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Un delincuente mataba para cumplir con una promesa que le hacía a "san la muete" el santo de los delincuentes, para que a cambio le diera prosperidad y protección
Marcelito, un asesino serial de 22 años, cometió varios crímenes para cumplir su promesa a el santo de los delincuentes "san la muerte". El asesino tenía un patrón común; sus víctimas eran todos consumidores de la droga comúnmente llamada "el paco"
Todas sus víctimas vivían dentro del mismo barrio, Barrio Rivadavia del bajo Flores, Capital Federal. Su primer víctima fue un tal Rodrigo Escurra un estudiante universitario a quien asesino cuando iba a comprar droga.
No se sabe cual era el móvil de sus crímenes pero fue descubierto y cuando estaba preso, su novia hizo mención del pacto que él tenía con el culto a "san la muerte" Dijo en una ocasión de visita: "Quedate tranquilo porque él hizo una promesa a "san la muerte" de que iba a matar uno por semana"
Así se descubrió el macabro pacto que tenía con el santo de los delincuentes, a quienes ellos le ofrecen víctimas a cambio de protección, no solo de ellos sino también pidiéndoles protección para sus familiares y que los robos le salgan bien.
Este sujeto había cumplido con seis víctimas, matando uno por semana; pero lo agarraron antes de cumplir con la séptima víctima la cual era un policía.
Algunos delincuentes le ofrecen víctimas aún dentro de las mismas cárceles, de ahí suceden hechos de muertes entre presos, quienes se hieren con púas o trinchetes fabricadas por ellos mismos con hierros o puntas.
También se sabe en los cultos satánicos a "san la muerte" que algunos delincuentes consiguen un pedazo de hueso de otro delincuente muerto a tiros, esto lo hacen ingresando en algún cementerio donde extraen de la tumba el pedacito de hueso con el que los curanderos le fabrican una estatuilla muy pequeña que se las cosen debajo de la piel, es algo verdaderamente satánico y tétrico, pero real.