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Testimonios silenciosos de épocas pasadas en nuestros pueblos
Allá por 1917, hace ya 93 años, arribaba a Patagones una nueva familia que iba a integrarse a la sociedad maragata, el matrimonio estaba compuesto por doña María Montalte y por don César Pozzo Ardizzi, familia que con el correr del tiempo se iba a completar con el nacimiento de seis hijos.
Este matrimonio procedía de la localidad de Aparicio, (en la provincia de Buenos Aires) y ubicada en las inmediaciones de las localidades de Tres Arroyos y Coronel Dorrego.
El novel matrimonio traía, entre sus pertenencias, tres carretas que iban a utilizar en su trabajo que sería el de transportar lanas y cereales entre Carmen de Patagones y Stroeder, debemos recordar que en ese tiempo no existían en estos lugares otras formas de transporte.
De las tres grandes carretas mencionadas, la más destacada era, por ser la de mayor tamaño, la que don César Pozzo Ardizzi había denominado “La Pichona”.
Estaba construida de madera prácticamente indestructible y, en especial sus enormes ruedas traseras, cuyo diámetro, de tres metros, eran especiales para vadear riachos y arroyos.
“La Pichona” era tirada por dieciséis zainos a quienes don. César había dado un nombre y a quienes individualizaba de memoria. Se dice que don César jamás castigó con látigo a sus caballos, sino que los animaba dibujando círculos en el aire con el gran látigo cuyo cabo solamente, medía 150 centímetros.
El viaje Patagones–Stroeder o viceversa era realizado en cinco días, mientras el clima fuese propicio. En caso que hubiese inclemencias, este viaje se estiraba hasta en 20 días.
Con el advenimiento del ferrocarril y las rutas, el abaratamiento de los costos del transporte y la disminución del tiempo de viaje, “La Pichona” pasó a descansar al paraje conocido como “Cañada Honda”, durante muchos años, hasta que un buen día del año 1969, fue traída nuevamente a Carmen de Patagones en calidad de testimonio histórico y fue ubicada en un lugar céntrico de la ciudad.
Pronto y “por razones de infraestructura fue trasladada a otro lugar”, el predio conocido como Club Tradicionalista “Fuerte del Carmen” y hoy se encuentra abandonada. Es un jalón de la historia de Patagones.
Esta carreta llevaba un cartel que y que rezaba:
“SOY LA PICHONA DE CÉSAR POZZO ARDIZZI”
La carreta fue construida muchos años antes del 1900
Está triste “La Pichona”
La han echado en el olvido
Entre hierros retorcidos
Entre escombros y entre yuyos
La que antes era el orgullo
De César y de María
Ha perdido su valía
Le han quitado hasta el honor.
Aún late su corazón
Pues no ha muerto todavía.
El presente ferroviario
Un día le dijo basta
Y se fue para “las casas”
En el último tirón.
El futuro del camión
borró su historia de huellas,
cambió las sendas de tierra
por descanso y por quietud,
y nunca más fue virtud
su destino de carreta.
“La Cañada” la acunó
en su regazo materno
y dieciséis zainos fueron
curtida guardia de honor
¡Tanto halago recibió
a lo largo de su sueño,
de los pájaros, del viento,
de los árboles y el Sol!.
Aquel que siempre envidió
Veintidos rayos eternos.
“La Pichona” está muy triste
y quiere volver al pueblo.
Para los chicos ser juego.
Recuerdo para los grandes.
Para todos estandarte
Lleno de huella y de Patria.
“La Pichona” condenada
en un mísero rincón
quiere que escuchen su voz
los que nunca escuchan nada.
...“Para que me habrán traido
si me han dejado olvidada.
Fui feliz en “La Cañada”,
fui feliz en el camino
y fui feliz en el sitio
donde todos me admiraban.
Si hoy no sirvo para nada
entre basura y desechos,
que me lleven al repecho
o me vistan de mortaja”...