No tengas temor al fracaso, pues tu fracaso de hoy puede ser tu triunfo del mañana, es más productivo saber lidiar con la adversidad, que por temor a ella, vivir sometido.

Si eres dueño de un sueño, no renuncies, llévalo hasta las últimas consecuencias, y aún así, si no quemas las naves del temor, nunca atravesaras el río caudaloso del infortunio.

Es mejor morir peleando que bajar las armas y quedarse en el olvido.

Muchos salieron en busca de su propia felicidad; pero pocos se animaron a cargar su propia desdicha y atravesar los montes del desgano, y soportar los vientos de desdichas y lluvias de contrariedades, para decir al fin... llegué, sin haberlo aún logrado.

Y tocar la cima con la punta de los dedos, y acariciar el rostro de la felicidad con el rostro sumergido en lágrimas y poder decir llegué aunque un hilito me separe de la dicha.

Autor Carlos Polleé