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Nunca es tarde para perdonar, siempre hay tiempo para el arrepentimiento
Después de muchos años de enseñarme a mi mismo las cosas de la vida. Apareció ella, la dueña de mi existencia, la que me trajo a esta vida, dándome los mayores enigmas de mi mente, la que me contuvo en su vientre, me cubrió en sus brazos, me cuidó y alimentó hasta que creciera y de mis primeros pasos .
Y así dejarme caminar solo, aún tambaleante, me sujeté al camino de la vida y fuí por donde me llevara el viento y mi instinto, con pañales y chupete de niño aprendí hacer grande.
Recorrí las calles, conocí la soledad de las noches y las navidades, descubrí la oscuridad y la luz para salvarme, encontré el abrigo de la gente, los hermanos de la vida, la mujer me dio esperanza.
La satisfacción de llegar a mi casa abre todos mis sentidos
Ya de chico era grande y de grande hoy puedo ser quien yo quiera ser, solo uno mismo marcas su destino y de tus decisiones se formará tu vida.
Esta que hoy disfruto más que otro, atraves de mi hijo, veo esa sonrisa que me regala cuando llego de trabajar y alimenta mi alma, apagando las tristezas que existieron en mi corazón. La satisfacción de llegar a mi casa abre todos mis sentidos descubriéndolos uno por uno.
El aroma y el sabor de un riquísimo plato de comida caliente, la piel suave de hijo acompañandome de la mano a la cocina, la música de escuchar que me están esperando, los ladridos de mi perra que me recibe y verme a mi mismo lo que he logrado, hace que todos los momentos sean únicos.
Es por eso que hoy entendí, que estos momentos de mi vida se los debo a la persona que me dio la mía, es por es que nunca es tarde para perdonar.