Entre los Ríos Penitentes y Rubem que trae sus aguas caudalosas de las montañas andinas, nace el Río Gallegos. Allí nomás se encuentra el Hotel Puente Blanco como un bastión en la soledad. Alguna vez se llamo Hotel la bolsa donde a través de su historia esconde los misterios propios del lugar, donde los tiempos dejan huellas de una vida oculta. Hoy el pueblo te dice “puente blanco” donde con la presencia de una fortaleza que lucha año tras años con los vientos patagónicos y la nieve que la azotan.

Se cuenta que alguna vez ahí se reunieron los políticos más provinentes de chile de distintas banderas políticas tan diferentes desde los comunistas, socialistas, demócratas cristianos, hasta fuerzas políticas más conservadoras. El propósito era una conciliación nacional para proclamar como presidente a Salvador Allende. Fue un día de jolgorio en el hotel, hubo derroche de optimismo y alegría. Se comía y bebía con entusiasmo, el acontecimiento era inédito se estaba proclamando un candidato de unidad política para el pueblo chileno. Luego la historia es archí conocida para todos, donde la alegría se transformo en un epilogo impredecible para el futuro político de este país.

Volviendo a otros misterios que rodea como una leyenda o un mito se cuenta que un gaucho de la zona, hombre de mucha fama como domador y baqueano. Este  cabalgaba en un hermoso caballo tobiano, salio montado del hotel, era una noche invierno muy frió, de fuertes nevadas con un viento que no permitía ver a mas de dos leguas de distancia. Solo se oía el galope y el crujido del animal a lo lejos. El paisano se nota que quiso pasar el rió congelado pero su intuición de hombre conocedor de lugar lo perdió. Basto que el animal pisara mal un ojo de agua a medio congelar, para que desmontara de su cabalgadura al jinete. Solamente un chasquido se escucho y el río hizo su parte de llevarse una victima más. Es por esto que se dicen los lugareños que un alma en pena todavía cabalga en los inviernos fríos y nevosos. También se dicen ver en el monte que rodea a la cercanía del Hotel Puente Blanco, una luz que se la denomina en el campo como luz mala, como un faro que cruza el río, la ruta y se pierde en un camino vecinal. Solamente un relincho de un caballo y el chasquido de una caída es lo único que se escucha  los desprevenidos que pasan por allí. De solo pensar me estremece la piel.

Hoy es un recreo para los pescadores y un refugio para el viajante, lo cual también existen otras historias.