
Ya lo decía Einstein: “si queremos cambiar de vida deberemos comenzar por cambiar las ideas”. La gran cuestión no es ¿cómo producir más? sino ¿cómo gastar menos? En cada dificultad se esconde una oportunidad. La energía que sacamos del
agua nos ha hecho hijos malcriados del planeta tierra, queremos andar con remera en invierno y que haga frío en verano para esto podemos hacer muchas represas, obtener energía tan barata que nos permita tener una piscina climatizada todo el año, lo que no podemos hacer todavía es producir sin contaminar, sin destruir, sin explotar, lo que significa que si tenemos más electricidad, produciremos mas, pero también contaminaremos más, y hoy el gran problema no es como producir más, sino ¿cómo no contaminar más? No es inteligente matar a la gallina de los huevos de oro, y lo estamos haciendo cuando no cuidamos el planeta tierra, su flora y fauna, nos dejamos llevar por las leyes del mercado, las aplicamos a todo, todo pasa a ser mercancía, pero la naturaleza está dispuesta a pasarnos factura, y si no respetamos el contrato de sustentabilidad, se enoja y arrasa con poblaciones enteras, se calculan en 25 millones las personas desplazadas forzosamente de sus hogares por sequías, desertificación, erosión de los suelos, accidentes industriales y otras causas medioambientales. En el año 2010 se estima que podrían ser ya 50 millones. Los científicos calculan que para el 2050 ya no habrá más pesca en los mares y el número de refugiados ambientales alcanzará los 150 millones de personas. La desforestación para el pastoreo y el uso agrícola desnudan la tierra de su capa vegetal haciendo que retenga menos lluvia y facilitando la erosión, dejando libre paso a los desiertos. La naturaleza a desarrollado mecanismos para retener al agua que han tardado millones de años en evolucionar, el ser humano sin embargo es un enigma entre la biología y la cultura, la biología es lenta, pero la cultura va velozmente, a veces sin prever ciertas consecuencias, se la podría comparar con el mito de Narciso, que estando tan encantado con su belleza quedo ahogado en ella. El capitalismo es como una serpiente que se va comiendo su cola, hasta que ya no le queda más que morir y si no nos ocupamos de la naturaleza, la naturaleza se ocupara de nosotros.