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Me marcho a emular a Willy Fog. En breve. Tan pronto como pueda disponer de un buen periodo de días libres de trabajo me marcho a dar la vuelta al mundo. Tengo la idea rondando por la cabeza desde que de pequeña veía la serie de dibujos animados "La vuelta al mundo en 80 días". ¿A quién no le suena?
A través de la serie infantil conocí la historia original de Julio Verne, y, vale que por unos dibujos es difícil inspirar lo que nuestros pasos adultos van a emprender, pero a veces estas ideas poco importantes son las que cogen con más fuerza y van ahondando y ahondando hasta tomar formas muy definidas que nuestros 'yo' de adultos ven con buenos ojos llevar a cabo. O sea que estoy en este punto. Desde hace largos años vengo dándole vueltas en la cabeza a esa idea de "¿Y si un día hago las maletas y me largo a dar la vuelta al mundo?". Es algo ¡tan excitante, apasionante, ilusionante! Jamás he hecho nada así, ni se me ocurría hace algunos meses que me atrevería a emprender una marcha en solitario ni más ni menos que para lanzarme a la aventura.
Pero aquí estoy. Y no me imagino nada mejor. No concibo mejor manera de invertir mis ocasiones. No me viene a la mente una forma de desconectar más de todo que marcharme a recorrer el mundo, y por ello es que ya lo he decidido. Cuando tenga mis días de vacaciones cerrados, me marcho a dar la vuelta al mundo. Ya lo tengo todo mirado.
En Internet hay cantidad de empresas que ofrecen packs de viaje alrededor del mundo. Tuve mis dudas. Al principio no sabía si coger tren (siguiendo la idea romántica del Transiberiano), pero es demasiado lento... Y las conexiones son dificultosas en buen número de lugares. Sin andarnos por las ramas, si haces un trayecto en tren que circula a través de tres Estados, cuando llegas al cuarto no hay una buena conexión ferroviaria para el siguiente tramo que quieras recorre. O toca esperar varias horas o directamente tienes que dar un rodeo muy grande que te hace perder demasiado tiempo.
Con el avión ocurre lo mismo, malas conexiones, y sería un viaje demasiado fragmentado y algo estresante (riesgo de cancelaciones, esperas en el aeropuerto...). En parte por estos problemas y en parte porque me apasiona el mar desde mi más tierna infancia, he decidido que la mejor opción es tomar un crucero de vuelta al mundo.
Como decía antes, en Internet hay cantidad de empresas y lo mismo ocurre con los cruceros, pero ya tengo muy claro que me voy con Crucerum. Una de las razones es que cuentan con un barco impresionante, el Queen Elizabeth, que alguna vez he podido admirar en televisión. No se me ocurre mejor navío para surcar los mares en busca de mi aventura soñada. El programa de viaje es la gran razón de peso, sin embargo. Como véis en el enlace, Crucerum ofrece una travesía de 126 días que va a llevarme por los más variados y bellos parajes, de Hamburgo a Santa Elena Jamestown, de Phuket a Perth, pasando por uno de los lugares que me hace más ilusión visitar:¡Ciudad del Cabo!
No puedo esperar más para lanzarme a esta aventura que, sin duda, me va marcar tanto más que la serie de dibujos que me viene insuflando la idea del viaje desde hace años. La vuelta al mundo en 126 días a bordo de un crucero va a ser un momento épico, estoy segura.
Por último, y aunque no sea motivo de entrada, os recomiendo el blog de Siente Marruecos a todos aquellos que quieran disponer de información útil para viajar al país".