Los talibanes afganos anunciaron este jueves el comienzo, el lunes, de su ofensiva de primavera, que este año coincide entre las dos vueltas de las presidenciales para designar al sucesor de Hamid Karzai.

La operación Jaibar, nombre tomado de una victoria de los musulmanes contra los judíos en los primeros años del islam, será lanzada el lunes por la mañana, declararon los rebeldes islamistas en un comunicado.

La ofensiva de primavera se prolonga hasta la llegada del invierno, cuando las nevadas dificultan los desplazamientos de los insurgentes. Tiene lugar en plena retirada de la OTAN, que debe concluir antes del final del año, y entre las dos vueltas de las presidenciales.

El comunicado de los talibanes no menciona explícitamente estos comicios, pero los insurgentes ya habían advertido que se movilizarían para sabotearlos por todos los medios, aunque en la primera vuelta del 5 de abril no lo han conseguido.

La operación Jaibar irá dirigida "principalmente contra los invasores extranjeros y los que los apoyan, cualesquiera que sean sus nombres, espías, militares o contratantes civiles, pero también todos los que trabajan para ellos, como los intérpretes".

Los talibanes advierten de que también arremeterán contra los responsables gubernamentales, contra los parlamentarios y los magistrados que atacan en justicia a sus partidarios.

Expulsados del poder en 2001 por una coalición internacional liderada por los estadounidenses, los talibanes llevan a cabo una insurrección que no flaquea pese a la presencia militar occidental. La continuación de la violencia es muy preocupante actualmente, debido a que los 51.000 soldados de la Fuerza Internacional de la OTAN en Afganistán (ISAF) se retirarán del país antes de que termine el año.

Los estadounidenses prevén dejar a varios miles de soldados en Afganistán después de 2014 para entrenar al Ejército afgano y lanzar operaciones antiterroristas, pero el mantenimiento de este contingente está supeditado a la entrada en vigor de un tratado bilateral que, según parece, no será firmado hasta que se elija a un nuevo presidente.

Los talibanes advierten, por su parte, de que la permanencia de una presencia militar extranjera, por pequeña que sea, en territorio afgano se traducirá en combates. "Si los invasores o sus títeres (nombre con el que los talibanes designan al Gobierno afgano) creen que la reducción del número de tropas extranjeras disminuirá nuestro fervor 'yihadista', se engañan", afirma el comunicado.

- Fuerzas afganas en primera línea -

Las fuerzas afganas están en primera línea frente a la rebelión islamista desde que la ISAF les traspasó en junio pasado los temas de la seguridad del país, controlado en parte por los insurgentes que intentan retomar, por las armas, el poder en Kabul.

Esta lógica guerrera se opone a la transición democrática iniciada con las elecciones presidenciales.

La segunda vuelta de los comicios está prevista a mediados de junio. Se disputará entre Abdulá Abdulá y Ashraf Ghani, dos exministros del presidente, Karzai, que encabezan la primera vuelta, según resultados provisionales.

Para el experto Borhan Osman, de la Red de Analistas sobre Afganistán (AAN), la legitimidad del futuro presidente desempeñará un papel clave en la evolución del conflicto.

"Aunque parece improbable que los talibanes logren tomar el poder, un gobierno impopular, que sea considerado incompetente y poco a la escucha de la población, daría un impulso considerable a la 'yihad'", recalca Osman.