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Disminuir en general el comercio entre Estados Unidos y China tendrá un impacto en los puertos
Aventis
INdonesia y Australia, reciben por ciclos el vino californiano y, el consumidor asiático es buen catador y lo adquiere a un precio muy económico. Las uvas son muy apetecidas por su carácter antioxidante y los minerales que posee junto la almendra. el puerto de Los Ángeles es el núcleo del comercio entre EE UU y China. El puerto conjunto de Los Ángeles y Long Beach es el más grande de EE UU, juntos mueven más de 14 millones de contenedores al año, el 30% de la actividad portuaria del país. Es la puerta de Asia, y de su buena salud dependen hasta 2, 8 millones de empleos en todo el país, según estimaciones del puerto.
Disminuir en general el comercio entre Estados Unidos y China tendrá un impacto en los puertos y en las empresas de logística. Ahora mismo, las consecuencias (de la escalada de aranceles) son precios más altos, pero si esto acaba resultando en una disminución de los encargos, se va a sentir aquí, en la gente que sube y baja los contenedores de los barcos”.
China pasó a represaliar otros 106 productos. Entre ellos la soja (que afecta directamente a las zonas rurales del Medio Oeste que votaron por Trump), coches, productos químicos y algunos materiales aeronáuticos. En total afecta a exportaciones por valor de 50.000 millones de dólares. La retórica acompaña: “China no quiere una guerra comercial, pero no le tiene miedo”, es la posición oficial de Pekín.
El lunes, las almendras. El miércoles, la soja y los coches. Mañana puede ser el iPhone o las películas. China se sopla una pestaña y la primera potencia agrícola de Estados Unidos se pone a resguardo. Los agricultores de Fresno son el canario en la mina sobre las consecuencias de una guerra comercial de verdad. Los estibadores del puerto van después. No hay mucho tiempo para reconducir la situación. Las naranjas se cosechan en mayo. Y eso no se cambia con un tuit.
y genera 46.000 millones de dólares anuales. California exporta a China por valor de 2.000 millones. Los principales productos son pistachos (530, 5 millones de dólares en exportaciones a China en 2016), almendras (518, 1 millones), vino (161 millones), naranjas (133 millones), uvas de mesa (86, 5 millones) y nueces (78 millones). Todo esto junto es apenas una pincelada en las exportaciones de Estados Unidos a China (130.000 millones de dólares en 2017), pero las consecuencias de entorpecer su comercio son muy reales.
. El golpe de China llega en un momento muy delicado. “Estamos a punto de entrar en el pico máximo de producción”, advierte Jacobsen. En estas semanas es cuando empiezan contratar masivamente para la recolección de uvas. La fruta se recoge entre mayo y septiembre. La temporada de frutos secos empieza a mediados de julio. “Siempre que hay una disputa comercial, se meten con la agricultura de California”, se queja Jacobsen. “Es uno de los pocos sectores que tiene superávit comercial, somos un póster de Estados Unidos y es donde pueden hacer daño”.
Los aranceles, afectaran los mercados de exportación y, sobre todo, a los productores de maíz y uvas. Luego vendría los granos, algo impactante en argentina por su situación de proveedor y, los gobiernos argentinos han sido muy adversos a su propia verdad. El director de comercio internacional de la Secretaría (Ministerio) de Agricultura de México, Raúl Urteaga, indicó a Reuters que México "por el momento" no está apuntando a los granos estadounidenses. Pero se negó, en cambio, a descartar tal medida en el futuro, añadiendo que México estaba buscando proveedores alternativos. Un funcionario de la Secretaría de Economía declinó aclarar si los funcionarios estaban estudiando o no los aranceles a los granos procedentes de EE UU.
La decisión de no imponer aranceles al maíz y soja estadounidenses como parte de la represalia anunciada por México la semana pasada tenía el propósito de mantener opciones en la mesa negociadora en tanto que sigan en marcha las conversaciones para modernizar el TLC. Que ya se firmó. También evitar perjudicar al consumidor mexicano con precios más altos, según remarca una fuente comercial familiarizada con el asunto. Una de las principales preocupaciones de México es la decisión de Trump de iniciar una investigación de seguridad nacional sobre las importaciones de vehículos y autopartes. La simple amenaza ha sembrado el temor en el país latinoamericano, cuyas exportaciones al vecino del norte dependen, en gran medida, de la industria automotriz.
En las últimas dos décadas, los granos baratos procedentes de EE UU han contribuido al crecimiento del sector ganadero de res de México, devenido en un importante exportador mundial. Si se impusieran aranceles mexicanos de represalia a la soja y al maíz, la industria tendría que esforzarse —previsiblemente, con el apoyo de las autoridades mexicanas— por encontrar suficientes proveedores alternativos sin afectar a su estructura de costos, algo harto complicado.
No hay una posibilidad real de sustitución de estos dos productos a corto plazo. Las implicaciones son clarísimas. En el caso de carne de cerdo y de res el impacto en materia de costos sería brutal y eso se transferiría primero que nadie al consumidor mexicano, ha aseverado Mariano Ruiz-Funes, un ex subsecretario de Agricultura.
De la Vega afirma que se está evaluando con la Secretaría de Economía la posibilidad de abrir una amplia cuota libre de aranceles para atraer importaciones de otros proveedores y contrarrestar el mayor costo de los granos estadounidenses: exactamente lo que hizo la semana pasada con la carne de cerdo.
El valle central de California es el mayor productor agrícola de Estados Unidos
El maíz sudafricano, también es punto de encuentro entre los comercios globales.
Aventis
Uvas de California, el fruto apetecido por griegos y portugueses
Indonesia y Australia, reciben por ciclos el vino californiano y, el consumidor asiático es buen catador y lo adquiere a un precio muy económico. Las uvas son muy apetecidas por su carácter antioxidante y los minerales que posee junto la almendra. el puerto de Los Ángeles es el núcleo del comercio entre EE UU y China. El puerto conjunto de Los Ángeles y Long Beach es el más grande de EE UU, juntos mueven más de 14 millones de contenedores al año, el 30% de la actividad portuaria del país. Es la puerta de Asia, y de su buena salud dependen hasta 2, 8 millones de empleos en todo el país, según estimaciones del puerto.
Disminuir en general el comercio entre Estados Unidos y China tendrá un impacto en los puertos y en las empresas de logística. Ahora mismo, las consecuencias (de la escalada de aranceles) son precios más altos, pero si esto acaba resultando en una disminución de los encargos, se va a sentir aquí, en la gente que sube y baja los contenedores de los barcos”.
China pasó a represaliar otros 106 productos. Entre ellos la soja (que afecta directamente a las zonas rurales del Medio Oeste que votaron por Trump), coches, productos químicos y algunos materiales aeronáuticos. En total afecta a exportaciones por valor de 50.000 millones de dólares. La retórica acompaña: “China no quiere una guerra comercial, pero no le tiene miedo”, es la posición oficial de Pekín.
El lunes, las almendras. El miércoles, la soja y los coches. Mañana puede ser el iPhone o las películas. China se sopla una pestaña y la primera potencia agrícola de Estados Unidos se pone a resguardo. Los agricultores de Fresno son el canario en la mina sobre las consecuencias de una guerra comercial de verdad. Los estibadores del puerto van después. No hay mucho tiempo para reconducir la situación. Las naranjas se cosechan en mayo. Y eso no se cambia con un tuit.
El valle central de California es el mayor productor agrícola de Estados Unidos y genera 46.000 millones de dólares anuales. California exporta a China por valor de 2.000 millones. Los principales productos son pistachos (530, 5 millones de dólares en exportaciones a China en 2016), almendras (518, 1 millones), vino (161 millones), naranjas (133 millones), uvas de mesa (86, 5 millones) y nueces (78 millones). Todo esto junto es apenas una pincelada en las exportaciones de Estados Unidos a China (130.000 millones de dólares en 2017), pero las consecuencias de entorpecer su comercio son muy reales.
. El golpe de China llega en un momento muy delicado. “Estamos a punto de entrar en el pico máximo de producción”, advierte Jacobsen. En estas semanas es cuando empiezan contratar masivamente para la recolección de uvas. La fruta se recoge entre mayo y septiembre. La temporada de frutos secos empieza a mediados de julio. “Siempre que hay una disputa comercial, se meten con la agricultura de California”, se queja Jacobsen. “Es uno de los pocos sectores que tiene superávit comercial, somos un póster de Estados Unidos y es donde pueden hacer daño”.
Los aranceles, afectaran los mercados de exportación y, sobre todo, a los productores de maíz y uvas. Luego vendría los granos, algo impactante en argentina por su situación de proveedor y, los gobiernos argentinos han sido muy adversos a su propia verdad. El director de comercio internacional de la Secretaría (Ministerio) de Agricultura de México, Raúl Urteaga, indicó a Reuters que México "por el momento" no está apuntando a los granos estadounidenses. Pero se negó, en cambio, a descartar tal medida en el futuro, añadiendo que México estaba buscando proveedores alternativos. Un funcionario de la Secretaría de Economía declinó aclarar si los funcionarios estaban estudiando o no los aranceles a los granos procedentes de EE UU.
La decisión de no imponer aranceles al maíz y soja estadounidenses como parte de la represalia anunciada por México la semana pasada tenía el propósito de mantener opciones en la mesa negociadora en tanto que sigan en marcha las conversaciones para modernizar el TLC. Que ya se firmó. También evitar perjudicar al consumidor mexicano con precios más altos, según remarca una fuente comercial familiarizada con el asunto. Una de las principales preocupaciones de México es la decisión de Trump de iniciar una investigación de seguridad nacional sobre las importaciones de vehículos y autopartes. La simple amenaza ha sembrado el temor en el país latinoamericano, cuyas exportaciones al vecino del norte dependen, en gran medida, de la industria automotriz.
En las últimas dos décadas, los granos baratos procedentes de EE UU han contribuido al crecimiento del sector ganadero de res de México, devenido en un importante exportador mundial. Si se impusieran aranceles mexicanos de represalia a la soja y al maíz, la industria tendría que esforzarse —previsiblemente, con el apoyo de las autoridades mexicanas— por encontrar suficientes proveedores alternativos sin afectar a su estructura de costos, algo harto complicado.
No hay una posibilidad real de sustitución de estos dos productos a corto plazo. Las implicaciones son clarísimas. En el caso de carne de cerdo y de res el impacto en materia de costos sería brutal y eso se transferiría primero que nadie al consumidor mexicano, ha aseverado Mariano Ruiz-Funes, un ex subsecretario de Agricultura.
De la Vega afirma que se está evaluando con la Secretaría de Economía la posibilidad de abrir una amplia cuota libre de aranceles para atraer importaciones de otros proveedores y contrarrestar el mayor costo de los granos estadounidenses: exactamente lo que hizo la semana pasada con la carne de cerdo.
El golpe de China llega en un momento muy delicado
El maíz sudafricano, también es punto de encuentro entre los comercios globales.