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El partido prodemocracia de la opositora Aung San Suu Kyi dominó la campaña para las elecciones generales del domingo en Birmania, pero los partidarios de la exjunta militar siguen amenazando su histórica marcha hacia el poder.
La Liga Nacional para la Democracia (LND) de Suu Kyi aspira a conseguir una amplia mayoría en los primeros comicios libres que se celebran en el país desde 1990.
Una junta militar gobernó Birmania durante medio siglo aplastando a los movimientos prodemocracia, pero en 2011 los militares cedieron, de forma inesperada, el poder a un gobierno civil dirigido por el presidente y exgeneral Thein Sein.
Las reformas llevadas a cabo desde entonces han reducido el control de los militares sobre el Estado y han permitido el nacimiento de prensa libre y la liberación de la mayoría de los presos políticos.
La economía del país también está volviendo a la vida después de la retirada de gran parte de las sanciones internacionales que sufría el país asiático.
La campaña, que enfrentó sobre todo a la LND y al gobernante Partido para la Solidaridad y el Desarrollo (USDP), terminará el viernes por la noche.
Los carteles de Suu Kyi, que pasó más de 15 años en arresto domiciliario y es un icono en el país, anuncian "el tiempo del cambio".
"La LND es el único partido que puede realizar nuestras esperanzas", explica Tun Tun Naing, un birmano de 39 años.
Pero, tras las canciones que predicen la victoria de ese partido y la llegada al poder de la hija del héroe de la independencia birmana, asesinado en 1947, la tensión es palpable.
El presidente Thein Sein alertó durante la campaña sobre la tentación de imitar las revoluciones populares de la 'Primavera Árabe'. Su partido difundió un extraño vídeo de propaganda en el que recordaba las reformas llevadas a cabo desde 2011 y aseguraba que no quería ver los "ríos de sangre" que acompañaron algunas "transformaciones en democracias".
La preocupación de las autoridades quedó patente con la detención esta semana de los principales líderes de los sindicatos estudiantiles que seguían en libertad, después de que la policía arrestara a decenas de estudiantes durante manifestaciones en marzo.
- ¿Reconciliación nacional? -
Suu Kyi no puede ser presidenta, ya que la Constitución elaborada por la exjunta militar prohíbe que una persona con hijos de nacionalidad extranjera asuma el cargo, y los hijos de la opositora son británicos. Pero ya ha dicho que liderará el gobierno si su partido gana.
La Nobel de la Paz, que mostró su intención de crear un gobierno de "reconciliación nacional", tendrá que superar numerosos obstáculos en un país donde el poder político de los militares esconde grandes intereses económicos.
El ejército sigue conservando, además, el 25% de los escaños en el Parlamento, lo cual dificulta la tarea de la LND, aunque logre ganar las elecciones del domingo.
Los resultados no se pueden anticipar, dada la ausencia de sondeos fiables en Birmania, y no se conocerán hasta varios días después de los comicios.
Las críticas arreciaron en los últimos días contra la organización de las elecciones: listas electorales equivocadas, caótico voto en el extranjero e imposibilidad para los observadores internacionales de supervisar el voto anticipado de los 500.000 militares.
La LND también debe lidiar con los monjes budistas nacionalistas y su movimiento MaBaTha, que apoya al actual gobierno y caricaturiza a Suu Kyi como una peligrosa defensora de la minoría musulmana para reducir su popularidad, en un país con un 95% de budistas.
La presión de esos monjes llevó al actual gobierno a prohibir que votaran los cientos de miles de musulmanes de la minoría rohingya, que viven sobre todo en el oeste de Birmania.