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No ganaron. Esta respuesta no fue untriunfo para ellos. Las vidas no se pagan con palabras, ni con hechos. Por que no existe precio para ellas. La discriminación no se soluciona. La cabeza de los gorilas que vimos por televisión, incluido el del jefe de gobierno porteño, dudo que tenga cura.Daba ganas de entrar por el televisor y decirle al descerebrado de Lapegue que no se satisfaga con su noticia, que debería notar un aire a déjà vu, el mismo que sentimos todos. A cada uno de los reporteros que estaba en el momento en que el tipo de blanco le decía a la mujer que acababa de perder a su marido que se vuelva a su país, que eso no es periodismo. Que deberían haberla defendido en vez de pensar en elrating. Seguro que ni siquiera les pagaron horas extra por todo el tiempo que estuvieron cubriendo el "notición".
Un sector de la sociedad sacando a relucir esa bajeza tan lapidaria llamada xenofobia. Esos, los que cada domingo van a la iglesia y dicen que todos somos hijos de dios. Los que sonríen con orgullo por los yanquis y europeos que vienen a saquearnos de manera elegante, pero explotan de rabia si un latinoamericanoes consciente de que somos un solo continente.Y pidiendo represión. Llenándose la boca de agravios que de por sí son un arma que genera heridas mortales. Criticando a nación por no arrasar al mejor estilo De La Rúa con el reclamo de un pueblo.En Soldati no murieron tres personas. Morimos todos un poco más. Y lo que está pasando no es azar, no es coincidencia, las personas no se ponen de acuerdo para ser asesinadas. Los herederos de Maquiavelo sí se ponen de acuerdo para matar.Cuántos adeptos más se lleva con esto Mauricio. Cuántos hijos de puta se terminaron de convencer.Qué presente que está el odio en las calles, en las venas, en los rostros, en los diarios, en la tele, en el humo que vomitan los autos y en los manojos de cuchillos-letras que se usan para denigrar.El dolor no cesa, aunque todo esté "controlado". El miedo late por todas partes. El aroma golpista invade el país y, quienes creemos en la democracia, sufrimos una grave alergia.Más allá de los intereses políticos, de las conveniencias, de las jugadas ruines y demás ítems aberrantes, hay una realidad ineludible. Y esa realidad responde a la polaroid en la cual Argentina vive aún. Nuestro país está lleno de gente que vive en situaciones alarmantes. Que no tiene techo, ni comida, ni educación, ni salud. Y tantos otros que tienen por demás, a quienes qué les importa lo anteriormente dicho.La pobreza sólo se erradica erradicando a la riqueza. Expulsando a todas las empresas extranjeras, recortando los inmensos sueldos de los funcionarios, generando una sociedad económicamente equitativa.No sé cómo se aplican esas políticas, por que no estudié política. No sé cómo se hace para aplicarlas sin que corra peligro el gobierno que lo lleve adelante, pero es indispensable. Esa es nuestra deuda. No sólo con quienes tienen esas carencias, con los que viven al margen, sino con todos los que estamos frente a una pantalla leyendo esto, con el mate en la mesa, el pucho temblando de bronca y la inactividad social hecha costumbre.