Vivimos tiempos difíciles, donde la manipulación, el control, la verdad y la mentira, nunca estarán al alcance de la población, sólo para unos cuantos “privilegiados” y a veces ni eso. El uso de técnicas de control de masas (ya hablaré en otro artículo) hace, que todo el intrincado mundo de la política sea cada vez más difícil de entender y sobre todo de creer.

En un mundo, cada vez más globalizado y tecnológico, donde la información llega a través de nuestras pantallas y las noticias las escriben personas afines a partidos políticos o empresas “compradas” por estos para divulgar su verdad, que no es lo mismo que la verdad, hace que estemos en una constante expectación y como no, nos dividamos según nuestros ideales, algo así, como extremistas que defienden una causa sin saber porque luchan o en que creen realmente.

Esta claro que, somos un país cada vez mas adoctrinado, buscamos lo fácil, lo hecho y no a todos, pero la verdad, a veces, ni nos interesa. Ejemplos claros los tenemos en plena pandemia, que ha puesto en jaque este negocio tan lucrativo, más que nada, porque se está viendo la incompetencia, el desprecio a la población, la escasez de valores y principios y como no, el individualismo político, los cuales, son incapaces de trabajar por el bien de la población.

Los dirigentes políticos siempre nos cuentan sus verdades para seguir captando adeptos. Que, si no hay vacunas por una mala gestión, se han vendido 30.000 dosis, el plan de vacunación nacional no se esta llevando a cabo porque hay “personas” que miran más por su interés que por el de la población, no se administra la vacuna a las personas que realmente lo necesitan, ya no solo como profesionales, si no, a personas que por el plan de vacunación les tocaba, pero por arte de magia estas han desaparecido, antes de verano estará el 70% de la población vacunada, cuando en España rondamos los 47 millones de personas y a día de hoy se ha vacunado al 2, 34% de la población con la primera vacuna….y obviamente, todas estas noticias tienen varias verdades, dependiendo de lo que uno quiera creer.

Es incomprensible como se juega con la salud y por ende con la verdad. Esta, es algo intrínseco, no hay medias tintas, no hay dobles verdades, solo hay una. Pero parece ser que, a nuestra cúpula política, sólo le interesa una cosa y como en todos los casos, es seguir en el poder, pisando y mintiendo a cualquier precio, traicionando sus principios y valores, pactando o creando gobiernos de la mentira y ojo, están todos en el mismo saco.

Cuando los valores y principios no son adquiridos o se van perdiendo por el camino ¿En qué tipo de persona te conviertes?

No hay que olvidar que, cuando el foco del interés político se centra en un tema en concreto, nos podemos encontrar por otras vías, como se hacen reformas, aprueban Leyes, Reales Decretos, Decretos y cualquier otra herramienta legislativa que proporciona o elimina cierto tipo de poder a los Gobiernos y que, en ocasiones, estas adquisiciones o eliminaciones, son encubiertas, ya no sólo por ellos mismos, si no por un gran número de medios de comunicación.

En el caso, de que un valiente lo saque a la luz, inmediatamente comienza una campaña desprestigiando a esa persona o medio, restándole valor a su verdad y proporcionando una totalmente contraria, haciendo dudar a la población.

Una persona, podríamos decir que se rige por una serie de principios y valores que normalmente se forjan desde la infancia (6-11 años) hasta la juventud (11-26 años) en el hogar, Colegio, Instituto, Universidad, grupo de iguales…en definitiva, durante su desarrollo cognitivo y psicológico. Pero ¿qué pasa cuando no se aprenden o los vas perdiendo por el camino? Solo hay que pensar que clase de personas y políticos nos gobiernan y que las verdades no son tan verdades y las mentiras no tan mentiras.

La conclusión está clara: la verdad está en el conocimiento, en el saber hacer, en los principios y valores que definen a la persona, en la lectura, en las preguntas, en las buenas prácticas, en la cultura, en las inquietudes y como no, en el bien común.

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