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La herramienta preferida para este fin, solía ser: ; un clásico. Condición que era incomprobable, claro esta, y por ello la excusa preferida de empleados públicos y de comercio para dejar de atender a la gente
No es novedad que vivimos rodeados de personas carentes de criterio y buen juicio. Que lamentablemente, muchas de estas personas desempeñan tareas de atención al público. Y que su condición de empleados, suele potenciar aún más el desentendimiento que tienen para con sus obligaciones laborales y el compromiso con el cliente.
La herramienta preferida para este fin, solía ser: <<la falta de sistema>>; un clásico. Condición que era incomprobable, claro esta, y por ello la excusa preferida de empleados públicos y de comercio para dejar de atender a la gente.
Desafortunadamente, los protocolos para combatir la pandemia del covid 19, parecen haber agregado nuevas herramientas al set de excusas que estos individuos tienen siempre a mano para no trabajar:
*Los protocolos limitan a un número reducido de personas dentro de los locales comerciales. Esto les quita la presión de tener demasiada gente esperando a ser atendida. Según parece, la gente que se forma afuera del comercio, bajo las inclemencias del clima y los peligros externos (en Argentina, el riesgo de ser afanado es permanente) no forman parte de los clientes.
*Se limita la atención a un número limitado de horas del día. Los que, por cierto, les viene de mil maravillas para trabajar menos aún.
*Para la gran mayoría de trámites se establece un sistema de turnos en línea que, como de costumbre, no contempla la gran mayoría de consultas y dudas de los usuarios. El empleado atenderá, en el mejor de los casos, solo la consulta que el turno certifique o ninguna, limitándose a invitar a los clientes, efectúen sus consultas mediante una improvisada página web o lo que es peor, vía telefónica.
*Por último, y como cereza del postre, nos encontramos con un montón de los que yo llamo: “los policías del barbijo y del protocolo”. Empleados y funcionarios PÚBLICOS que han descubierto una nueva excusa, un nuevo poder que los habilita ha maltratar al cliente. Estos, no dudarán en corregirnos a los gritos, sin tacto ni discreción, desde el otro extremo del comercio y sin importar la cantidad de gente que se encuentre a nuestro alrededor, si cometiéramos la más mínima falta en los protocolos.
Nuevas excusas y nuevos argumentos se suman para aquellos que ya desde antes de la pandemia, hacían todo lo posible por no trabajár…