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Un problema muy serio en muchos barrios del Gran Buenos Aires es el acceso de agua potable
Si se estudia la profundidad y el encamisado, o la ausencia de este, de los pozos domiciliarios aparece una estrecha relación entre el nivel socioeconómico de los habitantes y la calidad del agua que consumen. La actividad humana genera un importante grado de deterioro de los acuíferos por la sobreexplotación, el volcado de contaminantes o la directa infiltración de aguas servidas.A esto se le suma la contaminación industrial y orgánica de los ambientes acuáticos superficiales aledaños, con los que la población tiene contacto. Finalmente, la ausencia de redes cloacales agrava, en muchos casos, la contaminación bacteriológica especialmente en terrenos de inundaciones frecuentes.Como paso previo a cualquier mecanismo de resolución de este tema, es necesario contar con herramientas objetivas de determinación de la calidad del agua. Con esta idea, y teniendo como objetivo los barrios del conurbano bonaerense, se formó en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA una iniciativa interdisciplinaria y multisectorial denominada "Taller de aguas".Para elegir un barrio donde trabajar, se realiza una investigación previa de la situación de aquellos que lo solicitan. Por medio de una encuesta se releva la cantidad de habitantes, las organizaciones que en el momento se encuentran trabajando en el lugar, la fuente de provisión de agua, las fuentes de contaminación cercana, las enfermedades frecuentes en la población y otros parámetros que afecten la calidad del agua. Luego se visitan los barrios para interactuar con la gente e interiorizarse más en la problemática específica de cada uno. Sobre esta base, se discute el grado de aporte que podría proporcionar el Taller y la forma más apropiada de llevar a cabo el trabajo. Una vez elegido el barrio se realiza una encuesta socio-sanitaria que abarca aproximadamente un tercio de sus habitantes. Se obtiene así información acerca de la composición de los grupos familiares, estructura de edades y frecuencia de enfermedades infecciosas. Se relevan, además, las viviendas para saber si tienen cañerías externas o internas, si poseen tanques de agua y a su vez se obtiene información relevante sobre las posibles fuentes de contaminación del agua como la profundidad del pozo que la contiene, el número de pozos ciegos, la distancia entre el pozo ciego y el pozo de agua, y el grado de inundación de los terrenos, entre otros. Con las respuestas obtenidas en las encuestas se diseña un plan de muestreo. Primeramente se descartan los datos de las viviendas cuya información es incompleta, pues la falta de datos no permite establecer correlaciones y llegar a conclusiones con los resultados obtenidos. Luego se seleccionan los puntos de muestreo procurando que sean representativos de todas las características del barrio. Se tiene en cuenta la distribución espacial de las viviendas tomando muestras de agua de casas tanto cercanas como lejanas del arroyo, y de éste, ya que se pueden originar infecciones bacterianas por el contacto permanente de los habitantes del barrio con los cursos de agua locales. La profundidad de los pozos de agua es otro parámetro que se considera cuando se diseña un plan de muestreo, ya que indica de que acuífero proviene el agua que se extrae de los pozos. Se destaca especialmente la calidad de construcción de los pozos (si están encamisados o nó), dado que en los pozos viejos o no encamisados se observa mayor grado de contaminación. En el barrio elegido se realizan dos muestreos, en épocas del año con temperaturas marcadamente diferentes para establecer el estado de las napas. En época de mayor número de precipitaciones, cambia el nivel hidrométrico del arroyo que circula en el barrio y se incrementa la masa de agua, observándose una dilución de los parámetros a medir. Asimismo, el aumento de temperatura suele aumentar la actividad microbiológica. La toma de muestras se lleva a cabo siguiendo un protocolo que garantice la representatividad de las mismas, así como condiciones de esterilidad para los análisis microbiológicos. Algunos de los ensayos, tales como la medición del pH, oxígeno disuelto, temperatura y conductividad, se efectúan in situ con sensores electrónicos. Otros, como las concentraciones de nitritos y amonio -iones cuya concentración puede variar rápidamente según las condiciones ambientales-, se realizan inmediatamente después de la recolección, y el resto de las muestras recolectadas se refrigera, para luego realizar los análisis microbiológicos y físico-químicos correspondientes horas después de haberse tomado la muestra. Además de nitratos, aparecen nitritos, compuestos tóxicos y perjudiciales para la salud. No deberían estar presentes en aguas no contaminadas. Cuando los nitratos son ingeridos por el hombre, los microorganismos presentes en la flora intestinal los transforman en nitritos, que son capaces de oxidar la hemoglobina, proteína incapaz de unirse con el oxígeno, provocando limitaciones en su transporte a los tejidos. Cuando los niveles de metahemoglobina se elevan pueden llevar a una enfermedad denominada metahemoglobinemia, cuya primera manifestación clínica es la cianosis, generalmente asociada a una tonalidad azulada de la piel debido a la falta de oxígeno. Esta enfermedad se observa más frecuentemente en lactantes alimentados con leche artificial, preparada con el agua contaminada. También implica un riesgo para mujeres embarazadas, personas con problemas de acidez gástrica e individuos con carencia de la enzima metahemoglobina reductasa. El agua como derecho humano: "El derecho humano al agua es indispensable para vivir dignamente y es condición previa para la realización de otros derechos humanos".