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Los ministros de Exteriores de Ucrania, Rusia, Francia y Alemania se reúnen este lunes en Berlín para tratar de salvar la cumbre sobre el conflicto ucraniano anunciada para el 15 de enero en Kazajistán.
La canciller alemana, Angela Merkel, dijo el sábado que la cumbre de Astana sólo tiene sentido si permite avanzar de manera concreta, tras entrevistarse por teléfono con los presidentes ruso, Vladimir Putin, y ucraniano, Petro Poroshenko.
El presidente francés, François Hollande, que asistirá a la cumbre en caso de celebrarse, recibió el domingo en el Elíseo a Merkel y a Poroshenko. Hablaron un cuarto de hora del conflicto en el este de Ucrania entre el ejército y los separatistas prorrusos, pero de la entrevista no se filtró nada.
Tras una entrevista telefónica infructuosa el viernes, los ministros de Exteriores ucraniano, Pavlo Klimkin, ruso, Serguei Lavrov, alemán, Frank-Walter Steinmeier, y francés, Laurent Fabius, se reúnen esta tarde en Berlín para tratar de salvar la cumbre de Astana. La cumbre fue anunciada por Poroshenko a finales de diciembre, pero la fecha nunca ha sido confirmada por otros.
Esa cumbre sería decisiva para Rusia, que quiere que se levanten o al menos se aligeren las sanciones occidentales impuestas por su implicación en el conflicto, y también para Ucrania, que no tiene medios militares para recuperar el control de la cuenca minera del Donbas, en manos de los secesionistas.
En el terreno, mientras tanto, la situación no deja de empeorar en los últimos días, pese a la tregua acordada el 9 de diciembre.
En Donetsk, capital de la región homónima y feudo de los rebeldes, se escucharon el domingo hasta tarde fuertes explosiones en todos los barrios de la ciudad, como en los peores momentos del conflicto el pasado verano. También hubo intensos bombardeos alrededor de las ruinas del aeropuerto de Donetsk, que el ejército y los rebeldes se disputan desde hace meses.