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Calidad de Vida Amistad: ¿cómo es el vínculo después de los 30? La mejor amiga suele ser una persona que te acompaña desde la adolescencia o la universidad pero, ¿qué pasa si te haces íntima de tu compañera de trabajo, las mamás del jardín o tu vecina?
Amigas después de los 30: ¿es lo mismo?
Por Agustina Vissani
@agusvissani Hay quienes sostienen que las grandes amistades son esas que se forjan en la adolescencia. Están los que aseguran que sus "amigos de toda la vida" son aquellos en los que, de verdad, pueden confiar. "¡Nos conocemos desde el jardín de infantes!", "íbamos a la colonia juntos" o "era mi compañera de banco durante toda la secundaria" son algunas de las frases que usamos para presentar a esa persona que queremos tanto y que, desde hace tanto tiempo, es nuestra mejor amiga. Pero el paso del tiempo reduce la cantidad de esas amistades incondicionales con las que solíamos compartir todo. Si bien al terminar el secundario podés llegar a tener hasta veinte grandes amigos, al final de la universidad quedarán cuatro o cinco. Las circunstancias te van separando, algunos se mudan, se van a vivir afuera, se pegan demasiado a los amigos de su pareja, otros tienen hijos y las cosas empiezan a cambiar. De repente, te das cuenta de que a tu gran amiga (esa que pensás elegir como testigo de casamiento) no la ves hace cuatro meses y ya no sabés ni lo que piensa. Lo cierto es que al modificarse las prioridades y los horarios, las personas tienden a interactuar menos. Pero así como empiezan a diluirse algunos vínculos deberían comenzar otros. Encontrarse con una nueva amiga del alma con quien compartir la vida, descubrir personas con las que compartís valores e intereses. Y acá surge el debate: ¿es posible hacerse amigos del alma después de los 30? Es cierto que ya no tenemos tanto tiempo libre como cuando éramos chicos y pasábamos tardes enteras (semanas enteras) con nuestros amigos. Es verdad que estamos en otra etapa en la que las responsabilidades y obligaciones no dejan ni un resquicio para invertir en una nueva amistad. Además, hay quienes sostienen que el tiempo es la condición para que se consolide una amistad y, según esta teoría, al hacerse amigos "de grandes" el vínculo alcanzaría profundidad (esa que tienen los mejores amigos) recién a los 40 o a los 50. Por otro lado, a partir de los 30, la gente se vuelve más selectiva y no soporta a los egocéntricos, ni a aquellos que sólo se dedican a contar sus problemas. La escala de valores está asentada y tenés claro con quién querés compartir tu vida y a quiénes preferís evitar. Así y todo, hay situaciones y causalidades que hacen de la amistad después de los 30 un lugar común.
Entonces, ¿cómo es la amistad después de los 30? La amistad que establecemos a partir de esa edad tiene una gran intensidad basada mayormente en los intereses o etapas en común: la crianza de los hijos o la soltería, compartir la carrera o un proyecto laboral, la posibilidad de viajar o salir con mayor libertad - tanto económica como personal. Por otra parte, a partir de los 30 años el tiempo ya es tirano y, a diferencia de la adolescencia, en la que estar y vernos con nuestras amigas de siempre era casi la actividad central, ahora debemos repartirnos entre múltiples compromisos y responsabilidades. Muchas veces nos vemos en situación de elegir más selectivamente con quién compartir nuestro tiempo, puesto que la vida social es ahora un aspecto más de nuestra actividad cotidiana. En esta etapa solemos tener más claro quiénes somos, qué queremos, hacia dónde vamos. No siempre las amistades de la adolescencia "sobreviven" a la definición de cómo cada uno quiere vivir su vida. A veces, los caminos se separan y uno se siente mucho más próximo y comprendido por una amiga "nueva" que por una "de siempre". Es habitual que esto genere ciertos roces o dificultades para integrar amigos y amigas de diferentes ámbitos. No obstante, es importante que cada uno conserve su lugar: ese es el valor de la amistad.
Catálogo de nuevas amistades Las del trabajo El 65 por ciento de los argentinos tenemos verdaderos amigos en el trabajo
Una encuesta de trabajando.com afirmó que el 65% de los argentinos tenemos verdaderos amigos en el trabajo. Y no es difícil creer en los resultados de este estudio ya que, en definitiva pasamos ocho horas diarias con ellos y, a veces, más. Compartimos jornadas, almuerzos y horas extra. Nos aconsejan, nos ayudan a resolver, nos pasan datos, están siempre. Además, muchas veces el hecho de compartir vocación, horarios e intereses (aunque hay veces que nuestro trabajo no nos interesa) ayuda a formar el vínculo. Es que terminamos tomándole el gustito a los "after-office" y casi sin darnos cuenta nos encontramos invitándolas a nuestros cumpleaños y hasta organizando salidas de fin de semana. La oficina puede convertirse en una usina de amistades, un espacio de encuentro obligado donde nacen y crecen relaciones que trascienden lo laboral.