¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Aicrag escriba una noticia?
Los populares favorecerían la investidura si Sánchez renuncia al acuerdo con Podemos
¿Por qué este preacuerdo de Sánchez e Iglesias da tanto miedo a la derecha? Según ellos porque aseguran que este pacto traerá odio entre compatriotas. Y esto lo dicen aquellos que llaman a las mujeres que luchan por sus derechos “feminazis”, aquellos que llaman enfermos a los homosexuales, aquellos que quieren expulsar a los inmigrantes, aquellos que niegan las víctimas de la dictadura, aquellos que llamaban a las 13 rosas violadoras. Patriotas. Pero patriotas de su propio patrimonio.
Odio, enojo, ira, furia, esto es lo que la derecha supura por los cuatro costados, y con el miedo como bandera nos pone en alerta porque viene el demonio, o como decían hace unos días en ese chiringuito rancio que es trece televisión, que al PSOE y UP los que les une en verdad es el odio a Cristo. ¿Pero de dónde sacan estos majaderos cosas tan estrambóticas? Eso sí, no condenan cuando los suyos meten la mano en las arcas públicas. Olvidan que el séptimo mandamiento dice: no robarás.
En definitiva que en este país sólo vale que manden ellos, por el bien de España claro, pero el que lo hagan los otros, no, por Dios, hasta ahí podíamos llegar. Eso sería como darle la varita de mando a Venezuela, a ETA o a los golpistas catalanes. Malo, muy malo para la política española.
Así que sacan los carteles de peligro, y se pasean por todas las cadenas copando las tertulias con vocablos como “comunismo”, “ruptura” o “debacle”. Porque son muy malos, malísimos, peor que el sacamantecas o el coco. Iglesias será como el Lute, y se dedicará a robar gallinas, conejos y corderos por todos los pueblos de España y Sánchez, bueno, éste ya además secuestrará a las viejas para que cocinen para él a los hijos de los conservadores. Y es que ha sido hablar de pacto con Unidas Podemos y la derecha ha perdido el culo en meter miedo, “señores que viene el apocalipsis”. Como si el hecho de que gobierne la izquierda fuera peor que ese franquismo que nunca condenan.
La derecha asusta con que la coalición PSOE y UP supone un riesgo para la unidad del país
Nos dicen que Sánchez es un “oligrofénico del poder”; que este acuerdo traerá pobreza y desigualdad; que se va a entregar el gobierno a los marxistas-leninistas y a los separatistas; que tenemos el presidente más abyecto, despreciable, miserable, ruin y vil de la historia de España; en resumen, todo un panorama de pesadilla para que Pedro Sánchez pueda dormir en La Moncloa, mientras el pueblo padecerá el terrible corratilo bancario. Joder, estos creen que los trabajadores envolvemos el bocadillo de mortadela con billetes de 50 euros.
Que nadie se engañe o se deje convencer, cuando estos marrulleros, agoreros de la trampa, amenazan con la venida venezolana. A lo mejor es que a los españoles nos gusta más que nos recorten en sanidad, en educación, que se nos abaraten el despido, que nos suban los impuestos y que se beneficie a los corruptos.
El problema es que en Ferraz han estado avivando esos mismos temores sobre Iglesias y Unidas Podemos en la pasada investidura fallida, y ahora eso mismo justifica para la derecha ponga veto a la coalición. Pero la verdad es que un Gobierno progresista de coalición, es un gran valor capaz de conseguir encarnar con fuerza esos argumentos sociales tan urgentes y necesarios y hacer de ellos una realidad. El valor de este pacto es hacer entrar en las instituciones la indiscutible verdad de los problemas sociales de España. Poniendo los medios para atender las exigencias de los ciudadanos. Y para aquellos que tienen miedo oídos los vaticinios catastrofistas de estas derechas insidiosas, me gustaría decir, que aceptar ser parte de un gobierno tiene como principio fundamental de acción contribuir al mantenimiento de la estabilidad y el respeto a la Constitución y a la autoridad del Presidente. Por eso, Unidas Podemos, debe ser y es la única fuerza eficaz y garante de todas y cada una de las diligencias ineludibles que precisa España.