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Manuel de Segura, el ballet Hispania dirigido por Graciela Ríos Saiz y el pianista Mario Marzán. Coreografía: Graciela Ríos Saiz y Natalia Bonansea. Luces: Fernando Micucci. Hoy, a las 19, en el Avenida, Avenida de Mayo 1222. Duración: 110 minutos
Nuestra opinión:
Muy bueno. Cantante y bailarín, Manuel de Segura volvió a un escenario porteño luego de su presentación, en 2002, en el espectáculo de Luis Aguilé, a quien evocó con gran ternura. Ahora, y sobre un escenario sobrio, enmarcado por diapositivas que recorren surrealistas paisajes, el artista comienza a demostrar su caudalosa y bien timbrada voz en "Novio de España", un cálido recuerdo de cada una de las regiones hispanas, para luego detenerse en los alegres sones de "Qué bonita es mi niña" a la que le sigue un popurrí de temas entre los que se hallan "La hija de Don Juan Alba", "Te lo juro yo" y "Las cosas del querer".
Sin dejar el proscenio, Manuel de Segura hace rápidos cambios de chaquetillas para demostrar su talento y su espigada figura en "Romance de la reina Mercedes", "La bien pagá", "Doce cascabeles", "Ojos verdes" y "Pena, penita pena", acompañado en algunos tramos por el afiatado ballet Hispania.
Pero no todo ha de ser canto y baile en el espectáculo, ya que Mario Marzán desde el piano se encarga, con indudable maestría, de rememorar todos los ritmos de España. Otra vez frente a un público que ovacionó cada una de sus interpretaciones, Manuel de Segura entona "Violetas imperiales", "Dame una mano", "Se nos rompió el amor", "El emigrante", "Abanicos de papel" y el sentido tema "Canto a mi madre", que dedica a todas las mujeres argentinas. No se olvida, tampoco, de recordar con inmenso cariño a aquellos artistas de la copla que desfilaron por Buenos Aires -Miguel de Molina, Angelillo, Paquita Rico, Conchita Piquer, Pedrito Rico y muchos otros- a los que Manuel de Segura les dedica emotivas palabras mientras sus rostros se reflejaban en amplias diapositivas.
Homenaje Sin duda, Su Majestad la copla es un entrañable homenaje a esa España que desde el desgarro salta a la alegría y en la felicidad se entrelaza con el amor, con los más variados sentimientos y con los más heterogéneos personajes del mapa ibérico. Todo esto tiene en Manuel de Segura, no en vano apodado el "príncipe de la copla", a un intérprete que sabe traducir a través de su voz y de su danza toda el alma de su tierra. Alicantino de nacimiento, Segura demuestra en este espectáculo que no es necesario el gran preciosismo para ganarse el favor del público, sino que, como lo hace aquí, su estampa y su garganta están al servicio, con enorme sencillez, de lo más puro del arte español.
El movimiento de sus manos y su taconeo se entrelazan con los temas más populares de un repertorio que ya es patrimonio del mundo. Y si a ello se le suman las excelentes participaciones del maestro Mario Marzán y del ballet Hispania, se obtiene, de esta manera, un cuadro colorido y pintoresco, pleno de recuerdos y de nostalgia, de esa España que aquí está representada con enorme autenticidad y esplendor.
Adolfo C. Martínez