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Era algo esperado, pero no por esperado superable y controlable, ya que es de sobra conocido que el miedo marca a las personas en situaciones de alarma o caos colectivo prolongado, más cuando estas situaciones son consecuencia de una pandemia global
El síndrome de la cabaña ha saltado a los medios de comunicación en medio de la pandemia, como suelen saltar muchas de las alarmas que generan las leyendas urbanas, las viralidades de las redes sociales, los bulos y las mal llamadas Fake news, que no son otra cosa que noticias falsas.
El síndrome de la cabaña, no es muy distinto a la brusca salida del placer fetal, eso que siente el niño dentro de la placenta y que da pie a lo placentero, es decir, vivir en la comodidad de la placenta, donde te alimentan, estás confortable y te sientes protegido del exterior, al calor del cuerpo materno.
El síndrome de la cabaña, es el temor a perder esa protección, algo que se da sobre todo entre niños y adolescentes, pero a lo que no son ajenos algunos adultos.
Cuando te dicen que estás seguro si no sales de casa y llevas meses dentro de ella, descubres que efectivamente así no enfermas, pero cuando sales a la calle y ves que la mayoría de la gente lleva mascarillas, entonces asocias mascarilla a enfermedad y enfermedad a muerte, entonces te asustas, te sientes inseguro y deseas volver corriendo a tu casa.
Sobre todo si te encuentras a una amigo temeroso y asustado que te cuenta cualquier desgracia pesimista.
Es la consecuencia de la ausencia de una pedagogía sobre la pandemia, no hemos recibido la información adecuada, que nos permita tomar conciencia de lo que está pasando realmente y cómo debemos comportarnos ante una situación de confinamiento.
Seguimos las normas que se nos imponen sin recibir a cambio una educación pedagógica adecuada, que nos permita asumir de forma consciente nuestro papel como agentes sociales capaces de enfermar o transmitir la infección.
Nos limitamos a obedecer y cumplir las reglas que se nos imponen desde el poder del estado o la familia.
Lo asumimos como se asume la religión, la creencia en un dios, lo que es bueno o es malo, porque eso es lo que nos dictan los que nos mandan o los que nos gobiernan.
Hay que aprender a asumir los riesgos de estar vivos
Y es aquí donde aparece La Cabaña del Tío Tom, una lectura recomendada para todo adolescente y una obra que cambió en buena medida la manera de pensar de millones de afroamericanos durante el siglo XIX, lo que contribuyó en buena medida a la Guerra de Secesión de los EE.UU. en palabras de Abraham Lincoln.
La obra se presenta como una dicotomía entre el negro servil y obediente de la plantación, siempre en el papel de esclavo pero mantenido y el negro de la cabaña del campo, dispuesto a luchar por su libertad y sus derechos frente a los blancos.
Pero en el fondo La Cabaña del Tío Tom es una historia ingenua y moralista de corte judeocristiano, que como siempre viene a decir que todo está tutelado por dios, algo que queda claro en la famosa película Lo que el viento se llevó y que viene a cuento con lo que estamos viviendo, una guerra devastadora después de la cual, ya nada va a ser como antes, pero que trae nuevos problemas, algunos de los cuales se derivan o se heredan del pasado.
Gran parte de esta generación y sus hijos, quedarán marcados por la pandemia, yo, no lo podre vivir pero seguro que será gente con una visión algo distinta de la nuestra, sobre cómo responder a una pandemia global.
En gran parte porque muchos de ellos leerán obras que tratarán del tema y tomarán conciencia y en parte porque habrán sufrido en carne propia el síndrome de la cabaña, como le ha pasado a millones de afroamericanos con La cabaña del tío Tom.
@ordosgonzalo
gonzalo alvarez-lago garcia-teixeiro