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La satisfacción de ganar no es solo suerte
A veces uno quiere experimentar cosas diferentes, algo fuera de lo común y este episodio no es la excepción, era un chiquillo cuando merodeaba por ahí, todavía no me llamaba la atención porque era menor de edad pero siempre supe de su existencia, la gente estaba pegado como chicle ahí, viendo como se movía el caballito, algunos ganaban otros perdían, festejaban con honores y otros no sabían cómo pagar los recibos de su casa, no fue una buena apuesta. En otras ocasiones ganaban pero en ese lapso solo contemplaban su derrota. Pues ahí me encontraba al fin, el tiempo se encargó de sentenciarme y quién lo diría, cara a cara con una leyenda, un asesino que te dejará más misio que nunca pero ellos fieles a su yugo aunque usted no lo crea. En mi caso solo quería unos cuántos soles, mi necesidad no era mucho solo de salirme con la mía, al principio la máquina me ganaba no lo dudo y fue la pica mi regreso pronto, con el tiempo se pudo decir que le agarré la maña, al menos, quería recuperar mi dinero, por lo menos sacarlo de a poco pero esta vez pensando, porque mi lema de siempre es: ganar.
Ahí estaba como dije en un ajuste de cuentas, la lucha por el campeonato mundial, bueno siempre entraba con esa tiembla, que hoy disputaba la gran final del mundo con un grande, lo hacía más interesante mi jugada, todos eran unos maestros, cuántos años jugando ese juego pero era mi final personal. No me importaba si le ganaba un sol, el hecho era que la máquina no me ganara más, ni diez céntimos, ésto para mi era negocio, tiempo suficiente para que me atiendan, pedir un vaso con agua, unos bocaditos, el merecido almuerzo con una buena sonrisa por parte de la chica, ya era negocio, como se dice para sobrevivir, ese era el lema de muchos que iban ahí. Como siempre todos estaban quietos, esa vez haciendo sus apuestas y fue un día como cualquiera dónde escuché una confesión. Le decían el campeón del derby y querían saber su gran secreto, le había atinado la quiniela 1x2, le puso 15 soles ahí y le pagó 114 multiplicado por 15, llamó la atención como ninguno, era el campeón de la tarde difícil de ser superado por los demás. Llamaron al asistente lo quería cobrar sin perder más tiempo su plata, estaba ansioso por el botín, le salía la lengüita, se sentía chévere y la pregunta no se hizo esperar. ¿Cuál era su gran secreto maestro?
No dudó en responder cuando le miraban con buena sonrisa: En la mañana no me dejaron entrar a mi casa, dijo, me había peleado con mi suegra, me fui todo decepcionado entonces. Ese es el cariño que le dan cuando uno quiere aportar. No sé cómo hago choche pero tenía 100 soles en mi bolsillo izquierdo, cuando vine aquí me acordé recién quién me lo dio, era un trabajito que me debían; - que gracioso el tío, le preguntan cuál es su secreto y le cuenta que no le dejaron entrar a su casa, un mate de risa -. Eso causó sonrisitas por ahí y el señor seguía contando su experiencia, bueno estaba en su tarde, todos dijeron lo mismo moviendo su cabeza de arriba hacia abajo y las miradas no dejaban de llover, recibió su dinero entonces bien contadito con sonrisitas y agregó en voz alta: Esta vez me van a rogar para que regrese a la casa, de hecho que a estas alturas ya deben saber que he ganado plata jajaa -. Capté lo que quiso decir, deduje que no le dejaron entrar porque se gastaba la plata en el derby, pero qué huevas, por ahí escuché que siempre apostaba fuerte, hoy era su día de suerte, pero qué vida. En mi caso solo quería atinarle, quería demostrar que yo también tengo lo mío, no jugaba por dinero sino por entretenimiento, solo quería demostrar a los demás que el hombre es superior a la máquina si se concentra al máximo, ya era un clásico esto, me imaginaba apenas entraba a la sala como sonaba los cuetes, las bombardas, el humo también no se escapaba con unos cuántos gritos por ahí, las apuestas aumentaban cada vez más, le ponía feeling a ésto jajaa, hay que hacerlo interesante pues, el señor que tenía problemas con su suegra, estaba tranquilito, se volvió un ángel el resto del día; ¡Claro! Con la plata que ganó quién no se pone un angelito, sacaba cachita a los demás.
A veces uno quiere experimentar cosas diferentes, algo fuera de lo común
Por ahí decían: yo también me gano un cacho ahora, invirtió sus 100 soles, otros 50 soles, las apuestan iban y venían, todos querían ganar pero el condenado no quería pagar más, se iba a las cantidades pequeñas, - esta cochinada no quiere pagar más - dijo por ahí un jugador, otros vivían la escena - ¡corre caballito, corre! - hacia escándalo, otros se desconcentraban, mucha bulla decían por ahí, mientras que el susodicho seguía viviendo la escena, ¡0e mira oe mira! se expresaba porque su quiniela no estaba saliendo - ¡corre pe corre pe caballo de m…! - se alocaba, nadie ganó esa rueda, las inversiones llegaron al tope, negocio para el casino sin duda, algunos pensaron que el siguiente era la carrera ideal y apostaron fuerte de nuevo, se creían caballo dando vuelta, pero la quiniela nuevamente no pagó, se fue a los montos pequeños. A la siguiente nadie apostó y salió increíblemente un número alto 140 pagó la jugada, por ahí dijeron - ¡es mi número cara.., recién sale, está que hace trampa la cochinada!, - ahí me di cuenta de la secuencia que hacía, quería marearte, bajarte la guardia y es ahí donde debías apostarle, no le ganarás mucho pero al menos no te quitará tu plata. El afán de querer ganarle dinero de golpe puede estar en tu contra, muchos caían en eso.
La secuencia se repetía y sabía que ahí debía atacarle, muchos entraban confiando en su suerte y le ponían, a veces atinaban y hacían su negocio sin contrariedad pero eso no se presentaba todos los días, tenía que ser estratégicos, grabarse los números, algunos apuntaban las jugadas, bien, pero la mente es más rápido cuando se trata de darle en el blanco, era cuestión de tener pulso. No había duda que era un excelente juego, muchos perdían en el acto, y las ganas de regresar para cobrarse la revancha no se hacía esperar. El campeón del derby observaba, ya era un ángel, no tenía ganas de seguir jugando, estaba saciado con su billete ese día, de repente sonó su celular, - mi suegra dijo -, causó risotadas de nuevo, ya se había enterado que ganó billete y quería que regrese a su casita pronto ¡Qué familia! decían por ahí. En mi caso le había ganado 4 soles, estuve algo de 50 minutos batallando, me hizo la guerra tratando de quitarme mis únicos 10 soles como siempre pero salí airoso ese día, el campeón al verme me dijo. - Oe chico, no confíes en tu suegra ok - mientras el ambiente se alborotaba de risa.