En tiempos de necesidad y en las consecuencias del desastre, los ministros voluntarios juegan un papel vital, ayudando a dar alivio no sólo en forma de alimentos o ropa, sino también dando ayudas. Estas técnicas básicas alivian el trauma emocional y espiritual de lesiones y ayudan en el proceso de curación.

Con el Programa del Ministro Voluntario, el Sr. L Ronald Hubbard proporcionó a la sociedad las herramientas para lograr estas metas, e hizo que estuvieran ampliamente disponibles para que las usaran todo tipo de gente, cualquier credo, religión, Iglesia, raza, color, política, gobierno, pueblo o nación, hombre, mujer o niño… TODOS PUEDEN USAR ESTAS TECNICAS DE MEJORAMIENTO PERSONAL Y PARA LA HUMANIDAD.

Así como las acciones de los ministros voluntarios no están restringidas geográficamente, tampoco están limitadas a servir a los demás sólo en momentos de desastre. Se les puede encontrar día tras día trabajando calladamente para hacer que sus comunidades sean un sitio mejor. En Australia, los ministros voluntarios enseñan a los jóvenes aborígenes. En Sudáfrica, dan conferencias y clases a los menos privilegiados sobre comunicación y sobre cómo estudiar, y atienden a los prisioneros.

En Nevada, un ministro voluntario oyó hablar de una joven que había sido seriamente golpeada por su padre tras enterarse este de que había robado en una tienda de la localidad. Cuando el ministro voluntario contactó con los servicios de protección de menores para ofrecer ayuda, el servicio le puso a su cargo a la chica. A base de aplicar la tecnología de ética y estudio, el ministro voluntario ayudó a la chica a echar una mirada honesta a su vida, planear cómo tomar responsabilidad por sus malas acciones y comenzar a ser más ética en la vida desde ese momento. Esto no fue ni un dar ánimos vacío ni una advertencia seria. El ministro voluntario y la chica trabajaron juntos para, de hecho, llevar a cabo una serie de pasos planeados previamente para mejorar la actitud y responsabilidad de la chica por su propia vida. Cuando, posteriormente, la chica volvió a la escuela, el director se sorprendió del cambio y comenzó a mandar niños al ministro voluntario. Tras observar la eficacia de su labor, la sala juvenil del tribunal local y el departamento de policía también comenzaron a enviar a jóvenes en problemas al ministro voluntario para que los ayudara.

En las catástrofes se movilizan con éxito un equipo de ministros voluntarios.

Cuando la ciudad de Kobe, Japón, fue sacudida por uno de los terremotos más catastróficos del siglo XX. Se montaron centros de socorro por toda la ciudad. Equipos de médicos atendían las necesidades físicas de los residentes, seguidos por los ministros voluntarios, quienes proporcionaron más de cuatro mil ayudas. Las ayudas fueron tan populares que se organizaron conferencias para enseñar a otros cómo darlas, incluidos muchos voluntarios de la Cruz Roja.

Cuando un terremoto de enormes proporciones sacudió a la ciudad de Los Ángeles, los ministros voluntarios locales estuvieron entre los primeros que proporcionaron ayuda. En veinticuatro horas estaban distribuyendo comida, ropa, mantas y otros suministros a los más afectados por el desastre.

Junto con la Cruz Roja y voluntarios de iglesias, trabajaron para establecer albergues de socorro en la vecindad que había estado en el epicentro del seísmo. Día y noche, los ministros voluntarios proporcionaron ayudas con la tecnología de L. Ronald Hubbard a los heridos o traumatizados. En total, los ministros voluntarios contribuyeron con más de diez mil horas de trabajo voluntario, y recibieron el reconocimiento de dirigentes de la ciudad, del condado y del estado.