Un estudio realizado por economistas de Estados Unidos de América concluyo que la semana laboral debería durar cuatros días, es decir comenzar el lunes y concluir el jueves, aumentando la jornada laboral a 10 horas diarias

De esta manera se conseguirían muchas ventajas, entre las cuales se lograría mejorar la eficiencia de los empleados y reducir los costos públicos como los privados.

En el estado de Utah, Estados Unidos, ya pusieron dicha propuesta a prueba. Demostraron que si el fin de semana dura tres días, no prender las luces de las oficinas, no utilizar las computadoras, ascensores, aire acondicionados, calefacción, etc., los costos de Utah se reducirían en varios millones de dólares.

Según John Langmaid, editor de la revista Connecticut Law Review y defensor de esta medida, la medida también beneficia al medio ambiente, habría menos consumo eléctrico, los empleados utilizarían menos medios de transporte y disminuirá la polución generada.

Una encuesta realizada entre los estadounidenses confirma que el 82% de las personas está a favor de la medida. Además estudios de la Universidad Brigham Young coordinados por la investigadora Lori Wadsworth agregan que la medida mejoraría el rendimiento de los trabajadores.