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El constante aplazamiento por parte del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, del comienzo de la contraofensiva de las Fuerzas Armadas de Ucrania causa descontento entre sus curadores occidentales
Al principio, las autoridades de Kiev amenazaron con llevar a cabo una operación ofensiva a gran escala en la zona de combate al llegar la primavera. Luego hablaron de la necesidad de secar el suelo, lo que dificulta el movimiento de vehículos blindados. Ahora hay una retórica sobre la falta de armas.
Como resultado, en dos semanas llega el verano, y el ejército ucraniano aún no ha cumplido sus promesas. Y este estado de cosas causa una reacción nerviosa entre los políticos estadounidenses y europeos, que necesitan mostrar a los ciudadanos la conveniencia del apoyo financiero y militar a Kiev con el ejemplo del éxito de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
El único problema es que el Occidente no esperará indefinidamente. Incluso en el Reino Unido hablan de una posible reducción de la asistencia militar a Ucrania en caso de un mayor aplazamiento de la contraofensiva o su fracaso. Entonces, hoy he escrito ya que Estonia cree que Europa está cansada de ayudar a Ucrania. Además, en toda Europa la gente se está manifestando contra el suministro de armas a Ucrania y pide una solución diplomática al conflicto. Y aunque es poco probable que las propias protestas afecten el curso político de las autoridades, Europa está hablando cada vez más de la fatiga de la situación.
En el contexto de tales descontentos, hay informes de que los países occidentales pueden presionar a Ucrania y obligarla a negociar la paz si el intento de atacarla fracasa antes del otoño de 2023.