Un partido con muchos altibajos.

En el primer tiempo,  se notó al Central que marca, que presiona. Así, pudo sacar ventaja.

Hasta,  podría haber ampliado su marca, tranquilamente. 

Un gol extraordinario, de la mano de Delgado, Jesús Méndez, Carrizo y finalmente, Encina.

Apariciones fugaces de Carrizo asociadas a Méndez fueron lo mejor de Central.

 El segundo tiempo, todo lo contrario. Quilmes salió con una idea totalmente diferente, y mantuvo a Central en su campo, casi por los veinte primeros minutos.

El equipo no funcionaba, no presionaba, no reaccionaba.

Los cambios, como siempre, se realizaron tarde.

Claramente, el Central del primer tiempo no estuvo en los segundos 45 minutos.

Volvió el fútbol, volvió la desesperación, la exigencia, la fiesta, el carnaval.

Tenemos un claro objetivo para este campeonato: sumar los 50.

Ustedes, jugadores, tienen que demostrar el por qué están acá. Que los que lleguen, sean para beneficio del equipo, para sumar.

Necesitamos que dejen todo en cada partido. Tienen que dejar la vida por Rosario Central.