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El canal Pánico de Cablevisión (626), inició el domingo 13 de octubre de 2013 la transmisión de Paracinema, un programa que analiza los orígenes del cine de terror y su desarrollo a través del tiempo
Ricardo Rincón Huarota
¿Usted ha visto el programa Primer Plano de Canal 11, en el que diversos expertos analizan y desmenuzan, en torno a una mesa redonda, las principales problemáticas que interesan a la sociedad? Sí, ándele, esa mesa de debate en la que una serie de especialistas comenta a detalle y con conocimiento de causa los asuntos nacionales.
Pues haga usted de cuenta que éso fue lo que vimos el domingo pasado en el programa inicial de Paracinema; pero en esta mesa no se habló de economía, política o de elecciones, sino que se abordó el tema, nada más, ni nada menos, que de ¡cine de terror! Sí, así como lo oye, uno de los géneros más seguidos por el público que ahora, a través de Pánico, tiene la oportunidad de conocer más a profundidad.
Imagine usted una lúgubre casona desde la cual un presentador nos da la bienvenida; un set a media luz con cuatro expertos, vestidos de negro –como en un principio aparecían los analistas de Primer Plano–, que nos ilustran con sus comentarios bien informados acerca de películas, cineastas, actores y productores, todos del género del terror. ¡Qué maravilla!
Quienes somos seguidores de esta categoría de cine, de manera permanente buscamos cualquier resquicio por donde poder colarnos para ver películas macabras, sean antiguas, clásicas o de reciente estreno.
Pero también buscamos todos aquellos medios a través de los cuales podamos conocer más acerca de esas cintas que impactaron a nuestros padres y abuelos y que siguen manteniéndose vigentes, aún cuando sean filmes que actualmente muchos pudieran considerar ingenuos, insustanciales y hasta churros infumables que no espantan a nadie.
Es motivo para festinar que el canal Pánico haya dado inicio a Paracinema, un programa sui generis, el primero en su tipo en la televisión mexicana, en que además de mostrarnos escenas de películas de culto- tales como la Marca de la Pantera, El Hombre Leopardo y la Séptima Víctima, cintas de los años cuarenta del siglo pasado en las que el productor Val Lewton hace mancuerna con el director francés, Jacques Tourneur– nos habló sobre las vicisitudes por las que la industria fílmica norteamericana atravesó en su lucha por lograr las condiciones propicias para el desarrollo del género del terror en el cine.
Imagine usted una lúgubre casona desde la cual un presentador nos da la bienvenida; un set a media luz con cuatro expertos, vestidos de negro, para hablarnos de cine de terror
Efectivamente, a través de este primer programa, en los que se analiza a los pioneros del cine de terror norteamericano, pudimos conocer que en los años de mayor esplendor de los grandes estudios hollywoodenses, que filmaban historias convencionales, otros estudios que en la actualidad se denominarían de clase B, tuvieron que abrirse paso a través de guiones inquietantes y de temáticas insólitas y sobrenaturales para ganar público.
De llamar la atención fue también que dichas películas de bajo presupuesto llamaban a grandes actores caídos en desgracia, tales como Bela Lugosi, para llenar los repartos, en tanto que los directores y productores, tales como William Castle, tenían que salir a escena para advertir a los espectadores, evidentemente con fines comerciales y publicitarios, que la producción había contratado una póliza de seguros que los protegía por si alguien moría de miedo durante la exhibición de la película.
También es digno de mención que Hollywood emprendió en los años cincuenta una cruzada de boicot contra la televisión, hasta que comprendió que podría convertirse en aliada de aquélla, al descubrir la conveniencia de retransmitir las películas de terror generadas por sus estudios.
A mi juicio, Paracinema inicia con el pie derecho y le auguro un futuro exitoso a sus cuatro analistas: Marco González Ambriz –quien es el presentador del programa y moderador de la mesa–, José Luis Ortega, Rodrigo Vidal Tamayo y Carlos Meléndez.
¿Qué hubo ciertos trastabilleos en la producción y se notó la novatez de los comentaristas, como por ejemplo el nerviosismo del presentador y su cierre un tanto abrupto del programa? Es verdad. ¿Qué la emisión es muy corta, sólo dura 30 minutos, y que se transmite los domingos a las cinco de la tarde, un horario poco apto para los truculentos cinéfilos que estamos acostumbrados a esperar la llegada de las sombras para darle rienda suelta a nuestros regocijos? Cierto. Pero eso es pecata minuta si se toma en consideración que era la primera entrega. A cualquier producción televisiva que arranca, siempre hay que otorgarle el beneficio de la duda y, en este caso, no tendría por qué ser la excepción.
El caso es que estoy de plácemes por esta iniciativa del canal Pánico, del cual me considero su seguidor incondicional, y espero que cada programa de Paracinema vaya abordando temas tanto o más interesantes que el del día de su presentación. Tengo la certeza de que así será para fortuna de los miles y miles de fanáticos del cine de terror que esperábamos la aparición de un programa de esta naturaleza. ¿Verdad que sí?