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En una visita a la base de Torrejón el Rey Felipe VI ha conocido las capacidades de actuación fuera de la órbita terrestre del Ejército del Aire que ha sumado la palabra espacio a su denominación oficial
La fuerza Aérea Española ha cambiado recientemente su denominación oficial de Ejército del Aire, EDA, a llamarse Ejército de Aire y del Espacio según un comunicado publicado en el BOE el pasado 27 de junio de este 2022, el cambio fue recibido con sorpresa por la sociedad y recibió calificativos bastante gruesos, como: "grotesco", "ridículo", "absurdo", "fuera de lugar", "risible", "majadero" y entre los más llamativos el pronunciado por un general del aire en la reserva: "Cuando el diablo no tiene nada que hacer, mata moscas con el rabo".
Y desde luego aunque es el control del espacio con sus satélites, comunicaciones, inteligencia, control de la basura cósmica y vigilancia de las actividades fuera de la atmósfera de otras naciones, unas tareas dedicadas al Ejército del Aire, como al resto de fuerzas aéreas de países avanzados, y que algunas han añadido el termino espacio a sus denominaciones.
El más destacado el caso de Francia cuya fuerza aérea se denomina Armé de L´air et le Space, o que la estadounidense USAF especifique que su área de acción es el el aire, el espacio y el ciberespacio o incluso que la Fuerza Aérea Rusa se denomine oficialmente fuerzas Aeroespaciales de Rusia, que esta dedicación a la tarea de la actividad espacial implicara un cambio oficial de denominación obedece más a un capricho pueril en las altas esferas del gobierno actual que a una necesidad real.
Con todo este cambio de nombre ha coincidido al fin de la temporada estival con una visita del Rey Felipe VI a la Base Aérea de Torrejón en la que el monarca ha sido informado de las actividades más relacionadas con el espacio que acomete el recién renombrado EDA y cuales son la tareas que en el campo sideral acomete la fuerza aérea. Esta visita incluyó la inspección de los tres centros operativos más significativos dedicados a este área: el GRUCEMAC, el COVE y el CESAEROB.
GRUCEMAC
Con orígenes en 1956 el Grupo Central de Mando y Control, GRUCEMAC, es el encargado de coordinar la defensa aérea de España reuniendo la información que llega desde los diferentes Escuadrones de Vigilancia Aérea, EVA, (radares) repartidos por todo el territorio nacional. Asociado desde sus inicios a la ayuda americana llenó el inmenso hueco que tenia la defensa aérea española, de hecho en aquellos años esta no existía como tal pues España no tenia cobertura radar y el EDA manejaba aviones de hélice hasta la llegada de los reactores estadounidenses F-86 ese mismo año.
Paso a paso el centro, y todo el sistema de defensa aérea, cambió de denominación varias veces hasta recibir la actual denominación y sobre todo fue mejorando su tecnología y cobertura hasta cubrir la totalidad del territorio nacional y formar y sistema de defensa aérea y control que hoy podemos definir de puntero y modelo en su clase pero que en sus primeros años fue de practico control estadounidense mientras la oficialidad española "aprendía el oficio".
Sería prolijo y ajeno a esta crónica relatar la historia del GRUCEMAC y sus funciones operativas que darían para un trabajo aparte, solo destacar que de los centros visitados por el Rey en esta visita es el menos relacionado con el espacio pues se trata del control y vigilancia de espacio aéreo y no de la estratosfera ni del espacio pero lo significativo d su tarea hizo obligado la vista del monarca.
COVE
De recentísima creación, noviembre de 2019, el Centro de Operaciones de Vigilancia Espacial, COVE, tiene una misión clara. Vigilar el espacio exterior para prevenir de toda amenaza que pueda llegar de este ya sean misiles, meteoritos, asteroides, satélites, cometas y sobre todo especialmente basura espacial, restos de satélites y otros elementos construidos por el hombre que tras ser desechados van a la deriva por el el espacio exterior, y que por una circunstancia u otra pudieran impactar contra la tierra y concretamente contra territorio español.
Como un oficial de la Armada destacado a la unidad recalcó: "Nosotros vigilamos de dentro a fuera, nos preocupa lo que pueda venir de arriba, ya sea un meteorito o un satélite viejo, etc, de vigilar de afuera a dentro ya se encargan otros".
La idea de formar una unidad especifica dedicada a esta tarea surgió en el mismo 2019 ante la necesidad de dotarse de un servicio nacional propio dedicado a esta función y no depender del concurso y la buena fe de países aliados que previsiblemente alertarían de toda posible amenaza pero que a la larga es depender de un agente externo y no tener esa capacidad propia.
La tarea fue encargada en inicio a un exiguo equipo de cuatro personas, dos oficiales y dos suboficiales del EDA, que se destacaron a la sevillana Base de Morón pues en ella se encuentra desplegado el radar S3TSR con capacidades de reconocimiento en el espacio profundo.
La ubicación de un equipo tan avanzado en Morón es por que esta es una base compartida con EEUU, la unidad de Marines USA destinada a intervenciones de emergencia en África se aloja allí, y es una pista de emergencia para el transbordador espacial u otras naves estadounidenses que precisen de un aterrizaje de emergencia en caso de catástrofe, además de un punto obligado de escala de los vuelos de la USAF que entran en Europa o se dirigen al Mediterráneo oriental y oriente medio.
Este radar, de uso compartido, iba a ser los principales "ojos" del COVE en su tarea de vigilancia del espacio exterior aunque no serian los únicos medios de vigilancia del nuevo centro sino también toda la red nacional de telescopios, bajo gestión civil, e incluso el telescopio del Observatorio de la Armada de San Fernando en Cádiz donde se marca la hora oficial española. También se centraliza en el COVE la información aliada dedicada a esta tarea y que reparte el NATO Space Center sito en la base aérea de Ramstein en Alemania.
Las capacidades espaciales de la Fuerza Aérea son de vigilancia del espacio ante amenazas, COVE, y el control de la información obtenida por satélite, CESAEROB
La nueva unidad ya tuvo que ganarse el sueldo en mayo de 2021 cuando el lanzador de satélites chino Long March 5B tuvo un fallo en la etapa de poner en órbita un nuevo satélite y la etapa central del cohete se salió de control quedando a la deriva con rumbo de colisión a la tierra, en concreto una de las trayectorias de impacto posibles era la península ibérica, no era una amenaza baladí pues el peso del ingenio, 20 toneladas, podrían haber provocado daños considerables, aunque no tuvo mucho impacto mediático el descontrol y caída del cohete apareció en varios medios informativos especialmente en los digitales.
Al final la cosa no paso de susto pues el artefacto se desintegró en docenas de restos al chocar con la atmósfera y estos cayeron inofensivamente en el Océano Atlántico pero su seguimiento y control de ruta fue testado y vigilado por parte española desde el recién constituido COVE que por esta tarea ganó el certificado de Capacidad Operativa Inicial en junio de 2021.
Hasta la fecha actual y ya plenamente operativo el COVE ha realizado hasta 150 informes sobre reentrada de objetos que pudieran afectar a territorio nacional.
CESAEROB
La misión de vigilar la tierra, y en particular España, ante posible amenazas detectadas desde el espacio es tarea del Centro de Sistemas Aeroespaciales de Observación, CESAEROB, mientras el COVE realiza esa labor hacia afuera es el CESAEROB la que la realiza de afuera adentro.
¿Como se realiza tal cosa? Porque el CESAEROB es el centro encargado del EDA de interpretar la información obtenida por satélite y que atañe a España, desde su creación en noviembre de 1994 España ha obtenido capacidad de vigilancia satelital al unirse al programa espacial francés Helios de satélites de inteligencia, aunque el acuerdo con Francia, Italia también se sumo al proyecto, en esta materia fue positivo y se obtuvo una capacidad en vigilancia por satélites espiá de la que se carecía, el trato adolecía que se dependía de la buena voluntad del país vecino para lograr inteligencia satelital y esta buena voluntad no siempre coincidía con los intereses españoles, en la crisis de Perejil de 2002 España no tuvo plena información por los satélites Helios del islote hasta las jornadas previas a la intervención del MOE que recuperó la isla.
Además al ser tres los socios en el proyecto los intereses de los tres países divergían a la hora de utilizar los satélites Helios en tal o cual oportunidad o en un un cometido u otro, pues al mismo tiempo mientras España podría estar interesada en vigilar movimientos de tropas en el Magreb al tiempo Francia tenía que vigilar insurrecciones en antiguas colonias del África francofona o Italia en vigilar el trafico de personas desde Libia a las costas italianas, a menudo los intereses divergían y buscar oportunidades de empleo se hacia complicado.
Por ello aunque la cooperación internacional se mantuvo cuando se lanzaron sucesivamente al espacio nuevos modelos de satélite Helios y el también francés sistema satelital Pleaides, lanzado en 2011, se sumó a las capacidades de vigilancia del CESAEROB, era necesario gozar de un grado de autonomía propio en esta capacidad de vigilancia de la tierra desde el espacio.
Este hito se logró el 22 de febrero de 2018 cuando desde la base estadounidense de Vandemberg fue lanzado el primer satelite totalmente español, el PAZ. Con ello se lograba esa independencia de contar con un satélite espía nacional sin control de terceros que se circunscribiría a cumplir las necesidades especificas de España en vigilancia espacial tanto en el plano civil como militar, el PAZ tiene este uso conjunto.
Ahora bien esto no anula la cooperación internacional pues aunque por la obsolescencia de sus satélites el sistema Helios ya ha sido superado se ha firmado un nuevo acuerdo con Francia para el uso compartido del nuevo sistema de satélites CSO que sumará a la capacidad de observación óptica y por radar que aportaban los sistemas anteriores, la visión por guía infrarroja y además con el espacio ya con uso comercial civil reconocido se recurre a empresas privadas, como la estadounidense MAXAR que ha colocado en el espacio sus propios satélites espía pero para su uso comercial, para obtener vigilancia e inteligencia satelital ocasional aunque adquirida a una empresa privada no estatal.
Siendo el espacio por encima de la estratosfera territorio internacional de uso libre recogido por la ONU, lo mismo que los mares fuera de las aguas territoriales o la Antártida, el tener satélites privados volando en órbita a la tierra no supone injerencia territorial en ninguna nación por lo que este uso civil y comercial es perfectamente legitimo.
En el CESAROB la tarea principal es interpretar las señales captadas por los satélite y ofrecer conclusiones de inteligencia a Estado Mayor de la Defensa, EMAD, para que así el mando pueda adoptar la decisión más adecuada según la información suministrada. Con la variedad de imágenes que se obtienen por el sistema óptico, radar e infrarrojo se pueden combinar las ventajas de los diferentes sistemas para obtener un cuadro de la realidad muy ajustado y así tener un conocimiento de lo que está ocurriendo en tierra y que se capta por satélite.
Veredicto de cambios de nombre
Como se puede ver en los últimos años el Ejército del Aire ha ganado unas capacidades espaciales que si bien son modestas en comparación con otras naciones, son evidentes tanto la vigilancia del espacio exterior para detectar amenazas de todo tipo como la vigilancia de la tierra con satélites espiá. Pero con todo ello hacen totalmente innecesario un cambio de nombre que ha sido más objeto de bufa que de otra cosa: "Es como si cuando empezamos a usar reactores el EDA hubiera pasado a llamarse Ejercito del Aire a Reacción".
Por ello aunque la ganancia de estas capacidades espaciales es algo de lo que felicitarse y a incrementar a futuro el cambio de nombre no deja de ser un capricho baladí que es previsible que sea de corto recorrido.