La dureza de nuestras emociones a veces puede llevarnos a perdernos de vista.

Cuando nos encontramos perdidos, rodeados de niebla y oscuridad, tratando de entender qué somos, podemos perder de vista muchas cosas, incluso nuestra propia luz.

Ese momento, es el momento justo en el que tenemos que buscar en nuestro interior la luz que nos guíe y esa luz, será la luz de nuestra propia persona...

A veces perderse, para dejar de buscar la línea del horizonte, nos ayuda a encontrarnos con nuestra brújula interior, dónde realmente está nuestro camino.

Con estas palabras escritas por una persona valiente, con la que estoy trabajando en la actualidad para entender su luz, os dejo que cada uno penséis en qué os guía, qué os alumbra y qué os oscurece, para que cada uno de vosotros entendáis cuál es vuestra brújula de vida.

"Cuando la última nube haya tapado el sol,

Cuando esa oscuridad haya cegado tus ojos,

Cuando ya no puedas ver con los ojos abiertos...

Entonces ciérralos, ciérralos, porque la luz para iluminar tu camino,

Ya no estará en el cielo, ya no estará en el sol.

Estará en lo más profundo de ti, donde a veces te da miedo llegar,

Allí donde a veces apenas alcanzas, allí donde reside lo que no sabes con los ojos abiertos.

Siente como esa luz te llama, te llama para poder iluminar lo que se apagó.

A veces tendrás que arrastrarte para poder seguir, porque tus pies estarán tan cansados,

Que no tendrán suficiente fuerza para hacerlo.

Incluso estarás tan dañada, tan cansada, tan derrotada, que ni siquiera tendrás fuerzas para poder seguir.

Sé que es la oscuridad del trayecto la que hace que comprendas más el camino del otro,

La que hace que no seas capaz de juzgar, la que hace que adores el sol, cada pequeño y diminuto rayo de sol.

La que hace que percibas la vida de otra manera,

Y que tus debilidades se conviertan en fortalezas."

Vanessa Gallego de Marcos

Psicóloga especialista

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