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Uno de cada tres niños españoles se encuentra en condición de pobreza. Un informe sobre infancia de la UE coloca a España como el segundo país con más pobreza infantil del bloque comunitario
La Desigualdad infantil en España en función de los ingresos de las familias la sitúa a la cola de los países desarrollados.
Un informe sobre infancia, pobreza y crisis económica presentado por la Unión Europea (UE) posiciona a España como el segundo país con más pobreza infantil del bloque comunitario, sólo por detrás de Rumanía, según cifras entre los años 2004 y 2014.
Según el informe, uno de cada tres niños españoles se encuentra en condición de pobreza, es decir, su núcleo familiar sobrevive con menos de 632 euros al mes, lo que representa un incremento entre el seis y diez por ciento.
La grave situación de la población infantil amenaza con convertirse en crónica ante la ausencia total de políticas de protección por parte del Gobierno español, según la economista Sara Ayllón, autora del informe.
La crisis económica y falta de políticas de protección amenazan con acentuar los índices negativos respecto a la pobreza infantil en España.
Estadísticas indican que la actual crisis económica y la tasa de desempleo (que afecta al menos al 23% de la población) ha aumentado la dependencia de rentas. Los núcleos familiares integrados por dos personas y un menor de edad en condiciones de pobreza han incrementado del 15 al 25%.
Dicho informe hace seguimiento a un fenómeno descrito como "pobreza dinámica", que establece una relación entre la crisis económica, el paro real y la pobreza infantil. "Antes de la crisis era del 10% y ahora es del 13%", según Ayllón.
A su vez los índices publicados por la UE precisan que al menos un 44% de la población infantil estuvo al menos una vez en condiciones de pobreza.Hay grandes altibajos.
"Más de 420.000 niños (en España) se encuentran en situación de pobreza, debido a los gastos relacionados con la vivienda (...) En 2012, uno de cada dos menores que vivía en régimen de alquiler era pobre", cita un fragmento del texto.
España es el sexto país con más desigualdad infantil en materia económica de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y el cuarto de la Unión Europea (UE), tan solo por delante de Rumanía, Bulgaria y Grecia.
Asimismo, los economistas Olga Cantó y Luis Ayala que también han elaborado un reciente informe para UNICEF, sostienen que una de las mejores herramientas para reducir la pobreza infantil son las ayudas económicas directas a las familias. Afirman que "de los 27 países de la UE sólo seis no cuentan con un sistema universal de prestaciones por hijo a cargo, entre ellos España, y todos ellos están entre los 10 países con mayores tasas de pobreza infantil".
También es uno de los países con menos gasto en protección social a los niños y sus familias, con el 1, 4% del PIB, frente al 2, 3% de la media comunitaria, el 3, 7% de Dinamarca, el 3% de Irlanda o el 2, 5% de Francia.
Por otra parte, aunque los datos son algo mejores y nos sitúan en la media de países de la OCDE en cuanto a desigualdad infantil en salud y educación, en términos de satisfacción vital la desigualdad ha crecido en los últimos años, afectando especialmente a las niñas y el colectivo infantil de inmigrantes.
“No hay ninguna posibilidad de cumplir los derechos de los niños si no hay un esfuerzo decidido de los gobiernos para reducir la brecha que separa a unos niños de otros”, ha afirmado Carmelo Angulo, presidente de UNICEF Comité Español.
Un país con menos niños cada año y esos niños cada vez más pobres. Un país donde la intervención del Estado no es capaz de atajar la pobreza infantil. Un país donde 2.506.000 niños (un 27% de la infancia) viven bajo el umbral de la pobreza. ¿Un país con futuro?
El informa anual de Unicef pinta un escenario repleto de desigualdades en España que desvela la incapacidad del Estado para proteger a los niños y la brusca reducción de los recursos destinados a la infancia. De esta forma, España es el segundo país de la Unión Europea, tan sólo superado por Grecia, en el que menos capacidad tiene la intervención del Estado (mediante transferencias sociales) para reducir la pobreza: sólo 6, 9 puntos frente a otros países como Irlanda que llegan a reducirla en 32 puntos.
En un informe de la Comisión Europea realizado por expertos independientes se asegura que "la situación en Rumanía, España, Bulgaria, Grecia e Italia es particularmente preocupante. De hecho, estos países combinan las tasas más altas de pobreza infantil (entre el 26 y 35%) y el más bajo impacto de las ayudas sociales sobre ellas (del 16 al 35%)".
Si se lograron ciertas mejoras hasta el año 2010, el vendaval de la crisis se ha llevado por delante, en los últimos tres años, 6.370 millones de euros de la dotación presupuestaria destinada a la infancia. De tal forma que el torbellino de la recesión ha golpeado mucho más fuerte a las familias con hijos que a las que no los tienen. De hecho, en un millón de familias con niños todos los adultos están desempleados, una cifra de hogares que se ha triplicado desde 2007.
Falta de solidaridad institucional
Unicef da un tirón de orejas a las administraciones públicas por cruzarse de brazos ante esta situación y no echar apenas ningún capote a las familias en apuros. Mientras la crisis ha demostrado la enorme capacidad solidaria de las familias (muchas de ellas sostenidas únicamente con las pensiones de los abuelos), esta solidaridad no se ha visto reflejada en ningún momento en la atención social y en la inversión pública de las administraciones.
No sólo no hay ayudas, sino que, según los economistas Olga Cantó y Luis Ayala, autores de una investigación promovida por Unicef, "el sistema español de impuestos y prestaciones ha sido tradicionalmente uno de los menos efectivos en redistribuir las rentas familiares de toda la Unión Europea".
La CE advierte: 'La situación en Rumanía, España, Bulgaria, Grecia e Italia es preocupante'.
El informe destaca que en España el esfuerzo en ayudar a las familias con hijos es el más bajo de toda la Unión Europea y sólo representa el 0, 5% del PIB frente al 1, 4% de la media europea.
Para reducir la pobreza infantil, según las investigaciones de Cantó y Ayala, una de las herramientas más efectivas son las ayudas económicas directas a las familias con niños: "De los 27 países de la UE sólo seis no cuentan con un sistema universal de prestaciones por hijo a cargo, entre ellos España, y todos ellos están entre los 10 países con mayores tasas de pobreza infantil".
Un Pacto de Estado por la Infancia
Para Unicef es necesario un cambio de tendencia y un Pacto de Estado por la Infancia que luche contra la pobreza infantil y la inclusión social de la infancia, con medidas como establecer una ayuda universal por hijo a cargo de 1.200 euros anuales, al igual que sucede en muchos otros países europeos. También reclama una apuesta decidida por una educación de calidad que incluya propuestas contra las fuertes tasas de abandono y fracaso escolar que hay en España.
En su documento, la OCDE alerta de que un bajo rendimiento en la escuela conlleva a un mayor riesgo de abandonar los estudios y más dificultad para conseguir trabajos bien remunerados, y todo ello puede tener "consecuencias severas para los estudiantes y para la sociedad en su conjunto".
Según la OCDE, en España la probabilidad de tener un bajo rendimiento es 2, 6 veces mayor entre el alumnado que no acude a colegios favorecidos socieconómicamente ("después de ajustar por el estatus socioeconómico de los estudiantes", recalca el informe), mientras que esa media de la OCDE es de 11, 3 veces.
Asimismo, los estudiantes de colegios concertados, de media, tienen una probabilidad 33% menor de tener bajo rendimiento que los que asisten a centros públicos, tras ajustar también "el estatus socioeconómico" de los alumnos.
Se destaca que el 40% de los estudiantes de familias desfavorecidas en España tuvo un bajo rendimiento en 2012, mientras que solo un 8% de los alumnos favorecidos no alcanzó en algunas materias el nivel 2, que para la OCDE es el nivel básico de conocimiento que se requiere para participar plenamente en una sociedad moderna.
Al igual que en la media de la OCDE, los estudiantes españoles de bajo rendimiento pierden clase con mayor frecuencia, dedican menor tiempo a deberes y son menos perseverantes.
La ONG lanza así una llamada de atención ante el peligro de que se empiece a instalar la percepción de que los niños molestan, de que en la crianza no hay ningún reconocimiento social sino un castigo o de que tener hijos conlleva grandes obstáculos en la carrera profesional y una sobrecarga de responsabilidades.
Unicef quiere además combatir la idea de que la pobreza de los niños es exclusivamente responsabilidad de su familia. A su juicio, "el Estado también debe implicarse en el bienestar y los derechos de los niños porque los niños son, también, un asunto de Estado".
“Hacer frente a las desigualdades sociales que afectan a la infancia debe ser una pieza clave en todas las políticas relacionadas con los niños y su bienestar económico, social y emocional”.
Actualmente 30.000 niños mueren por día a causa de la pobreza, lo que equivale a 1 muerte cada 3 segundos. Concretamente en España hay 2.506.000 niños viviendo bajo el umbral de pobreza, convirtiéndonos en el segundo país de la Unión Europea (UE) más incapaz de reducir este fenómeno, solamente capaces de reducirla en 6, 9 puntos, frente a naciones como Irlanda que han logrado una reducción de 32 puntos, según aseguró UNICEF en el Estado Mundial de la Infancia 2014.
La pobreza infantil no sólo aumenta exponencialmente la mortalidad de los niños, sino que afecta su salud futura, aumentando sus posibilidades de padecer obesidad, problemas cardiovasculares, deterioro cognitivo, exclusión social, salarios más bajos y otra serie de problemas en su edad adulta, afirmaron los expertos en la reunión anual de la Asociación Economia de Salud celebrada el año pasado en Pamplona.
Por ello es que la organización promueve el establecimiento de una ayuda universal de 1.200€ por año hasta que el niño cumpla los 18 años. Estiman que esto generaría una reducción de la pobreza cercana al 18% en el país, y costaría 9.400 millones de euros al Estado español, uná décima parte de lo que hoy en día se invierte en pensiones.
Esta medida ya existe en los países nórdicos, afirmó Angulo el pasado jueves, e instó a las instituciones a "volcarse por los niños y por el modelo de sostenibilidad de España". UNICEF se propone alcanzar una "ciudadanía con derechos desde su nacimiento" donde no existan diferencias entre niños de familias ricas y más humildes.
Dada la magnitud de este problema, los 48 millones de euros con los que está dotado el Fondo contra la Pobreza Infantil resultan muy escasos, ya que la inversión en políticas de infancia de las administraciones públicas por niño disminuyó en más de 6.300 millones de euros entre 2010 y 2013.
UNICEF refuerza la urgencia de alcanzar un Pacto de Estado por la Infancia que tenga en cuenta las siguientes propuestas recogidas en el informe:
"La crisis ha significado que nuestros padres se quedaron sin trabajo, nos suprimen la paga, no hacemos cosas con ellos... o tienen miedo a quedarse sin su casa... nuestra casa". (Humanes).
"La crisis es que no tenemos mucha comida, pedimos a amigas de mi madre que nos den ropa" (9 años). “En casa nos faltan cosas que antes veía mucho, como los refrescos y más cosas” (8 años). "Me afecta en que cada día estoy más triste. A mi familia en que cada día tienen más problemas con los bancos" (8 años). "Ya no me compran juguetes ni en Santo Tomás, mis padres discuten por cuestiones de dinero" (9 años). Estos son algunos ejemplos de testimonios de niños y niñas a los que se ha preguntado por la crisis y su impacto en sus vidas.
Sus palabras conscientes y responsables entroncan con muchos acontecimientos que, en los últimos meses e incluso años, han puesto a los niños, niñas y adolescentes en el foco de las preocupaciones sociales. El último de ellos es la detección por las organizaciones sociales y las administraciones públicas de un número creciente de casos de familias que tienen problemas para atender adecuadamente la alimentación de sus hijos. Todo esto, aun siendo grave y capaz de movilizar la conciencia social como pocos, no es un hecho aislado, sino un síntoma (aún por cuantificar en la mayoría de los casos) del progresivo y rapido empobrecimiento de los hogares en España, con un impacto especial en los que tienen niños. Según Cruz Roja, el principal factor de riesgo entre los niños y niñas a los que ha atendido desde 2011 hasta ahora, ha sido la falta de recursos, a considerable distancia de otros factores. En la última década ha aumentado la pobreza infantil en España y en Europa.
Ya en 2005 un informe de UNICEF sobre pobreza infantil en los países ricos llamaba la atención sobre el tema: la pobreza de los niños se estaba haciendo mayor y más intensa en buena parte del mundo rico. Desde entonces no han faltado estudios y testimonios de esta realidad, como el informe de FOESSA de 2006 para el caso español, el seguimiento que se da a los niños en los informes sobre la Vulnerabilidad Social de Cruz Roja o numerosos otros estudios.
Unicef, Oxfam y Caritas, preocupados por la brecha entre pobres y ricos en España
Y es que en España los datos anteriores a la crisis eran ya tan preocupantes pero poco conocidos. Yendo hacia atrás y cronologicamente, la información estadística desde 1994 hasta 2009 estimaba la tasa de riesgo de pobreza infantil en torno al 24%. Una tasa muy elevada que situaba a España en 2009 entre los cinco países con mayor nivel de pobreza relativa de la Europa de los 27. Los datos posteriores de 2011, situaban a España por delante de Bulgaria y Rumanía, con un 27, 2% de niños que vivían en hogares bajo el umbral de la pobreza. ¿Y qué ocurrió en la crisis? Además del crecimiento en más de tres puntos porcentuales respecto a 2009, varios indicadores mostraron que los niños y las niñas sufrieron de una manera especialmente grave el impacto de ésta. En 2010 los menores de 18 años fueron el grupo de edad en que el porcentaje de pobreza era más alta, superando por primera vez a los mayores de 65 años. Pero en 2015 la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social infantil ha aumentado hasta el 34, 4% para los niños nacidos aquí y hasta el 60, 3% cuando esos niños son hijos de inmigrantes afincados en el país, según el informe sobre el Estado Mundial de la Infancia correspondiente a 2015 y difundido recientemente por Unicef.
Según explica, la media de pobreza infantil en la Unión Europea es del 21,1%, nivel que supera España con un 34, 4% de sus niños en riesgo al cierre del año pasado, y que se ve acentuada en el caso de los hijos de inmigrantes: uno de cada dos está viviendo en la pobreza, lo que "pone en evidencia las barreras de estos colectivos en el acceso a derechos y servicios".
"Aunque los desafíos son enormes, muchas de las soluciones están a mano. Un enfoque integrado que se centre en las intervenciones de salud, nutrición, agua y saneamiento, protección y aprendizaje durante los primeros años de vida de los niños tiene la posibilidad de establecer una base firme para el resto de sus vidas", dice el informe.
No es la única advertencia que eleva para España este análisis mundial, según el cual "en los países industrializados también se han estancado los progresos en materia de educación, en el marco de la crisis, lo que tendrá graves consecuencias en el futuro".
"En España, la tasa de abandono escolar en 2015 fue del 20%, muy por encima de la media de los países de la UE, que se sitúa en torno al 11%. Además, la tasa de abandono es más alta en los niños que en las niñas (24% frente a 15, 8% en las niñas)", destaca Unicef.
Además, expone que en 2014 y en comparación con 2009 la inversión en educación en España se redujo en 5.000 millones de euros anuales, y la inversión en protección social de los niños y sus familias en 2.700 millones de euros.Lo cual es lamentable.
"Las prestaciones económicas son un elemento primordial para ayudar a los niños más pobres y sus familias a garantizar una adecuada nutrición y educación. Los mecanismos sociales de protección representan un instrumento efectivo para reducir la vulnerabilidad y la privación, fortaleciendo las capacidades de las familias para cuidar y proteger a sus hijos", insiste el informe.
Para Unicef, las inversiones en los niños que viven en las situaciones más vulnerables, pueden producir beneficios inmediatos y a largo plazo. "Las transferencias de efectivo, por ejemplo, han demostrado su utilidad para ayudar a los niños a permanecer en la escuela más tiempo y avanzar a niveles superiores de la enseñanza", afirma.
En este sentido, dice que como promedio, cada año adicional de educación que el niño recibe aumenta sus ingresos en aproximadamente un 10% cuando se convierte en adulto. Y por cada año adicional de escolaridad, las tasas de pobreza del país descienden en un 9%. El número de hogares con niños en los que ninguno de los adultos tiene trabajo creció entre 2007 y 2012 en un 169%, frente al 60% de crecimiento en los hogares sin niños. Y además su pobreza es más intensa y crónica. En resumen: los niños bajo el umbral de la pobreza son ahora muchos más (nos acercamos ahora a los 2.500.000), son más pobres y durante más tiempo. Pero el problema de la pobreza cada vez más visible de niños y niñas no sólo responde al impacto de la crisis en forma del desempleo de los progenitores, sino también a las decisiones sobre políticas públicas de casi todas las administraciones.
Las políticas de austeridad tienen como consecuencia la disminución de la capacidad protectora en ámbitos tan sensibles para los niños y sus derechos como las becas escolares, las ayudas para libros, el material escolar y las becas de comedor (que en un número significativo de familias conseguía equilibrar la nutrición infantil) y las ayudas sociales dirigidas a las familias. O el incremento de los impuestos, del coste y el copago de productos o servicios que afectan mucho a los hogares con niños (por ejemplo: el IVA, el transporte público, la energía y el coste de los medicamentos).
Las organizaciones que trabajan con la infancia, tienen que señalar que el impacto de estas medidas se percibe ya con crudeza en un sector de la población tan sensible como son los niños y las niñas. Y aún más en colectivos infantiles en situación de especial vulnerabilidad, entre ellos los niños con discapacidad, los gitanos o los de origen extranjero.¿Es que no son personas?
Las familias con niños sacrifican muchas cosas por mantener unos niveles básicos de bienestar para sus hijos e hijas. Pero si el empleo, los ahorros y las prestaciones se agotan, las becas y las ayudas menguan o incluso la ayuda familiar se acaba, se ven en la situación de tener que reducir sus gastos en aspectos tan elementales como la comida o, por ejemplo, renunciar a su vivienda. En resumen: no es un problema de solo de nutrición, es un problema de recursos y falta de apoyo a los hogares con niños. Y también es un problema del enfoque de las políticas públicas. Por eso, volviendo al principio, no confundamos el síntoma con la enfermedad.
Los problemas de calidad de la nutrición son la punta del iceberg de una falta de redes protectoras en nuestro estado del bienestar para uno de los colectivos en situación de mayor vulnerabilidad: la infancia. Sólo la capacidad protectora de un sistema universal, fruto de un consenso político de largo recorrido, como el sistema de pensiones, consigue contener el riesgo de exclusión social en muchas personas mayores y sus familias. La infancia precisa también un sistema universal de protección, fruto de un consenso similar, con visión de Estado a medio y largo plazo. Pero, esta no se ve por ninguna parte. ¿Qué es lo que debemos proteger a toda costa? Aun reconociendo la complejidad que esconden, se trata de cosas sencillas, basadas en necesidades y derechos. Son metas necesarias y a la vez líneas rojas que ningún Estado debería sobrepasar y que se pueden resumir en cinco propósitos que bien pudieran ser objeto de un pacto político y ciudadano contra la pobreza infantil:
Es necesario asumir este pacto. No sólo deben partir de los partidos políticos y de las administraciones, sino también por la sociedad en su conjunto. Vivimos en un país que es todavía reconocido por la calidad de las relaciones entre padres e hijos y por la fortaleza de sus redes de apoyo familiar, y que sin embargo (y quizás por eso) se ha caracterizado históricamente por una deficitaria inversión en políticas sociales dirigidas a la familia y la infancia. Políticas que en estos tiempos de crisis han demostrado su inconsistencia y fragilidad.
Las comparaciones internacionales nos dicen que es posible luchar contra la pobreza infantil, incluso en tiempos de crisis. Que la reducción de la pobreza en los niños tiene más que ver con las decisiones políticas y las prioridades públicas que con la marcha general de la economía o el nivel de ingresos de los países. Los datos de Eurostat nos dicen que Francia, Hungría o la República Checa son capaces de reducir, mediante la intervención pública, sus respectivos niveles de pobreza infantil a la mitad, mientras que Italia y España apenas lo hacen en una cuarta parte, y que todos los países de la UE excepto Grecia son más eficaces que España en esta tarea. Por eso, el compromiso debe empezar a cambiar lo que era necesario transformar hace ya tiempo: asumir que la protección y el desarrollo de los niños son un tema de todos, no sólo de sus familias.
Por colectivos, los que más probabilidades tiene de vivir en situación de pobreza son mujeres -hay más mujeres que hombres con ingresos un 60% inferior a la media y la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 16%-, jóvenes -en 2013, más de 13, 1 millones, es decir, cerca del 32% estaban en situación de pobreza, casi medio millón más que en 2010- e inmigrantes -hasta el 40% de este colectivo está en riesgo de pobreza en algunos países, frente a la media del 10 al 23% en los nacionales-.
La ONG subraya que "la pobreza en la UE no es un problema de escasez, sino de distribución de los recursos" y se remite a los datos de un estudio de Credit Suisse según el cual el 1% más rico de los europeos tienen casi un tercio de la riqueza del continente.
Es decir, agrega, "los 7 millones de personas más ricas de Europa poseen la misma riqueza que los 662 millones más pobres", lo que incluye también a países que no forman parte de la UE.
España, líder en crecimiento... de millonarios. Este colectivo aumentó en 15.000 personas en 2015, lo que representa una subida del 8, 4% respecto a 2014. Nos sigue Holanda (+7, 9%), Francia (5, 9%) y Alemania (5, 6%), pero ningún país europeo supera esta tasa según el Informa Mundial de la Pobreza 2016, elaborado por Capgemini. El ascenso para el conjunto de Europa se mantiene estable en el 4, 8%.
Ya hay casi 193.000 millonarios "entre nosotros", un 50% más si se compara con los 127.100 de 2008. No obstante, España se mantiene en el puesto 14 a nivel mundial, en un ránking liderado por Estados Unidos (4, 4 millones de ricos), Japón (2, 7), Alemania (1, 2), China (un millón), Suiza (358.000) etc... Los autores del estudio consideran como 'rico' a toda aquella persona con un patrimonio superior a un millón de dólares.
Pero, ¿por qué estos "niveles inaceptables de pobreza y desigualdad"?. En primer lugar, según Oxfam, porque los más ricos, junto con las empresas y los grupos de interés "secuestraron los procesos de toma de decisiones políticas, manipulándolos para que favorezcan sus intereses, en detrimento de aquellos a quienes estos procesos deberían servir".
Intermón nació en la década del 50, en España, con carácter religioso y asistencialista ligada a la Compañía de Jesús y sus misiones en el exterior, pero a partir de la década de 1960 adquirió un claro enfoque de denuncia y defensa de la justicia.Y lidera datos como los que hemos dado.
Y ya desde 1975 tomó un carácter laico e independiente, trabajando activamente para generar transformaciones sociales tanto en los países del Norte como en los del Sur.En 1997, Intermón decidió incorporarse a Oxfam, asociación que agrupa a otras 17 organizaciones y que juntas trabajan en más de 90 países en el mundo.
Los impactos negativos en su bienestar y sus derechos no son sólo un inalienable problema ético o de derechos humanos, sino que también son y serán siempre un impacto negativo en el bienestar económico y social de todos los ciudadanos y ciudadanas. Y la oportunidad de comenzar en ese camino es ahora.
Desde varias organizaciones y plataformas se han propuesto 32 medidas para este Plan estrechamente ligadas al enfoque de la reciente Recomendación sobre Invertir en Infancia que ha hecho la Comisión Europea a los países miembros. Para todo ello, y dentro de la lucha más amplia contra la pobreza en general, es necesario también contar con los recursos adecuados, entre ellos conseguir el destino del 20% de los Fondos Estructurales de la Unión Europea a este fin.
Las mencionadas propuestas van desde la revisión de la carga impositiva de las familias a la compensación de gastos familiares mediante el incremento de becas y ayudas, pasando por la eliminación de obstáculos para el acceso a derechos básicos (como el derecho a una nutrición adecuada, a la educación, a la salud y a una vivienda digna). Junto a éstas, otras propuestas se centran en la mejora de la conciliación o en la participación de los propios niños y niñas, y sus familias, en el diseño de las políticas. Propuestas realizadas desde el convencimiento de que la inversión en infancia es una apuesta ineludible en estos momentos, y uno de los mejores antídotos frente a ésta y futuras crisis.
El informe anual Estado mundial de la infancia que describe un panorama desolador para el futuro de los niños en situación de mayor pobreza en el mundo si los gobiernos, los donantes, las empresas y las organizaciones internacionales no aceleran los esfuerzos para responder a sus necesidades básicas. El director ejecutivo de Unicef Comité Español, Javier Martos, ha explicado que la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social citados que en España se sitúa en el 34, 4 %, aunque en algunos colectivos como las familias de padres inmigrantes alcanza el 60, 3 %. Con la crisis, ha señalado Martos, ha aumentado la pobreza infantil hasta alcanzar a 2, 5 millones de niños y los colectivos que se encontraban en una situación de pobreza antes de la crisis se vieron más afectados, como las familias monoparentales, las numerosas, las de migrantes o las de gitanos. Pero al entrar en 2017, las cosas no han mejorado lo que se esperaba.
"En estos tiempos, lo que estamos viendo es que el hecho de tener niños es un factor de riesgo para que una familia sea pobre porque, como han bajado los salarios, hay una pobreza de trabajadores, de familias en las que uno de los padres trabaja, pero los ingresos no les permiten cubrir sus necesidades básicas", ha indicado.
Hay grandes diferencias entre regiones en España. "Hay un mapa de la pobreza infantil marcado por el desempleo y por las medidas de protección social que se implementan en determinadas comunidades autónomas", ha dicho el director ejecutivo de Unicef Comité Español. Ha precisado que hay grandes diferencias entre regiones, puesto que algunas, como el País Vasco, han desarrollado mecanismos de protección social que no existen en otras autonomías.
En España ya hay tres millones de personas en situación de "pobreza severa" (según la terminología de Cáritas), esto es que viven con menos de 307 euros al mes. Muchos de ellos tendrán hijos, ¿Qué será de ellos?.Muchas veces un padre que trabaja, al día siguiente es un padre en el paro y con los mismos niños que ayer. Los pobres representan el 6, 4% de la población del país, una tasa que casi duplica la de 2007 (3, 5%), según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida recogidos en el informe del Observatorio de la Realidad Social elaborado por Cáritas. La organización católica alerta de la irrupción de "una segunda oleada de empobrecimiento y exclusión social" agudizada por "las políticas de ajustes y sus recortes, la prolongación de las situaciones de desempleo, el agotamiento de las ayudas económicas".
"Es posible otra política social. Una de nuestras propuestas es establecer una renta básica", ha afirmado Sebastián Mora, secretario general de Cáritas España durante la presentación del estudio en Madrid. "Lo que no podemos hacer es salir del túnel dejando a millones de personas en la oscuridad. Podemos tener una macroeconomía muy buena y que la gente no salga adelante", ha añadido preguntado por los primeros indicios positivos en la economía.En ese sentido, los datos del Observatorio constatan el aumento de la desigualdad, con el valor más elevado de Europa: el 20% de la población más rica concentra un 7, 5 más riqueza que el 20% más pobre, según datos de Eurostat de 2013 recogidos en el estudio. "Nos aproximamos a un modelo social darwinista (anglosajón) con pocos ganadores y muchos perdedores", advierte el texto. Así, mientras que el número de millonarios aumento un 13% entre mediados de 2012 y la primera mitad de 2013, hasta las 402.000 personas, según el último informe sobre la riqueza mundial que publica anualmente el banco suizo, la tasa de pobreza ha pasado del 19, 7% de los hogares españoles en 2007 al 21, 1 en 2012.
Un incremento que se produce a pesar de que el umbral de pobreza ha pasado de 15.900 euros al año por hogar (dos adultos y dos menores) en 2009, a 14.700 euros al año en 2012. Es decir, que para ser considerado pobre hay que ser más pobre que antes. Esto ha producido que muchos jubilados que hace años estaban en situación de pobreza, ahora no lo están aunque la pensión sea la misma y los precios hayan aumentado, ha explicado Mora.
Los datos oficiales se traducen en la práctica en un aumento del 251, 4% desde 2007 de las personas atendidas por Cáritas en sus servicios de acogida, mayoritariamente en las parroquias, pasando de 370.251 en ese año a 1.300.914 en 2012, con un notable aumento de la tasa de españoles asistidos (más de la mitad). Así lo recoge la Memoria Anual de la entidad.
Mora ha denunciado "una situación de abandono, injusticia y desposesión de los derechos más básicos de las personas", al tiempo que ha pedido "no permanecer indiferente ante el dolor ajeno". "La pobreza es generalizada en España, pero tiene foco y se nutre de los más vulnerables", ha apostillado.
La respuesta social ha sido el único punto positivo de los resultados de Cáritas que contó con la colaboración de un 9, 3% más de voluntarios (70.2296) en 2012 respecto al año anterior. Las donaciones también se han incrementado, a la par que han descendido los recursos públicos que recibe la entidad. Para ayudar a los más desfavorecidos (tanto a nivel nacional como para cooperación internacional) la organización católica contó el año pasado con más de 276 millones de euros, 25 más que en 2011. La solidaridad ha sido el sostén de esta subida ya que las aportaciones de particulares fueron de 193 millones (30 más que el año anterior).