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Adversidades en las ciencias de la ocupación en Relación al tratamiento de Salud Mental
En la Terapia Ocupacional relacionamos las enfermedades mentales con la dificultad para un desempeño adecuado en las actividades de la vida diaria de los usuarios que posean estas condiciones.
A lo largo de la historia las personas con enfermedades mentales han sido un claro estigma social, a esto debemos sumar que la atención que recibían estos usuarios en centros de atención especializado inclusive llamados “manicomios” eran temas restringidos de los cuales se evitan hablar, y las condiciones de cuido eran pésimas y desorganizadas.
A esta problemática debemos sumarle el cambio en las ciencias de la psicología, ya que, hasta la primera década del siglo actual, se reformulo el trato y cuido para las técnicas de rehabilitación o técnicas terapéuticas que recibían los usuarios con problemas mentales, tanto por los profesionales, como por la sociedad y también las instituciones.
(Moruno, 2006)
dicho cambio recibe el nombre de Declaración de Caracasen donde se estipula: “El punto de partida de la reforma de la asistencia psiquiátrica para los países miembros de la Organización Panamericana de Salud, en la que se les insta a acometer la "reestructuración de la atención psiquiátrica". (Salud, 1990).
Antes de dicho cambio la psicología y la psiquiatría, se encontraban en una serie de cambios constantes con respecto al objetivo de estudio y a las adaptaciones sociales de cada época.
Un ejemplo claro es que primero se utilizaba el psicoanálisis como método de estudio, después nace dentro de la misma rama científica, el conductismo. Planteado distintos lineamientos de enfoque.
La Terapia Ocupacional busca conectar nuevamente al individuo con su vida y sus rutinas cotidianas, para que el paciente pueda recuperar su vida
En la década de los 40, se planteaba la idea de que el ser humano desarrollaba su personalidad y alcanzaba su máximo desarrollo de su ser de los 0 a los 7 años de edad, por lo que cualquier persona estaba condicionada a ser de una manera en especifica, dependiendo de sus vivencias en la niñez durante ese rango de edad, traumas en la misma, o problemas en las etapas del desarrollo de la personalidad, el problema con el psicoanálisis, es que enfrascaba a las personas en criterios cerrados y específicos, y cada persona al igual que cada huella dactilar es única, desarrolla una personalidad única e irrepetible por lo que en cuestión de tratamientos, lo que le podía resultar útil a una persona, podría ser inútil y hasta perjudicial para otra.
En la década de los 50s, se creía que las emociones y todo cambio emocional era meramente una respuesta fisiológica de la persona. Para esta década los profesionales en el sector salud mental, deseaban dar un enfoque más científico a sus estudios objetivos, la única manera para logar esto, era enfocando su observación en algo tangible y palpable, ya que la psicología estudiaba el “alma” pero, el alma era solo un concepto abstracto no observable, por lo que deciden estudiar las reacciones fisiológicas que producían los estímulos externos a los usuarios.
En la década de los 60s, se planteó nuevamente re enfocar el objetivo de estudio ya que los estudios de la década pasada, arrojaban un sinfín de errores en cuanto a estudios objetivos, por ejemplo: dos sujetos con la misma patología mental eran sometidos a los mismos fármacos para tratamiento, pero los resultados finales eran completamente diferentes a pesar de tener el mismo comportamiento fisiológico, los mismos estímulos externos, y los mismos tratamientos farmacológicos.
Esto para las ciencias de la ocupación presentaba una problemática, ya que los distintos encuadres de tratamiento sobre las capacidades y habilidades de las personas con enfermedades mentales, y por extensión, su influencia en el deterioro ocupacional, presentaban un claro impedimento para poder lograr una adaptación social satisfactoria. (Moruno, 2006).