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La Colección invoca para el próximo verano un viaje imaginario por "los templos y teatros de la Sicilia antigua, donde la historia y la mitología caminan de la mano", tal y como explican desde la casa italiana.
El resultado ha sido una colección algo menos opulenta que en
anteriores ocasiones con prints que alternan la estética más
mediterránea –con colores vivos y motivos florales– con las continuas ilustraciones de templos griegos en Sicilia, que remantan vestidos y faldas vaporosas y comparten protagonismo con la estampación de imágenes de monedas antiguas que, además, también se usan para crear como bolsitos limosnera, broches gold de cinturones que ensalzan la feminidad y diademas que coronan los recogidos románticos –quna vez más firma Guido Palau– y que se
convierten en accesorios de pelo "increíbles", tal y como relataban vía
Twitter e Instagram algunas de las modelos elegidas para lucirlas (Liu
Wen, entre ellas).
Las tranparencias, los encajes, las sensuales siluetas retro en composiciones total black y los vestidos de lunares recuperan esa estética Dolce Vita por
la que Domenico Dolce y Stefano Gabbana sienten especial devoción. En
cuanto a las referencias cromáticas, si bien el negro y todos los
derivados de los ocres hilvanan la propuesta, los colores cálidos,
anaranjados y evocadores de un atardecer en Sicilia devuelven a la colección su carácter más vitalista.
Fuente: Ana Morales para Vogue