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Las tribus sunitas iraquíes, muy solicitadas por las autoridades para combatir al grupo Estado Islámico (EI), son blanco de los yihadistas, decididos a amedrentarlas a golpe de ejecuciones masivas.
Desde finales de octubre, el EI ha ejecutado a cientos de miembros de la tribu Albunimer, pero estas matanzas podrían tener el efecto contrario y fomentar la resistencia.
El nuevo primer ministro iraquí, Haidar Al Abadi, espera que la tribu desempeñe un papel de primer plano en la reconquista de las regiones que se encuentran bajo el yugo de este grupo sunita radical desde junio. Abadi intenta ampliar al máximo las filas antiyihadistas y aliarse con una parte de los sunitas, minoritarios en el país y marginados durante el mandato de su predecesor.
En las últimas semanas, Haidar Al Abadi ha multiplicado las reuniones con los jefes tribales en Irak y en la vecina Jordania. "Abadi está convencido de que el papel de las tribus es fundamental en la lucha contra el terrorismo", explicó a la AFP Rafid Juburi, su portavoz. "Las reuniones con los jeques tribales continúan y el primer ministro recibió a por lo menos cinco delegaciones de Al Anbar, Mosul y Saladino en dos semanas", tres provincias muy afectadas por la ofensiva yihadista, precisa.
En una de estas reuniones, Abadi afirmó que su gobierno estaba dispuesto a responder a las demandas de las tribus "en armas y municiones".
Pero el EI contraatacó, con la matanza de hombres, mujeres y niños de la tribu Albunimer en la provincia de Al Anbar, al oeste de Bagdad. Algunos miembros de esta tribu luchan en las filas de las fuerzas de seguridad y forman parte de las milicias antiextremistas Sahwa.
El jeque Naim Al Kuoud Al Nimrawi, uno de los jefes de los Albunimer, criticó la incapacidad del gobierno para prevenir las matanzas. "Hemos pedido a Haidar Al Abadi y a su adjunto Saleh Al Mutlak que ayudaran a nuestra tribu, sin resultado alguno", lamenta. También acusa a los líderes religiosos sunitas de "matar con su silencio".
- "La rendición no es una opción" -
El diputado Ghazi Faisal Al Kuoud, otro jefe de la tribu Albunimer, es más optimista y asegura que Abadi aceptó suministrar armas y hombres para ayudarles a defenderse.
La conmoción provocada por estas ejecuciones y la incapacidad de las autoridades para acabar con ellas pueden frenar el apoyo tribal al gobierno, advierten varios expertos. "Esto complicará los esfuerzos del gobierno y de Estados Unidos para aliarse con otras tribus", asegura Kawa Hasan, investigador del Carnegie Middle East Centre de Beirut. Según él, los yihadistas no buscan sólo matar a sus enemigos, sino que "quieren demostrar a los sunitas que el gobierno es débil y no puede proteger a los que se oponen al EI, de que el ejército está desmoralizado".
Sin embargo, la campaña podría tener el efecto contrario, adelanta Nathaniel Rabkin, redactor jefe de Inside Iraqi Politics.
Los Albunimer "parecen seguir combatiendo en otras zonas de Al Anbar" y "se comenta que el gobierno distribuyó armas a miles de combatientes tribales", explica. "Finalmente, estas atrocidades podrían convencer a otras tribus de que la rendición no es una opción en el combate" contra el EI, estima Rabkin.
El jeque Omar Al Alwani, de la tribu Albunimer, ahonda en lo mismo: "Algunos creyeron que la guerra (del EI) iba a traer la victoria a los sunitas, pero ahora están convencidos de que asisten sobre todo a una matanza de sunitas". Según él, unos miembros de tribus de la región del Kurdistán iraquí llegaron a la zona para vengar la matanza. "Todas las tribus de Al Anbar se han unido contra este crimen, que provocó la muerte de niños", abundó.