por Gabriel Rumor

La fuerza maremotriz, única energía derivada de la Luna, va incrementando su potencial gracias a un formidable arsenal de nuevas técnicas con papalotes gigantes, cuchillas y palas, olas saltarinas, surtidores e incluso el corazón humano para explotar la fuerza extraordinaria de los océanos.

Es un enorme desafío porque, como indica el GUARDIAN londinense, los mares han castigado las costas y arrastrado a los marineros a sus abismos desde la noche de los tiempos, pero el señuelo de cantidades infinitas de electricidad limpia, confiable y renovable es tentador para un mundo ávido de energía, donde el sol y el viento, si bien en ascenso, producen apenas el 10% de la electricidad global.

Convertidor de olas Penguin.

El costo sigue siendo elevado pero cientos de compañías rebosan de ideas apoyadas en inversiones millonarias, como papalotes sumergidos de doce metros de ancho que suben y bajan, volando literalmente con las mareas, incluso las de baja intensidad.

Ocean Energy Systems, una coalición de 25 naciones oceánicas, estima el potencial maremotriz para 2050 en 750 gigavatios, es decir el doble de la capacidad nuclear actual, y naciones como Irlanda, la India y Corea están realizando notables progresos; sin mencionar que China ha invertido 200 millones de dólares en este decenio y la Unión Europa tres millardos, entre fondos públicos y privados.

Generador a base de corrientes marítimas

La energía de las mareas se aprovecha con turbinas de cuatro o hasta seis aspas similares a las que sirven en la superficie para capturar el viento, y el reto es la durabilidad, el costo de construir algo que resista las rudas tormentas marinas, con estructuras tan ingeniosas como el sistema hidráulico de Corpower, inspirado en el corazón humano para capear el impacto de las peores intemperies. Y no puede soslayarse la salvaguardia de la vida marina, para evitar que los peces, los delfines y las focas se entrampen en las instalaciones subacuáticas,

Central mareomotriz La Rance en francia

Aun está por verse cuáles tecnologías alcanzarán la etapa de producción masiva, pero las perspectivas son promisorias por el respaldo que el sector está recibiendo a los más altos niveles en Europa, China y Canadá, y, como apunta Karmenu Vella, Comisionado Europeo para el Ambiente, el potencial es enorme para la creación de nuevos empleos y valor agregado y la drástica reducción de las emisiones contaminantes en un mundo que asiste a los efectos devastadores del cambio climático.

Turbina submarina en Plouezec, Francia

La energía oceánica tiene la ventaja particular de su predictibilidad, con años de avance, así como la frecuencia de sus variaciones estacionales, y una de las empresas en el ramo explora la diferencia en temperatura de la superficie con las profundidades para generar electricidad, a fin de sustituir eventualmente los generadores a diesel que sirven a muchas comunidades pequeñas o ubicadas en lugares remotos.

Rotor en el proyecto Paimpol-Bréhat

No todos están convencidos de que la energía de los océanos pueda ejercer un peso considerable en el tiempo por venir, pero algunos de los empresarios que apuestan a ella responden que sólo es cuestión de tiempo y abaratamiento de costos dada la amplísima gama de tecnologías que ahora están siendo experimentadas en todos los rincones del globo.

Caracas, diciembre 2018.