Cartago
País norteafricano, Túnez se revela como un país de cambio, en medio de tradiciones y vistas al futuro. Entre tanto, su riqueza cultural determina lugares imprescindibles que todo visitante debe tener en cuenta antes de hacer su maleta y sumergirse en un apasionante viaje por tierras tunecinas. A continuación indicamos los 8 lugares que no debe dejar pasar si su próximo viaje se detiene en este fantástico país africano:
1 Sitio Arqueológico de Cartago
Sumamente significativa en la Antigüedad, Cartago fue una ciudad fundada por los fenicios en las cercanías de la actual localidad de Túnez, capital nacional. Aunque existen muchas versiones al respecto, la fundación dataría de entre los años 825 y 820 a.C. En el presente, el Sitio Arqueológico de Cartago concentra parte del gran legado de aquellos tiempos en las latitudes en cuestión. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979, reúne vestigios realmente interesantes y atractivos, casi todos de origen romano. En ese sentido, vale remarcar que -en el pasado- los romanos destruyeron la ciudad y posteriormente la reedificaron.
Entre la inconmensurable riqueza histórica que gira en torno al lugar, sobresalen primordialmente la Colina de Byrsa, que alberga la Catedral de San Luis y el Museo Nacional de Cartago, y además regala hermosas vistas de la península; el Anfiteatro, una de las obras más importantes del Imperio Romano; el Tofet de Cartago, testigo de diversos ritos y sacrificios que se realizaban en la época; y las Termas de Antonino, las mayores construidas (siglo II) en territorio africano, muy favorecidas por la ubicación frente a la bellísima costa tunecina, donde se hallan los restos mejor conservados del sitio.
Aunque el clima suele ser agradable durante todo el año en Túnez, de mayo a octubre es el período ideal para disfrutar de este país. Para quienes desean evitar las más altas temperaturas, lo recomendable es viajar tanto en el comienzo como en el final del verano.
2 Museo Nacional del Bardo
Este espacio constituye una cita inevitable para los visitantes que pretenden adentrarse en las profundidades y los enigmas de la diversidad cultural que ha marcado el camino de Túnez a lo largo de la historia. Emplazado precisamente en el Barrio del Bardo, en las afueras de la capital, inicialmente fue lugar de residencia para sultanes y monarcas. Hoy es uno de los museos más grandes de la zona que comprende al Mediterráneo y exhibe una considerable cantidad y variedad de piezas; muchas de ellas, de una enorme magnitud arqueológica, y otras que sirven para reflejar las intensas fusiones culturales que el país ha experimentado desde sus orígenes hasta la actualidad. A propósito, se destacan las impresionantes colecciones de mosaicos romanos, obras griegas, cerámicas y expresiones artísticas cristianas e islámicas.
Creado el 7 de noviembre de 1882 mediante un decreto, el Museo Nacional del Bardo abre sus puertas de 9 a 17 (del 1 de mayo al 30 de septiembre) y de 9 a 16.30 horas (del 1 de octubre al 30 de abril). El precio de la entrada ronda los 5 euros.
3 Medina de Túnez
En toda la región, la medina suele plasmar la propia esencia del pueblo del lugar. Y por supuesto que esta preciosa nación de África del Norte no es la excepción a la regla. También declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (1979), la Medina de Túnez amontona un encanto tras otro. Desde las pintorescas callejuelas y los pasadizos tan característicos, pasando por los aromas y los sonidos particulares de los comercios que allí se encuentran instalados, y concluyendo en la riqueza histórica y arquitectónica que representan sus mezquitas (la principal es la de Zitouna, construida en el año 723), palacios, mausoleos y residencias.
Cimentada sobre una colina, la Medina de Túnez se puede visitar durante todo el año. A modo de consejo, tal vez conviene evitar los meses de enero y febrero, en los que el escenario se ve dominado por el protagonismo de las lluvias.
4 Parque Nacional del Ichkeul
Aquí, otra de las maravillas que forman parte del Patrimonio de la Humanidad (1980) en Túnez. En este caso, correspondiente a la belleza natural. El Parque Nacional del Ichkeul se localiza en el Distrito de Bizerta, en el norte del país. Se trata de uno de los humedales con mayor trascendencia a nivel regional. Allí se refugian cerca de 200 especies de aves, muchas de las cuales -algunas, muy raras- están en peligro de extinción, en el bonito entorno que aporta el Lago Ichkeul, uno de los motivos a la hora de explicar por qué este humedal prácticamente no se seca en todo el año.
Ciudad púnica de Kerkourne
Amenazado por el levantamiento de diferentes presas, que incrementan la salinidad de sus aguas, el parque fue incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad en Peligro, en 1996. Por fortuna, en 2006 pudo ser quitado de la misma gracias al trabajo de la Unesco, que llevó a cabo un proyecto de seguimiento y modificó las formas de gestión. Finalmente, se logró mejorar la situación del Parque Nacional del Ichkeul, que sigue luciendo su atrayente fortuna en materia de paisajes, flora (hay zonas cubiertas de olivos) y fauna (flamencos, cigüeñas y garzas, entre otras tantas especies).
Al igual que en el caso anterior, lo ideal es evadir las precipitaciones del primer trimestre del año . Abril, mayo, septiembre y octubre son buenos meses desde el aspecto climático.
5 Ciudad púnica de Kerkoune y su necrópolis
En la península del Cabo Bon y a unos escasos kilómetros de la ciudad de Kélibia, puntualmente en la costa este de Túnez, se aloja la Ciudad púnica de Kerkoune y su necrópolis, proclamada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1985. Interesantísimo por donde se lo mire, este sitio acoge los únicos ejemplares de arquitectura púnica que se mantienen intactos, sin haber padecido las transformaciones impuestas por las civilizaciones subsiguientes; la necrópolis es la muestra perfecta de ello. Cuenta la historia que la ciudad de Kerkoune quedó completamente devastada tras la Primera Guerra Púnica, que enfrentó a romanos y cartagineses a mediados del siglo III a.C. Sin embargo, los romanos no la reconstruyeron como sí hicieron en otras oportunidades.
Con aproximadamente ocho hectáreas de superficie, se estima que en su momento de apogeo habría tenido unos 2.000 habitantes, en el marco de un contexto que gozaba de la proximidad del Mar Mediterráneo pero, al mismo tiempo, no disponía de un puerto.
6 Anfiteatro de El Djem
También llamado Coliseo de Thysdrus, debido a que se sitúa en la localidad de Thysdrus, perteneciente a la antigua provincia romana de África, el Anfiteatro de El Djem es el mayor coliseo construido por el Imperio Romano sobre suelo africano y el cuarto en la escala mundial. Edificado en el año 238 de la era actual, durante la dinastía del Emperador Maximino el Tracio, supo atestiguar combates entre gladiadores, carreras de carros y muchos de los juegos que le daban vida al emblemático Circo Romano.
Anfiteatro de Djem
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979, el Anfiteatro de El Djem se encuentra en un muy buen estado de conservación e indudablemente conforma una de las excursiones impostergables para quienes visitan la República Tunecina.
7 Mercado Central de Tunis
De cara a la fabulosa medina pero en la parte moderna de la ciudad, yace el Mercado Central de Tunis, donde las costumbres y las tradiciones tunecinas afloran, palpitan y se perpetúan desde hace más de un siglo. Frutas, hortalizas, especias para todos los gustos, carnes, pescados, frutos secos y mucho más componen la oferta de este singular espacio en lo que refiere a la faceta gastronómica. Este atractivo mercado funciona en un edificio que, aunque fue restaurado, todavía atesora el magnífico estilo colonial en su arquitectura. Tal es así que las autoridades locales le otorgaron el galardón de Monumento Histórico.
Más de 500 puestos y locales trabajan allí cada día para los miles de personas que lo visitan entre nacionales y extranjeros, residentes y turistas. La fundación del Mercado Central de Tunis, un auténtico emblema de la historia en la ciudad y en todo el país, data de 1891. Sin ninguna duda, cualquier momento es bueno para sumergirse en este ambiente único desde todo punto de vista.
8 Medina de Susa
Para finalizar este apasionante recorrido por los encantos tunecinos, otro de los elementos nombrados como Patrimonio de la Humanidad (1988) por la Unesco. La referencia es para la Medina de Susa, justamente ubicada en el centro histórico de Susa, ciudad de la costa oriental de Túnez, alrededor de 140 kilómetros al sur de la capital nacional. Considerada un verdadero arquetipo de lo que significó la propagación de la cultura islámica en el Magreb, reúne mezquitas, fortificaciones, museos y un gran número de edificios militares y religiosos de invaluable valor histórico-cultural.
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