La responsabilidad es un principio de extenso interés para la toma de conciencia de todos los ciudadanos, cada uno desde su perspectiva de actuación, sin distinciones entre gobernados o gobernantes.

La responsabilidad política es una cualidad esencial a la hora de actuar con congruencia, seriedad y compromiso respecto a asuntos de interés general. Y debería ser una característica esencial en todo actor político, respecto de todo lo que ocurre en su área de poder directo, aunque no intervenga directamente en ello; porque es responsabilidad de todos y cada uno de los miembros del Estado trabajar en beneficio del bien común.

No existe una posibilidad real de unidad para sacar a España de la tragedia

En los últimos años, la vida política y el debate institucional están marcados en España por la toma de decisiones de irresponsabilidad, animosidad e inquina, sobre todo por parte de la derecha y la extrema derecha. Esta situación genera únicamente conflicto y rigidez. Lo que provoca no pocos problemas, ya que estas causas y sus manifestaciones pueden resultar patológicas. La responsabilidad política no siempre resulta fácil, lógicamente, existen discrepancias naturales, a veces insalvables, sin embargo, algunas circunstancias inusuales y lesivas para el conjunto de la sociedad, demandan cierta dosis de cooperación y compromiso, donde la madurez, la sensatez, el buen juicio o la seriedad tienen un papel fundamental. Ya en 1789, la Asamblea Nacional constituyente francesa estableció la responsabilidad política en términos muy amplios; se hacía a los ministros responsables, moralmente, de todos los males presentes y los que pudiesen venir. Y hoy, en 2020, en España, en plena crisis sanitaria por el covid-19 nuestros políticos son incapaces de asumir esa responsabilidad de Estado para trabajar juntos por la erradicación de esta terrible pandemia mundial.

Las palabras cada vez más duras campan en el hemiciclo. Con Vox y el PP a la cabeza, lo único que oímos son acusaciones al Gobierno por su gestión del coronavirus. El Gobierno no entra en este debate bronco y sigue tendiendo la mano a esta oposición desquiciada y oportunista, a fin de conseguir unos pactos adecuados de reconstrucción. Seguimos escuchando palabras tan arcaicas y malintencionadas como régimen, políticas chavistas, o narcocomunismo, tenemos que aguantar idioteces como que esto es una eutanasia escondida o que el Presidente es un asesino. Una escalada de ataques que, dada la situación que estamos viviendo, no es sino un insulto y una falta de respeto absoluta a todo un país que lucha y se responsabiliza con su conducta impecable. Y es que el odio es un arma muy peligrosa que solo trae caos y derrota, ante un hecho tan luctuoso como estamos padeciendo, lo único que vale es la unidad, ya habrá tiempo después de pedir explicaciones y tomar medidas. Ahora se trata de atajar la enfermedad e intentar retomar la normalidad lo antes posible. Y para eso sólo necesitamos unidad.