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En Misiones las megarepresas son una el argumento para el desarrollo, pero hasta hora en Argentina estos emprendimientos han significado lo contrario
América Latina es una de las regiones del planeta sobre la cual han puesto su mirada lucrativa los grandes capitales del mundo, ya que para mantenerse vivos, necesitan invertir. En los países desarrollados, ya no se construyen mas represas, porque se dieron cuenta que el agua hay que cuidarla. Siguiendo esta lógica, en Estados Unidos, decenas de represas han dejado de operar, permitiendo la restauración de la pesca y de los procesos ecológicos fluviales. El discurso de que el “desarrollo económico” sólo puede lograrse a través de capitales privados, queda desmentido cuando vemos como fue el proceso de construcción de la megarepresa Yacyreta, la que hoy es explotada por una empresa privada extranjera. La experiencia en los casos de represas ya terminadas y funcionando es que los costos de la energía eléctrica no han disminuido y ciertas poblaciones no se han beneficiado con la luz eléctrica como en Corrientes donde poblaciones tienen usinas de petróleo. La corrupción ha acompañado a muchos de los proyectos de grandes represas, pero rara vez se ha realizado un proceso judicial por incumplimiento contra las instituciones financieras, las empresas constructoras o los funcionarios de los gobiernos. El costo es alto: la pérdida de ecosistemas, la extinción de animales, la salinidad de las tierras, la pérdida de cultivos, de bosques y de biodiversidad acuática y la deforestación provocada por la inundación de las zonas de embalse, el pudrimiento del agua, la generación de algas toxicas, de plagas como la malaria, el dengue, la fiebre amarilla, la esquistosomiasis etc. Además, las investigaciones han demostrado que las grandes represas aportan al calentamiento global por los gases de efecto invernadero emitidos por la descomposición de materia orgánica. La planificación, el diseño y el monitoreo de esas grandes represas se ha hecho en secreto, negando información, sin consultar a las comunidades afectadas y violando los derechos humanos de quienes se manifiestan en contra de los proyectos. Donde hay una mega represa, siempre ha habido un gobierno lejos de su gente. La alternativa son los microemprendimentos energéticos, pero esto no es negocio para los bancos.