¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Eduardo Ramos Campagnolo escriba una noticia?
Si alguien se pregunta que significado tiene la imagen de la fotografía con lo que voy a escribir, le aclaro que casi ninguno, simplemente me gustó la belleza del bosque encantado en el que habitan las hadas, los duendes y los gnomos. El bosque es su hogar, un hogar fantástico y por lo tanto ideal, bello e inocente; muy distinto a los hogares en los que conviven los seres humanos, bosques en los cuales se puede extraviar el amor.. Hogar, casa y familia son casi sinónimos cuando nos referimos al núcleo que integran los esposos, sus hijos, nietos y en el que también a veces conviven los abuelos y en otros yerno o nuera. Y la buena convivencia no es algo fácil de lograr ni fácil de mantener debido a que los seres humanos somos naturalmente imperfectos, con virtudes, pero también con defectos. Y los hogares, las familias se construyen a partir de la pareja, esposo y esposa, un hombre y una mujer, ese es mi criterio del matrimonio. Matrimonio que se concreta con la esperanza de ser felices para siempre conservando el amor y la pasión del noviazgo. Esa es la intención aunque algunos terminen teniendo en común solo la vivienda que los cobija. ¿Cuanto dura el amor? ¿Como se sostiene en el tiempo? Veamos algunas de las situaciones que lo desgastan; las jornadas de muchas horas de trabajo, el doble empleo o triple y las dificultades económicas. La mujer que trabaja lo hace doblemente, en su empleo y en los quehaceres de la casa, si no tiene empleada que los realice; en efecto, debe lavar las ropas (de todos), limpiar (la casa que habitan todos) cocinar (la comida para todos) planchar, reparar, ayudar al nene el los deberes, llevarlo a la escuela, hacer los mandados...y la lista continúa. No es común que el marido o los hijos colaboren en estas tareas y eso nos habla de un maltrato a" la madre de familia" .Y en nuestros días son muchas las mujeres que trabajan, la mayoría. Otra cuestión que desgasta a la relación de pareja es una costumbre muy común en casi todos las personas, hablar sin escuchar, no hay comunicación; solo pretendemos imponer nuestro criterio en el duelo verbal, no solo no sabemos escuchar, directamente no escuchamos a nuestro interlocutor, cuando el/ella habla estamos pensando qué responder para ganar esa competencia dialogada. y allí surgen los malentendidos. Peleas y ataques verbales que al final culminan cuando ambos se refugian tras un muro de silencio, mascullando su enojo. Las palabras una vez que fueron arrojadas ya no se pueden recoger, lo dicho, dicho fue y la herida que producen no siempre cierra. Y hay palabras que ofenden tanto que no se olvidan nunca. La infidelidad también es síntoma que el matrimonio no funciona correctamente, y puede ser ocasional o regular y los motivos de la infidelidad pueden ser la venganza, el sexo, el dinero o el amor ( o un mix de varias). ¿Se debe perdonar la infidelidad?...si me traicionó es porque no me quiere? o...si es cierto que tanto la quiero debo perdonarla/o? Hay infidelidades light como la visual, verbal o de pensamiento, socialmente aceptadas en una sociedad machista como la nuestra, pero aceptadas solo para el hombre, no es lo mismo que un hombre mire a una mujer, que una mujer mire a un hombre...si una mujer exclama: ¡Como me gusta Brad Pitt! es escandaloso, si un hombre dice: ¡Que mujer es Angelina Jolie! solo está diciendo una verdad: que Angelina es linda mujer y deseable. Otro motivo que erosiona al matrimonio es la cuestión sexual, y sin intentar parecerme a Alejandra Rampolla diré que hay mucha ignorancia en el tema. increíblemente en el siglo XXI. Parejas que llevan varios años de casados encuentran en la monotonía sexual un gran enemigo y ni que hablar si uno quiere mayor frecuencia y el otro no! Hoy en día está de moda que los novios primero construyan su casa, consigan ambos empleos y luego de varios años de comprobar que la pareja funciona, se casan; han resuelto varios problemas y atacado un problema crucial en las relaciones de pareja: la cuestión de los problemas económicos que tanto preocupan a los cónyuges y terminan minando la relación al producir discusiones permanentes. Pero si de resolver los problemas de la convivencia en el matrimonio se trata, hay que destacar algunas claves; muchas personas no ven lo que su cónyuge hace, las buenas cosas, nos creemos que solo nosotros hacemos el sacrificio. Otra clave consiste en comenzar los diálogos con respeto auténtico, si así lo hacemos es muy probable que terminen respetuosamente. Otra clave es no creer que el cónyuge ya sabe que lo valoramos, hay que decírselo, para que se sienta apreciado/a y necesitado/a. Hay expresiones no verbales que son más eficaces que las palabras, una caricia inocente, un beso tierno. Dedicarle tiempo al cónyuge también es importante. El tiempo no puede matar al amor, porque éste lo trasciende, somos nosotros los que podemos conducirlo a un bosque del cual no pueda encontrar la salida, extraviarse y jamás volver.