El diablo es una de las cartas del tarot gitano que tal vez se comprenda menos, al igual que la de la Muerte. En nuestro mundo moderno no nos gusta creer que hay una semilla de maldad o negatividad dentro de las personas. Por este motivo, se tiende a pensar que todo lo malo que pasa es obra del Diablo, personaje a ser temido y evitado. Pero la realidad es que la gente hace mal las cosas no por una fuerza extraña que se apodera del control de sus acciones. Los seres humanos son capaces de realizar el mal porque el mal está expresando su propia personalidad. Negar el lado maligno de cada uno es darle un poder que luego nos destruirá.

El objetivo de la simbología del Diablo es burlarse de los dos arcanos anteriores de la familia de los arcanos mayores: los Amantes y el Sumo Sacerdote. La más obvia es la burla hacia los Amantes. En tanto que en la figura de los Amantes el hombre y la mujer son bendecidos por la divinidad, expresado como una fuerza superior representada por el ángel, igual se puede ver en el Diablo, aunque aqui es la maldad la que maldice la unión, y estan el hombre y la mujer unidos por pesadas cadenas: la de la lujuria y la ignorancia. La mano del Diablo imita al gesto del sumo sacerdote, pero alterando su significado. La sabiduría que encarna al Diablo es la que busca hacer daño a los demás, y que en rigor de verdad no se la puede llamar sabiduría.

El Diablo no es una fuerza que ataca desde afuera, sino un cáncer que devora desde el interior. Cuando él está presente, todo se, se transforma, se pervierte. Al ponernos al servicio del Diablo interior, lo hacemos también con otras fuerzas del mundo exterior que nos controlan. Estamos posibilitando de esta forma que tanto nuestra creatividad como nuestra energía se vuelvan en contra nuestra. Pero no hay nadie a quien culpar, sino a nosotros mismos. No debemos pensar que somos víctimas, ni que estamos indefensos, sino más bien que esto que sucede es por una falta de autocontrol. Efectivamente, si vemos detenidamente la ilustración de este arcano del tarot gitano, veremos que las cadenas son sobradamente flojas como para que las personas escapen de su yugo cuando lo quieran. Es preciso solamente tener la determinación y el coraje para vencer al más formidable de los enemigos: nosotros mismos.