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Las tardecitas de Neuquén tienen ese qué sé yo, ¿viste? Salís de tu casa, por la avenida. Lo de siempre: en la calle y en vos. . . Cuando, de repente, en el blanco de una pared, se apareceél. Mezcla rara de penúltimo asesino y de primer polizonte en el viaje a ESMA: media neurona en la cabeza, la sangre de Fuentealba estampada en la piel, dos borceguíes imaginarios clavados en los pies, y una banderita de represión levantada en cada mano. ¡Te reís!... Pero sólo vos lo ves: porque los burguesitos loaplauden; los semáforos le dan tres luces bordó y los gases lacrimógenos del comando de la esquina le tiran besitos. ¡Vení!, que así, medio matando y medio robando, se saca la neurona para saludarte, te levanta una de las banderitas, y te dice: "2011, Vuelve la esperanza"
Sí, a cada paso que doy me encuentro con las paredes pintadas de ironía. No se anima ni a poner su nombre. Total, sus seguidores lo entienden. Y lo avalan.
Este tipo debería estar preso. La gente que lo aplaude eufóricamente por haber matado a un maestro, debería estar presa también. Acá no se trata de libertad de pensamiento (Duhalde diría –qué tétrico de mi parte nombrarlo justo hoy- que hay gente que puede querer a Videla y gente que no), se trata de validar y festejar el accionar de un asesino. Por que no es más que eso. Y todos son cómplices.
Hablando de complicidades, videlas y esas cosas, el editorial del Río Negro del domingo dice que, durante el gobierno de Cristina y hasta su muerte, Néstor fue un gobernante de facto. Qué rápido que aprenden de los grandes los medios locales... Lo que me llama la atención es que de ser así lo querrían, ¿o no?
Ah... vuelve la esperanza, decía.
Para las empresas petroleras, vuelve la esperanza.
Para toda la sarta de corruptos de la provincia, vuelve la esperanza.
Para los garcas neuquinos, vuelve la esperanza.
Para los que no quieren que sus hijos sean educados por maestros"insurrectos", vuelve la esperanza.
Para los que necesitan tapar las otras voces con sangre, vuelve la esperanza.
Para los que no toleran más las villas, los pobres y las protestas sociales, vuelve la esperanza.
Para los que se afligieron cuando su esposa se tiró de un noveno piso sin pileta, vuelve la esperanza.
Para los que no tolerarían que la provincia corte con su estilo de hace cincuenta años, vuelve la esperanza.
Es una literal tomada de pelo. Pero a quién le importa. Si vuelve la esperanza.
La foto es del cementerio neuquino. Ni los muertos, si sus almas fueran tan aburridas de quedarse cerca de sus cuerpos, pueden descansar en paz.¿O será un mensaje implícito?