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Después de determinada edad, las mujeres, tras varios intentos de formar pareja infructuosamente… adoptamos otro punto de vista muchísimo más relajado
Algunos dicen que somos feministas, pero no es cierto, ¡adoramos a los hombres! Nos encanta su compañía, su abrazo tierno, su franqueza y su sentido del humor, eso sobre todas las cosas.
Pero, parece que no nos entienden. Están convencidos que competimos con ellos, que los mangoneamos, que les exigimos, ¡que queremos casarnos!
Nada más alejado de la realidad del 99% de las mujeres que estamos viviendo solas desde hace más de tres años.
Claro, reconozco, hay de todo en la viña del Señor.
Más, después de determinada edad, al llegar a la madurez, ya es como que estamos de vuelta. No tenemos la premura, la necesidad, nos abastecemos solitas, los críos, si los tenemos, ya tomaron vuelo y no queremos complicaciones, vale más tener los piecitos descalzos sobre el pastito húmedo, que en la mejor alfombra del hotel cinco estrellas.
¿Qué la última opción nos gusta? ¡Obvio! Pero da exactamente igual, no importa el lugar, lo que vale es la ¡compañía!
Una tiene, de algún modo, la ilusión de compartir los últimos días de la travesía de su vida, de la mano de alguien, pero a estas alturas, si no es con un buen candil, preferimos dormir a oscuras.
Mientras tanto, nos encontramos con ocasionales compañeros de ruta, que sabemos no van a ser definitivos, al igual que ellos lo saben. Y ahí es cuando empieza el sainete.
Los señores de mi generación, que atravesaron los ‘70, rock’n roll y sexo libre, andan medio desorientados. Si te ven onda medio intelectual o que tenés un buen pasar, se matan por llevarte a los lugares más caros, impactarte con los autos último modelo, contarte sus hazañas financieras, ughhhhhhhhh….
Mientras tanto, nos encontramos con ocasionales compañeros de ruta, que sabemos no van a ser definitivos, al igual que ellos lo saben. Y ahí es cuando empieza el sainete
¡¡¡¡A quién le importa!!!!
¡¡¡Habláme de VOSSSSSSSS!!!
¡¡¡Preguntáme de MIIIIIII!!!
Si tenés onda juvenil, te cuentan que van a recitales de Metallica…o de La Renga, y yo pienso con piedad, a mi me gustan los Redondos, ¡pero no voy a un recital ni que me regalen las entradas! No quiero un pendeviejo, ¡madurá por favor te lo pido….estás pisando los cincuenta, che!
Y si te quieren llevar a la blanca, en vez de usar la seducción, esa arma que siempre funciona, porque nos derrite, literal… No, todo fast food.
Por favor… mentime que me gusta, un cariñito, un mimito, una caricia, un 'que linda que sos' o 'cómo me gustás'… ¿qué te cuesta?
Si total, yo sé que tú sabes que yo sé.No pedimos que nos propongan matri, ni pretendemos que nos crean vírgenes… tampoco la pavada. A esta altura, las expectativas, son una palabrita guardada en el baúl de los recuerdos. Si las cosas se dan ¡qué bien! y si no se dan ¡también!
Para nosotras también fue toda una tarea escucharte hablar de tus hazañas financieras, de La Renga o de Metallica y no decirte, lo que aquí te digo.
Relajáte, las cosas son mucho más simples de lo que pensás, ¡esto es como bailar un tango… pero sin escuchar la letra, bombonazo!
Por favor… mentime que me gusta, un cariñito, un mimito, una caricia, un 'que linda que sos' o 'cómo me gustás'… ¿qué te cuesta?