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De un tiempo a esta parte la práctica del parapente se ha ido popularizando. Las excelente geografía mendocina posibilita hallar gran variedad de lugares donde puede realizarse este deporte
El Turismo aventura en Mendoza cuenta con una estrella aparecida no hace mucho tiempo. En los últimos años, la práctica del parapente ha ido ganando cada vez más adeptos. Deporte nacido de la inventiva de los escaladores, quienes buscaban un procedimiento rápido de descender los picos que recién habían escalado, muy pronto comenzó a ser practicado independientemente del escalamiento de cerros. La idea era sencilla y genial, adaptar un paracaídas, dándole la forma de un ala para conseguir mayor maniobrabilidad, y así poder controlar una caída que con un paracaídas normal sería recta.
Gracias a los desarrollos tecnológicos, en especial los nuevos materiales como la fibra de vidrio y el aluminio posibilitan fabricar equipos de muy bajo peso; habiendo algunos de hasta ocho kilos. En caso de que nunca haya practicado esta actividad, no debe desalentase, es posible realizarlo en un parapente biplaza, es decir acompañado por un instructor quien controlará el vuelo. La geografía mendocina es perfecta para este deporte, pues sus característicos vientos y desniveles del terreno posibilita mantenerse en el aire por mucho más tiempo que en otras partes del mundo.
Los expertos consideran que el parapente es un desafío sin riesgos. Las empresas operadoras que se especializan en esta actividad ofrecen el traslado en camionetas 4x4 hasta el punto de despegue. Cerca de la ciudad de Mendoza, a tan sólo 5 km, es posible volar en parapente desde el Cerro Arco, un sitio cada vez más popular por la gran calidad del vuelo que pueden lograrse en cuanto a altura y tiempo, y la cercanía a la ciudad. Así, los fines de semana encontraremos decenas de aventurados pilotos quienes vuelo tras vuelo se maravillan con la magnificencia del paisaje mendocino.
La práctica del parapente es ideal para todas las edades, sin restricciones de sexo, edad o peso. En caso de no tener el equipo adecuado, es posible alquilarlo. La regla obligatoria es realizar la charla de seguridad y el entrenamiento previo al vuelo. El vuelo en parapente se realiza a una velocidad máxima de unos 60 km/h, y a una velocidad mínima de unos 25 km/h. Naturalmente, el vuelo tiende a descender, pero es la pericia del piloto la que detectará las corrientes ascendentes, aprovechándolas para ganar altura. Lo ideal es que el viento no supere los 20 km/h. Sin lugar a dudas, el parapente es una de las opciones del turismo aventura en Mendoza más populares y accesibles.