
El ámbito profesional es uno de los más importantes de la vida. De hecho, trabajo y vida personal están muy vinculados, sencillamente, porque en este espacio te desarrollas como ser humano a través del ejercicio de un puesto de empleo y, también, haces nuevos amigos.
Sin embargo, en un contexto tan exigente como el actual, la presión psicológica es frecuente desde la perspectiva del rendimiento. ¿Cuáles son los cinco pensamientos que te hacen sufrir en el trabajo?
- Miedo de no estar a la altura. Este pensamiento es posible ante la perspectiva de un nuevo proyecto. En esa situación, sientes que te encuentras ante un examen vital, sientes que ese momento supera tus propios recursos. Sin embargo, solo necesitas darte un tiempo para asimilar la nueva información porque el estrés que surge en este tipo de situación es positivo en la medida en la que te recuerda la responsabilidad de esa ocupación para la que te quieres preparar.
- Miedo al despido. Algunos trabajadores viven desde la inseguridad de temer esta mala noticia profesional cada vez que reciben una crítica del jefe. Existe una realidad en el ámbito laboral actual. Muchas empresas no cuidan la motivación de los trabajadores. No facilitan la comunicación positiva a partir del reconocimiento de los logros, solo se enfocan en las críticas negativas cuando existe algún detalle que corregir. Y esto reduce el salario emocional de los empleados.
- Querer ser el mejor. Es tanta la presión laboral, tanta la responsabilidad de estudiar una titulación exigente para tener una diferenciación respecto de la competencia que, llega un momento en el que la persona puede interiorizar el mensaje equivocado de que necesita ser la mejor para poder destacar. Querer ser el mejor es agotador, sencillamente, porque puede haber otras personas más cualificadas. Y esta forma de competir no propicia el aprendizaje.
- Síndrome del trabajador quemado. Los pensamientos del síndrome del quemado son tóxicos porque la persona se siente encerrada en una situación de la que no sabe cómo salir. Son pensamientos que te hacen sentir esclavo en un empleo cuando, en realidad, tú eres dueño de tomar tus decisiones.
- No tengo suerte. Las circunstancias laborales son complejas para quienes no han encontrado un trabajo que se ajuste a su vocación. Sin embargo, esta creencia de la ausencia de suerte puede llevarte a la queja o la autocompasión.
Toma conciencia de aquellos pensamientos que te limitan en el plano profesional puesto que este control mental te ayuda a buscar trabajo con mayor autoconocimiento.