La mentira no le resulta ajena, recurre a ella cada vez que se le antoja, e incluso siendo consciente de que ya no engaña a nadie. Es evidente que detrás de la costumbre de mentir compulsivamente que este político tiene se esconde el deseo de obtener algo; una carrera, un master, ser presidente de su partido.

Esta tendencia a mentir puede colocarle en situaciones ridículas y llevarle a inventar historias insostenibles como que los proetarras y los batasunos, apoyados por Podemos y otros antisistemas, impiden las libertades y los derechos democráticos, simplemente porque le han abucheado cuando pretendía lucirse en la plaza del ayuntamiento en plenos sanfermines (democracia es poder expresar las propias ideas, pequeño intolerante). Otra tontaina es afirmar que Pedro Sánchez en conchabanza con Quim Torra quiere asegurar el procés independentista de Cataluña, hecho que según este espantajo del cálculo político, aviva lo que pasa de forma más silenciosa en Navarra o el País Vasco. Y no olvidemos cuando decía que un pacto de perdedores era poco regenerador y ridículo y tiende ahora la mano a Cospedal y Margallo para proclamarse vencedor pese a haber quedado por detrás de Sáenz de Santamaría.

En este momento álgido de su carrera política, cuando se atreve ya hasta a quitarse la careta de demócrata, como en el programa del cacareador maxifascista, Federico Jiménez Losantos, desde donde se siente cómodo ante tanta carencia de pluralismo y tolerancia ha llegado a soltar perlas intemperantes contra los movimientos sociales en la calle tales como que el 15M es una revolución de jóvenes con tendencia capitalista por la ausencia de expectativas a tener, por ejemplo, esa segunda vivienda que habían tenido sus padres. Y lo que es más osado e inverosímil, ha cargado también contra la ideología de género, de la que opina que no es sino una división inútil de las características de roles de cada uno, un movimiento sectorial que no hace honor a los principios del hombre. Está claro que un fabulador, aunque sepa que lo han calado, puede seguir maniobrando y complicando aún más su narración con tal de incendiar la realidad.

Está claro que un fabulador, aunque sepa que lo han calado, puede seguir maniobrando y complicando aún más su narración con tal de incendiar la realidad

Para este oportunista, mentir se convierte en un hábito, es su forma de relacionarse con la sociedad, con sus votantes, con sus compañeros, con su partido. Esta persona no sólo siente la necesidad de abrasar las situaciones que están en su contra para encumbrarse, sino también de manipular los pequeños detalles, porque es ahí donde gana crédito con ello. Está claro que este aplicado experto de la coyuntura debe sentirse raro diciendo la verdad, porque sólo se siente complacido mintiendo y calcinando la noticia.

Pero si esto es lo que quiere el votante popular, que se lo coman con patatas, como diría Rajoy, porque España no necesita más pirómanos en la escena política, con Rivera basta y sobra para mantener el fuego encendido las próximas tres décadas; ahora lo que este país necesita es empleo de calidad, políticas activas sociales, acabar con el fracaso escolar, encontrar niveles adecuados de inversión, invertir en I+D, recuperar el modelo sanitario desmantelado por la derecha española, potenciar los sectores punteros en industria, reformar la Constitución, salvaguardar los derechos de la mujer y fomentar la igualdad, y decenas de problemas más que asolan hoy nuestra sociedad, necesarios y urgentes, y no andarse con subterfugios, mentiras y calumnias para que un pelagatos consiga lo que codicia.