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Federico Herrero, director de teatro publicó en el Teatro Escuela Central, un trabajo de investigación sobre el Teatro Libre de Andre Antoine
Federico Herrero, director de teatro publicó en el Teatro Escuela Central, un trabajo de investigación sobre el Teatro Libre de Andre Antoine, el citado teatro es considerado como relevante, a continuación conceptos del trabajo.
A la edad de 29 años André Antoine trabajaba como oficinista en la Compañía de Gas de París. Un actor frustrado que a los 18 años había sido rechazado por el conservatorio, perteneciente al Círculo Gaulois, una de las tantas sociedades de arte dramático de aficionados que funcionaba en París. Su trabajo era seguro y nada excepcional, hasta que un aspirante a actor le dio la idea a Antoine de producir una noche de obras de teatro nunca representadas.
Antoine logró arrendar un pequeño teatro, que no parecía ofrecer el espacio ideal para la representación teatral, y que sin embargo permitió el asentamiento de una escena distinta a la acostumbrada.
Un crítico de la época, Jules Lemaitre relataba: uno podría darse la mano con los actores a través de las luces del proscenio y estirar las piernas sobre la caja del apuntador. El escenario es tan pequeño que solamente puede ponerse el más sencillo de los decorados, y tan cercano al público, que la ilusión escénica es imposible.
Lo cierto es que el Teatro Libre, había nacido en 1887.
De las cuatro piezas en un acto del programa, sólo -Jaques Damour- de Emilio Zola tuvo éxito.
Antoine hizo el papel principal del exiliado comunero que regresaba a su hogar y halla que su esposa, creyéndolo muerto, se ha vuelto a casar. Fue un triunfo personal para Antoine y un crítico se sintió motivado a declarar: -si el teatro naturalista produce muchas obras como ésta, puede mirar con confianza al futuro-.
Debido a otros dos estrenos la misma noche, sólo algunos críticos estuvieron presentes, pero aquellos que fueron informaron favorablemente. Una semana más tarde, el célebre teatro nacional, el Odeón, solicitó la obra, después de haberla rechazado unos pocos meses antes. Por esto solamente, la existencia del Teatro Libre se legitimó y estableció un modelo para los años venideros.
Antoine no se había atrevido a planear más allá de un solo programa y el triunfo lo tomó por sorpresa. En sus memorias escribe.-Yo no tenía ni el menor plan de convertirme en actor profesional o director y seguramente me habría reído si alguien me hubiera pronosticado que nosotros íbamos a revolucionar el arte dramático-.
Vale la pena mencionar en particular una innovación, tal fue el rechazo a usar las luces del proscenio y bajar completamente las luces de la sala durante la representación, sin precedentes en Francia, si bien ya familiar en el teatro de Bayreuth de Wagner y en otros lugares.
Pero lo más representativo del estilo del teatro, Teatro Libre, fue el -Cuarto de Hora-, breve pieza en un acto.
Las ventajas del -Cuarto de Hora- eran varias: a) su forma simple ayudó a Antoine a desarrollar un estilo íntimo de actuación natural; b) permitió diseñar programas que incluyeran el trabajo de jóvenes aspirantes a dramaturgos junto a obras de mayor envergadura, escritas por autores reconocidos cuyos nombres aseguraban el apoyo del público; c) podía ser montada con un mínimo de recursos y fomentaba el desarrollo de un naturalismo de conducta en la escritura que concentraba la atención en la motivación e interacción de los personajes, antes que en los detalles físicos; d) finalmente ponía al descubierto los innecesarios artificios y complicaciones de las obras de fórmula.
La búsqueda de Antoine de la verdad escénica procedía del corazón de la obra antes que de algún tipo de fascinación por los efectos externos.
Lo que distinguía a la pieza de los -grandes espectáculos- del período romántico era la total ausencia de heroicidad grandilocuente y el vestuario por el vestuario.
La búsqueda de Antoine de la verdad escénica procedía del corazón de la obra antes que de algún tipo de fascinación por los efectos externos
Como en el teatro del duque de Meiningen, los actores de Antoine vestían ropas que enfatizaban sus personajes y su situación en la obra, en vez de conformarlos a la imagen pintoresca de la imaginación popular.
En mayo de 1890 Antoine, nuevamente daba a conocer a un importante dramaturgo extranjero en el escenario francés: esta vez se trataba de Ibsen, con una producción de -Espectros-.
Ya en este período, el éxito del Teatro Libre había conducido a la formación de grupos de teatro independiente en otros lugares de Europa. El primero fue un teatro experimental fundado por Strindberg en Copenhague en marzo de 1889 para la representación de sus propias piezas.
Sobre su actuación en -Espéctros-, el propio Antoine afirma lo siguiente: -Yo… viví una experiencia totalmente nueva para mi, casi el de una pérdida completa de mi propia personalidad. Después del segundo acto no recuerdo nada, ni el público, ni el efecto de la producción, y temblando y debilitado, a veces lograba ganar mi compostura sólo cuando la obra terminaba y bajaba el telón-.
Un crítico de la época, George Moore, dice: “La obra parece no estar sucediendo ante nuestros ojos sino en lo más profundo de nuestros corazones, de una manera que nunca habíamos sentido antes”.
El poeta sueco, Ola Hansson (sobre la actuación de Antoine):- su cuerpo, sus ropas, sus movimientos, sus gestos (aún la manera de peinarse) eran los de un escandinavo en su casa; sin embargo, la transparente, clara simplicidad con que estas cualidades se comunicaban, eran de una naturaleza totalmente gala-.
Uno tiene la impresión de una representación que observó cada detalle naturalista, y de igual manera, claramente expresiva del profundo significado poético de la obra.
El mismo Antoine se sintió lo suficientemente alentado para hacer de nuevo a Ibsen al año siguiente con una producción de -El pato Salvaje-.
Habiéndose acostumbrado finalmente al naturalismo, el público y los críticos eran ahora llevados un paso más adelante hacia el ámbito del simbolismo. Su respuesta fue, en la primera noche de la representación de esta obra de Ibsen en el Teatro Libre, literalmente, graznar como patos. No obstante, hacia el final, el público permaneció en silencio y recibió el acto final con admiración y confusos sentimientos.
Para el año 1892, Antoine lleva a escena una obra de Strindberg, -Señorita Julia-. Sobre ello, el mismo André Antoine escribe: -La ´Señorita Julia- fue una enorme sensación. Todo estimulaba al público: el tema, el decorado, el haber puesto en un solo acto, una hora y media con tal cantidad de acción que hubiera sido suficiente para sostener una pieza francesa mayor. Por supuesto hubo protestas, pero fue, de todo, algo verdaderamente nuevo.
Strindberg: combinación de naturalismo y simbolismo… No fue muy comprendida por el público de la época.
Antoine, que murió en el año 1943 con ochenta y seis años, afirmó que el objetivo del Teatro Libre es incentivar a todo escritor a producir para el teatro, y sobre todo, a escribir lo que se siente inclinado a escribir y no lo que piense que un empresario va a producir. Yo produzco cualquier cosa que tenga un grano de mérito sin considerar la opinión que yo pueda tener de lo que el público pensará de ella. Y produzco cualquier cosa que un escritor conocido me traiga y exactamente como me lo entrega. Si escribe un monólogo de media docena de páginas, el actor debe decir esa media docena de páginas palabra por palabra. Su ocupación es escribir la pieza: la mía es hacerla actuar.
El cuidado que tomó en la selección y representación, su negativa a capitular haciendo frente al ataque furioso de la crítica y su determinación por educar al espectador con una nueva forma de teatro.