantaban las fotos de hijos, padres o hermanos muertos . Poco a poco, los cantos empezaron de forma sencilla, con el compás marcado por palabras como “justicia” o “seguridad”. Luego llegaron otros cánticos más elaborados en torno a la problemática”, acompañados más tarde por algunos insultos al Gobierno y hasta por un pedido para que cambien la pintura rosa de la Casa de Gobierno por un color “rojo, a tono con la sangre”.
A un costado de la plaza, solo y con las manos en los bolsillos, un joven de 18 años seguía la marcha en calma. “No soy familiar –contó Marcos, estudiante de Profesorado de Historia–, pero vine porque los casos de los últimos días, me tocaron . Creo que lo importante es que los de arriba escuchen”, explicó.
En la plaza también estuvieron organizaciones como las Madres del Dolor. Con ellas, el reclamo por seguridad continuó hasta pasadas las 21.